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Análisis del documental de la ARD Rendezvous mit dem Tod (2006) – Cita con la muerte

¿Castro pagó el asesinato de Kennedy?

Fuentes:

El 22 de noviembre de 1963 fue asesinado en Dallas el presidente norteamericano John F. Kennedy: las imágenes del cráneo de Kennedy que estalla bajo el impacto de la(s) bala(s) quedarán grabadas para siempre en la memoria colectiva. Hasta la fecha, el ‘Asesinato del Siglo’ sigue sin resolverse.

El asesino, Lee Harvey Oswald, fue detenido rápidamente pero a los dos días fue matado a tiros por Jack Ruby. Oswald de 23 años era un conocido de los medios castristas y anticastristas de Nueva Orleans, y Ruby era el propietario de un cabaret con conexiones en el mundo criminal. ¿La mafia quiso deshacerse de Oswald para borrar su implicación en el crimen? A primera vista, tanto la mafia duramente perseguida por Robert, el hermano de JFK, como Fidel Castro a quien los hermanos Kennedy querían derrocar a toda fuerza, y los ultras anticastristas para quienes JFK no era lo suficientemente duro en su lucha contra Cuba tenían un motivo. ¿Y cuál fue el papel de los duros del FBI y la CIA infiltrados tanto en la mafia como en los grupos castristas y anticastristas?

La desconfianza de la opinión pública no dejaría de crecer en los días y las semanas siguientes al asesinato. Tres días después del asesinato, incluso antes de la creación de la comisión Warren que llevaría a cabo la investigación oficial, el jefe del FBI, J. Edgar Hoover, declaró a la prensa que todo la información apuntaba a que Oswald ‘había actuado solo’. En la primera reunión de la Comisión Warren, Allen Dulles, exjefe de la CIA y miembro de la comisión, entregó a los otros miembros un libro para ayudarles a determinar los parámetros de la investigación. ‘Los asesinatos norteamericanos’ difieren de los ‘asesinatos europeos’, declaró: los primeros eran la obra de asesinos aislados, los segundos el resultado de conspiraciones. Al plantear un miembro de la comisión que Lincoln había sido asesinado por tres hombres, Dulles contestó serenamente que los tres se encontraban tan controlados por un hombre, que de hecho el asesinato había sido obra de un solo hombre.

En 1964, la Comisión Warren concluyó que Oswald había actuado solo. Las contradicciones en el informe de la comisión eran tan manifiestas que cientos de investigadores e instituciones iniciaron su propia investigación. En los años ’70 una investigación oficial adicional reveló las lagunas de la investigación Warren: el informe del Congreso norteamericano (House Select Committee on Assassinations of HSCA, 1979) indica por ejemplo que es ‘muy probable’ que dos hombres dispararan a JFK, o sea que sí hubo una conspiración. Sin embargo, no existe ningún análisis satisfactorio por lo cual el asunto sigue rodeado de controversias y escepticismo. Recientemente, la CIA comunicó que 1.100 documentos sobre JFK aún secretos no serían liberados hasta 2017. (1)

Rendezvous mit dem Tod

Un nuevo documental del realizador alemán Wilfried Huismann es la última aportación al debate sobre el asesinato. Rendezvous mit dem Tod (‘Cita con la muerte’) causa revuelo ya que se basa en un planteamiento espectacular: Fidel Castro está implicado en el asesinato de JFK. El documental se estrenó el 6 de enero de 2006 en la cadena pública alemana ARD. Dentro de poco Rendezvous mit dem Tod iniciará una gira mundial. También llegará a Bélgica: el 6 de febrero el programa TerZake (VRT) ya mostró fragmentos calificados por la periodista Phara de Aguirre de ‘nuevas revelaciones’, sin ninguna matización, a modo de avance para la emisión de la versión integral el 7 de marzo. Mientras tanto, el Viceministro de Asuntos Exteriores alemán, Helmut Schaefer, estimó que era necesario reaccionar: la afirmación de Huismann es inverosímil. ¿Una opinión equilibrada, o más bien motivada por una Realpolitik con el fin de no dañar las relaciones entre Alemania y Cuba y no llevar al extremo las tensiones entre Washington y La Habana?

