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Carrera de obstáculos para las cooperativas no agropecuarias

Fuentes: Progreso Semanal

Las cooperativas no agropecuarias (CNA) en Cuba tuvieron su estreno en 2012, cuando se aprobó su existencia. Antes de ese momento las únicas cooperativas en la Isla operaban en el sector agropecuario. Desde entonces, las nuevas formas de gestión económica han visto sus alzas y bajas durante poco más de cinco años. En el caso […]

Las cooperativas no agropecuarias (CNA) en Cuba tuvieron su estreno en 2012, cuando se aprobó su existencia. Antes de ese momento las únicas cooperativas en la Isla operaban en el sector agropecuario. Desde entonces, las nuevas formas de gestión económica han visto sus alzas y bajas durante poco más de cinco años.

En el caso de las cooperativas agropecuarias ha destacado su eficiencia económica, especialmente en las conocidas Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), un poco menos en las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y casi nada en las estatales Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC). Esta fue una característica reflejada por varios años en las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

Pero al analizar la modalidad cooperativa fuera del sector agropecuario, se han perfilado deformaciones y obstáculos (al igual que para el resto del sector privado) que no han permitido su pleno despegue. La primera es la ausencia misma de una legislación integral para el sector cooperativo, que no diferencie entre las organizaciones agropecuarias y las del resto de las actividades permitidas, que organice las dispersas resoluciones y decretos sobre el tema, y que plantee una visión más amplia sobre lo que es en realidad una cooperativa y los beneficios sociales y económicos que de ella se derivan.

Una deformación adicional ha sido la existencia de las llamadas «cooperativas inducidas», casi todas en el sector gastronómico, que surgieron cuando el Estado dio en arrendamiento los locales de antiguas cafeterías y restaurantes (ineficientes y sin competencias para subsistir en un nuevo escenario económico) y dio a esos trabajadores la posibilidad de constituirse como cooperativa y seguir laborando allí. La otra opción era quedarse «disponible», como se denominó en 2011 a los empleados estatales que formaban parte del fenómeno de plantillas infladas y serían reubicados, o despedidos luego de tres meses de aseguramiento salarial si no les convenía el nuevo puesto ofrecido por el Estado. En este caso, fue a los trabajadores de esos locales a quienes primero se tuvo en cuenta para participar del experimento, categoría que todavía mantienen las CNA.

Otro de los inconvenientes, extendido en general para el sector privado, ha sido la ausencia de un mercado mayorista donde proveerse los insumos necesarios para un desempeño exitoso. Una de las más graves consecuencias de ese vacío ha sido que los negocios privados, CNA incluidas, compran sus proviciones en las tiendas minoristas a las que acude el resto de la población.

Tal concurrencia, por un lado, ha disparado los gastos de los privados que acceden a precios altos y sin posibilidades de descuentos, lo que a su vez incide en la proliferación del mercado negro, el aumento de la subdeclaración al fisco nacional y el incremento de los precios de sus bienes y servicios a la población. Por el otro, la alta demanda y grandes volúmenes de compra del sector privado ha evidenciado aún más la escasez y el desabastecimiento existentes con anterioridad, dejando al ciudadano con pocas oportunidades de acceder a productos de alta demanda.

Precisamente en esa confluencia entre cooperativas y mercados mayoristas se centra la siguiente línea de tiempo: en el devenir de varios intentos para su conformación, medidas que han tratado de abrir caminos y otras que han paralizado procesos de desarrollo cooperativo, y en el camino recorrido por las CNA desde su surgimiento en Cuba.

Fuente: http://progresosemanal.us/20180412/cooperativas-no-agropecuarias-carrera-de-obstaculos/