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El ex Jefe de la representación estadounidense en La Habana se suma al Center for a Free Cuba

Cason & Calzon S.A.

Fuentes: Granma

James Cason, el ex Jefe de la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA) en La Habana, se encuentra ahora de «Presidente» del Center for a Free Cuba (CFC) de su amigo Frank Calzón, una sucursal de la CIA financiada por la USAID. El CFC es la misma falsa ONG implicada en el escándalo que llevó a […]

James Cason, el ex Jefe de la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA) en La Habana, se encuentra ahora de «Presidente» del Center for a Free Cuba (CFC) de su amigo Frank Calzón, una sucursal de la CIA financiada por la USAID.

El CFC es la misma falsa ONG implicada en el escándalo que llevó a su ex funcionario Felipe Sixto a la cárcel. Sixto confesó un desfalco de medio millón de dólares realizado con la compra, a precio inflado, de fantasmagóricos radios de ondas cortas supuestamente destinados a la subversión en Cuba. En marzo, un juez de Washington lo condenó a treinta meses de prisión, 10 000 dólares de multa y tres años de libertad condicional, al compararlo con el financiero estafador Maldoff.

Sorprendentemente, fue celebrando esta pretendida distribución de radios fantasmas que Cason, nuevo ejecutivo del CFC, ha realizado su primera salida pública, el 27 de abril, ante el Subcomité de Comercio y Protección al Consumidor de la Cámara de Representantes, en una audiencia sobre el «estatus de los negocios con Cuba y su impacto sobre el crecimiento económico».

El fraude cometido por Sixto en contra de la USAID y encubierto por Calzón fue, precisamente, sancionado por el propio Congreso norteamericano, aunque los pagos retomaron su curso después de unas pocas semanas.

«Hablo hoy como Presidente del Center for a Free Cuba, una ONG no partidista y una organización 5101C3, así que nada de lo que digo aquí hoy apoya o se opone a cualquier proyecto de ley ante el Congreso», empezó Cason, retomando el habitual cuento de su socio.

Entidad altamente política creada por la CIA, el CFC es todo salvo lo que pretende hacer creer el ex Jefe de la antena CIA de La Habana. Se dedica exclusivamente a atacar, calumniar, difamar y subvertir a Cuba, con un presupuesto millonario. El código «5101C3» designa, según la legislación norteamericana, a organizaciones sin objetivo de lucro, de carácter caritativo, exenta de impuestos. Lo que no corresponde en nada a esta organización concebida exclusivamente para agredir a la Isla.

Cason luego se dijo favorable a que las empresas norteamericanas de telecomunicaciones penetren el mercado cubano para favorecer la difusión de material propagandístico.

Subrayó entonces que el CFC provee «ayuda humanitaria al pueblo de Cuba» y «apoya» a «activistas democráticos» (sic) mientras «manda información no censurada y radios».

No se extendió sobre los pormenores de estas actividades que llevaron a su socio Sixto tras los barrotes.

ANTES DE LOS RADIOS, LOS LIBRITOS

 

El Center for a Free Cuba, organización satélite de los servicios de inteligencia norteamericanos, fue creada en 1997 con personal de la organización Freedom House y financiada desde entonces por la USAID y otros fondos secretos.

Realiza operaciones de propaganda, penetración y espionaje por el intermedio de sus propios agentes o de ONGs extranjeras, tales como Reporteros sin Fronteras, que subsidia efusivamente.

El primer índice de que fondos otorgados al CFC eran objeto de una desviación fraudulenta fue detectado por auditores de la USAID en el 2006 y la subsecuente investigación del GAO solo vino a confirmar el robo ya conocido por los administradores de esa organización.

Este año, la USAID se percató de que el centro de Calzón inflaba los costos de libros que editaba desde hacía unos años, supuestamente para su distribución en Cuba. La fabricación de estos libros, de poca calidad y de pequeña tirada, aparecía en la contabilidad a un costo muy superior a los precios del mercado.

NAUFRAGO EN LA HABANA

Cason fue funcionario del Departamento de Estado durante 38 años, particularmente en América Latina. Viejo cómplice de los ultraderechistas Otto Reich y John Negroponte en los años 80.

En el 2003, los primeros pasos de Cason en su relación con Cuba fueron marcados por un incidente que lo dejaron perplejo. Cuando el Subsecretario de Estado Otto Reich le concedió el puesto de Vicki Huddleston (enviada a Mali), Jefe de la SINA, decidió llevar a la Isla caribeña su yate de 24 pies entonces almacenado en Annandale, Virginia. Pero nunca logró atar su Grady-White a los muelles de la habanera Marina Hemingway. Informados de su proyecto, sus jefes del Departamento de Estado le prohibieron esta excentricidad poco conforme a su estatus de diplomático.

El diplomático y también agente de la CIA, encargado por el Gobierno de George W. Bush de agudizar la campaña de subversión contra Cuba, declaró entonces en la televisión de Miami que se reunía «cada vez que podía» con la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), creada, sostenida y orientada por la CIA, servidora de la NED y de USAID, e identificada por el terrorista Luis Posada Carriles, actualmente detenido en Panamá, como su principal fuente de financiamiento.
También se jactó Cason de su relación activa e inmoral con la versión paramilitar de la FNCA, el Cuban Liberty Council, de la pareja terrorista Ninoska Lucrecia Pérez Castellón-Roberto Martín Pérez, este último el organizador y financista comprobado de múltiples actos terroristas cometidos contra Cuba.

En el 2004, Cason llegó incluso a organizar «elecciones presidenciales» donde votaron un número de los vendepatrias remunerados que reunía en los jardines de su lujosa residencia, a los pies del águila derrocada del monumento al Maine en La Habana. Los resultados de este escrutinio tragicómico fueron significativos. George W. Bush «triunfó» con 83% de los votos.

Durante toda su estancia en la capital cubana, Cason estuvo implicado en la repartición de las decenas de millones de dólares destinados por la USAID, la Agencia de Estados Unidos para la desestabilización, a la subversión en Cuba.

Por ahí desarrolló esta amistad particular con Frank Calzón, viejo agente de la CIA que ayudó a engrasar… y que ahora le devuelve el servicio.