El periódico de calidad holandés NRC Handelsblad anunció el documental de la ARD bajo el título ‘Cuba pagó el asesinato de JFK’. Según el diario, este reportaje se merece una atención particular: ¿’Quién asesinó en noviembre de 1963 al presidente norteamericano John F. Kennedy? Lee Harvey Oswald. ¿Pero actuó él solo? No, dice el realizador alemán Wilfried Huismann (…) Oswald actuó por cuenta de Cuba. Huismann llega a esta conclusión tras tres años de investigación durante los cuales se entrevistó, entre otros, con antiguos agentes secretos cubanos, funcionarios norteamericanos y agentes secretos rusos, y analizó archivos mexicanos.’ El periódico destaca que en el pasado Huismann ganó una serie de premios prestigiosos por su trabajo. Obtuvo, por ejemplo, tres veces el premio alemán Grimme-Preis al mejor trabajo de periodismo de investigación televisivo. O sea, que el reportaje (precio: 850.000 euros) no es el fogueo de Huismann.

El periodista de NRC Handelsblad no es el único que queda impresionado. Según el periódico británico The Daily Telegraph, el documental contiene ‘pruebas convincentes’ de que Castro estaba implicado en el asesinato. El diario español ABC da gritos de alegría: ‘El trabajo de Huismann es exhaustivo, creíble e investiga todos los aspectos. No se le puede pedir más a un documental.’ The Washington Times y el sitio web de la BBC publicaron un resumen de Rendezvous mit dem Tod.(2) Y según lo que se puede leer en el sitio web de la ARD y su socio regional WRD, la emisora alemana simplemente alucina. Una pequeña ilustración: ‘La investigación [del asesinato de Kennedy] llevada a cabo hasta hoy es revolucionada por la nueva investigación. Por primera vez desde que la Comisión Warren publicara su informe en 1964, se revelan nuevos hechos. El planteamiento básico se funda en excelentes testimonios y documentos (…) Lee Harvey Oswald fue la herramienta por excelencia en una lucha asesina entre los hermanos Kennedy y Fidel Castro.’

La euforia de la ARD suscita sospechas. Cualquier persona familiarizada con el asunto sabe que desde 1964 no ha dejado de aparecer nuevo material procedente de fuentes públicas o privadas. Hubo la Comisión Warren (1964) creada justo después del asesinato; después la Comisión Church del Senado norteamericano (1975-76); a continuación el House Select Committee on Assassinations (1976-79); y finalmente la liberación de un enorme flujo de documentos públicos sobre el asesinato en los años ’90. Cada una de estas comisiones reveló gran cantidad de nueva información (y según muchos también desinformación. Por lo menos igual de interesantes resultan los cientos de JFK assassination researchers: científicos sociales, en su mayoría norteamericanos, que a raíz de la investigación abortada de la Comisión Warren, convirtieron el asesinato en una verdadera industria con sitios web especializados, grupos de estudio, congresos (que reúnen a cientos de investigadores), y su reflejo en artículos, documentales y libros a un ritmo vertiginoso de una media de 1 publicación semanal en los últimos 42 años.

Claro está que entre estos científicos se encuentra de todo: bichos raros políticos que quieren culpar de cualquier manera a sus enemigos del asesinato, personajes que por sensacionalismo o interés económico inventan historias fantásticas, y hasta personas que sufren de un ‘síndrome profético’ y no dejan de publicar especulaciones y teorías de complot. Sin embargo, también existen estudios serios y científicos, y no es serio que ni Huismann ni la ARD no dediquen ni una sola palabra al trabajo realizado, como si su documental apareciera de la nada …

Pues esto es exactamente lo que el autor de Rendezvous mit dem Tod afirma. Seguro de sí mismo, declaró a Der Spiegel: ‘El fondo del asunto ha quedado resuelto.’ Asimismo, afirma en la revista que no pagó a sus testigos, a pesar de que admitió al especialista de JFK, Anthony Summers, que un entrevistado, un ruso apodado ‘Nikolai’, había recibido ‘menos de 1.000 dólares’ para buscar material sobre Oswald en los archivos del servicio secreto soviético KGB.(3) Y surgen más preguntas acerca de la integridad intelectual de Huismann. Sugiere que su investigación de varios años le llevó a la conclusión de que Castro está implicado en el asesinato, mientras que en realidad su coinvestigador Gus Russo ya había llegado a esa conclusión en su libro Live By The Sword publicado en … 1998. En Rendezvous mit dem Tod no se dedica ni una palabra a la masa de documentos ‘a descargo’ de Castro ni tampoco se comentan las aclaraciones alternativas del asesinato. Se puede asumir pues que ‘la investigación’ para el documental fue más bien una búsqueda de testigos que pudieran corroborar la tesis de Russo, más que una investigación honesta y sin prejuicios como pretende Huismann.

¿Huismann vuelve a escribir la historia de la Guerra Fría?

Analicemos a continuación los testimonios y documentos de Rendezvous mit dem Tod. Testimonios y documentos que, en palabras del autor del documental, hacen que ‘la historia de la Guerra Fría deba volver a escribirse’. ¿Una proeza intelectual o simple megalomanía? ¿Es realmente necesario descartar definitivamente las tres ‘explicaciones’ usuales del asesinato – Oswald como asesino solitario, Oswald como elemento en una conspiración del complejo militar-industrial, y Oswald como elemento en una conspiración de ultras dentro de la CIA, el FBI, grupos anticastristas y la mafia – y aceptar la tesis de Huismann? ¿Castro estuvo efectivamente implicado en el asesinato de JFK, o la historia de Huismann no es más que una vuelta a la vieja teoría que jamás que fue tomada en serio? Primero analizaré el documental demostrando que no supera la prueba de la crítica científica. A continuación, abordaré una pregunta interesante: ¿quién se beneficia de este tipo de manipulación de la opinión? A modo de ejemplo, analizamos tres elementos de prueba aducidos en Rendezvous mit dem Tod. El análisis integral va incluido en un anejo (‘Análisis de Rendezvous mit dem Tod ‘).

1. En Rendezvous mit dem Tod se presenta a Antulio Ramírez. En 1961 se subió a un avión en Miami, lo secuestró y lo llevó a Cuba. Según Huismann, en Cuba fue adorado como un héroe. Según Ramírez, los cubanos le agradecían el que les hubiera llevado un avión … a pesar de que unas horas tras su llegada a Cuba el avión fue desbloqueado y regresó a EE.UU.(4) Rendezvous mit dem Tod pretende hacer creer al espectador que los cubanos confiaban plenamente en Ramírez y que se convirtió en agente secreto cubano. Desde 1975 vive de nuevo en EE.UU. donde Huismann se entrevistó con él. Ramírez afirma en la entrevista que oficiales del servicio secreto cubano G2 le contaron que querían ‘eliminar’ a Kennedy. También tuvo en manos en las dependencias del G2 en La Habana un expediente ‘Oswald-Kennedy’ y pudo echar un vistazo a ‘algunos documentos’ según los cuales el KGB habría recomendado a Oswald a de los cubanos, aunque con ciertas reservas: en palabras del KGB, Oswald era ‘un aventurero emotivo’.

Comentario. Es raro que Ramírez, viniendo de EE.UU. por lo cual debió levantar sospechas en Cuba, tuviera acceso a un expediente tan explosivo que además había recibido el título revelador ‘Oswald-Kennedy’… Nuestro escepticismo crece aún más cuando en el documental Ramírez se pone a leer a voz alta de su diario. Se trata de un texto escrito en hojas A4 de aspecto nuevo. El texto consta de frases bien construidas sin tachaduras … como si se tratara de una historia ‘finalizada’ destinada a su publicación. Media hoja puede verse claramente y contiene un fragmento de uno de los documentos del G2 que Ramírez habría consultado: ‘La KGB (policía secreta rusa) nos recomienda…’ etcétera. ¿Un agente secreto cubano añadiría en un documento del G2 junto al acrónimo de la organización hermana en la Unión Soviética también su nombre completo? Esto huele mal …

Huismann no deja de destacar que presenta revelaciones, pero no es así. Ya en 1977, poco tiempo después de llegar a Miami, Ramírez entregó el texto que muestra Huismann en su documental a las autoridades norteamericanas. Este texto con el título significativo ‘Castro’s Red Hot Hell’ puede consultarse libremente en internet … Quien lee ‘El infierno rojo de Fidel’, se encuentra con las anécdotas y análisis más inverosímiles. Entre otras cosas pretende que Fidel Castro habría elaborado un plan para atacar objetivos norteamericanos con 18 aviones MIG para provocar así una guerra entre EE.UU. y la Unión Soviética, pero los militares soviéticos lo habrían abortado … (p. 174 y siguientes). También afirma: ‘En la época de la Crisis de los Misiles los norteamericanos deberían haber invadido la colonia soviética [Cuba] para liberar la isla … Kennedy debería haber actuado enérgica y drásticamente para liberar al pueblo cubano y al mundo entero de la plaga de Castro … Dudó y no lo hizo, por lo cual John F. Kennedy perdió la vida.’ (p. 163) Es un tema que los anticastristas fanáticos comentan frecuentemente: reprochan a Kennedy el no haber actuado con la debida firmeza contra Castro, y de paso atribuyen el asesinato a los que supuestamente se habrían aprovechado de su víctima (Castro y co.)…(5)

En un informe del Congreso norteamericano (House Select Committee on Assassinations of HSCA, 1979) la historia de Ramírez se califica de ‘inverosímil’ ya que éste era incapaz de describir la foto del asesino de JFK que habría visto en el expediente del G2; tampoco podía decir qué contenía el texto que la acompañaba ya que el documento estaba redactado en ruso y él no sabía ruso; no pudo explicar de manera convincente cómo logró un puesto de confianza dentro del G2; y por último, pero no menos importante, cada afirmación suya verificable mediante fuentes creíbles pareció ser falsa.(6)

El ‘diario’ de Ramírez es pues un libro antiguo e inverosímil. A pesar de ello, según Huismann la relación KGB-Oswald-G2 en el testimonio de Ramírez es ‘sensacional’. (Naturalmente, Huismann presta mucha atención a la emigración de Oswald a la Unión Soviética en 1959. Se casó allí, pero en 1962 regresó a EE.UU. Para Huismann, Oswald era un comunista ‘que se pasó al otro bando’; según otras investigaciones, los servicios secretos militares de EE.UU. habrían enviado al exmarinero a Moscú para fines de espionaje). Huismann apoya su punto de vista con un documento que un tal ‘Nicolai’ habría encontrado en los archivos del KGB. El documento fecha del 18 de julio de 1962 y estaría dirigido a Ramiro Valdez, jefe del G2 cubano. Indicaría que el KGB pidió al G2 que vigilara a Oswald quien había regresado de la Unión Soviética, y también que Oswald sería ‘ideológica y psicológicamente inestable’. Escribo ‘sería’ porque no se ve el documento: un hombre irreconocible lee algo de una hoja de papel. Ya dijimos que ‘Nicolai’ ofreció sus servicios a Huismann a cambio del pago de dinero. De hecho, el documento sólo demuestra que el KGB no se fiaba de Oswald … y que sospechaba que espiaba para EE.UU.(7)

2. Unas siete semanas antes del asesinato de JFK, Oswald pasó unos días en la ciudad de México. En Rendezvous mit dem Tod, Huismann cita de un documento que, según él, es el reflejo de un testimonio de ‘un joven revolucionario’. El testigo afirma que vio cómo en la embajada cubana de México Ciudad, ‘un negro de pelo rojizo’ entregaba 6.500 dólares a Oswald en presencia de Silvia Durán, la empleada de la embajada. El exagente del FBI Laurence Keenan, quien poco después del asesinato de JFK fue enviado a México para reconstruir las andaduras de Oswald, declara en el documental que quiso interrogar a esta testigo, pero que esto fue impedido por sus superiores. Pero no hay problema: Huismann busca y encuentra a un tal ‘Antonio’, un agente del G2 que permanece anónimo. En 1963 era el responsable de seguridad de la embajada cubana en México. ‘Antonio’ afirma que vio cómo Oswald se encontraba en el jardín de la embajada en presencia de un cubano negro de pelo rojizo, agente del G2. Según el otro testigo de Huismann, Óscar Marino, ese negro sería un tal ‘César Morales Mesa’. Huismann sugiere que este asunto no fue investigado en absoluto. ¿Efectivamente es así?

Comentario. Es una historia extraña: a la vista de un extraño agentes secretos cubanos entregan dinero a uno de sus agentes para realizar una operación extremadamente arriesgada … Huismann no menciona el nombre de su testigo, pero éste puede leerse un momento en el documento que se muestra en el documental: Gilberto Alvarado… ¿Alvarado es ‘un joven revolucionario’ como nos quiere hacer creer Huismann? Incluso Mauricio Laguna Berber, el investigador contratado por Huismann para su documental, escribió claramente en un informe de 2004 que Alvarado es un agente anticomunista que por cuenta del dictador nicaragüense Somoza infiltró en los entornos castristas en México … Esta declaración de Laguna no es ninguna novedad. Alvarado ya fue desenmascarado hace mucho tiempo – no en 2004 sino el 30 de noviembre de 1963, exactamente 5 días después de realizar su declaración incriminatoria para Castro. Posteriormente, Alvarado admitió haber inventado la historia para estimular a EE.UU. a ‘actuar’ contra Cuba. Dicho sea de paso que todo esto puede leerse literalmente en los informes de la Comisión Warren de 1964 … Para demostrar la inverosimilidad de su testimonio, citamos otro fragmento: Alvarado pretende que ‘el hombre negro de pelo rojizo’ le habría dicho a Oswald: ‘Quiero matar al hombre’ a lo cual Oswald habría respondido: ‘No te atreves a hacer eso. Yo puedo hacerlo.'(8) Demás está decir que del dinero, unos 3 salarios anuales, nunca se encontró una huella.

3. Otra vez Oswald en México. Huismann parafrasea una carta que un tal Pedro Gutiérrez envió al Presidente Johnson poco tiempo después del asesinato. En esta carta escribe haber visto cómo Oswald salía de la embajada cubana en México Ciudad y se subía a un coche cubano. Según Huismann, es un ‘testigo fiable’, pero el FBI entregó su expediente al servicio secreto mexicano DFS ‘con consecuencias fatales’. Según Huismann, Gutiérrez vive con una nueva identidad en EE.UU. tras haber sido amenazado de muerte por cubanos.

Comentario. Pedro Gutiérrez también afirmaría más tarde que vio cómo Oswald recibía dinero de un cubano fuera de la embajada y que oyó las palabras ‘Castro’, ‘Cuba’ y ‘Kennedy’… Si creemos a los informantes de Huismann, Oswald recibió toda la información necesaria para el asesinato de JFK no sólo en la embajada misma sino también bajo la mirada de extraños mencionándose todos los detalles necesarios … Si había un lugar donde los agentes secretos cubanos debían andar con mucho cuidado, era la ciudad de México. La CIA y el DFS vigilaban muy de cerca la embajada cubana dado que en aquellos años de aislamiento de Cuba en Latinoamérica, México era para la isla la única puerta al continente.(9) El FBI rechazó el testimonio de Gutiérrez cuando éste no reconoció a Oswald en una foto. Para una deconstrucción de su testimonio, no hay que acudir a Huismann sino leer el informe HSCA del que se desprende que Gutiérrez no vio bien al hombre que él llama ‘Oswald’ y que ‘probablemente fuera un norteamericano’ y que tampoco estaba seguro de que fuera Oswald.(10)

Lo que Huismann no le cuenta al espectador

En Rendezvous mit dem Tod, el exgeneral ultraconservador Alexander Haig explica el motivo de Castro: Kennedy amenazaba de muerte a los líderes cubanos y por eso tenía que morir. (Dicho sea de paso: Haig habla sin vergüenza sobre el terrorismo de estado de EE.UU. contra Cuba: atentados contra puentes y refinerías de azúcar, intentos de asesinato contra líderes cubanos.) ¿La Habana tenía motivos para asesinar a JFK? Fidel Castro contó a una delegación de una comisión de investigación del Congreso norteamericano (1979) lo siguiente al respecto: ‘Eso [el que el gobierno cubano pudiera estar involucrado en la muerte de Kennedy] era una locura. Ideológicamente era una locura y políticamente era una enorme estupidez. Le voy a contar que nadie, nadie jamás tuvo una idea semejante. ¿Qué nos aportaría? Sólo hemos intentado proteger a nuestra gente aquí, en nuestro territorio. Cualquier persona que defendiera semejante idea sería tachada de loca, completamente enferma. Nunca, en los 20 años de revolución, he oído sugerir o incluso especular sobre semejante medida. ¿A quién se le podría ocurrir la idea de organizar la muerte del presidente de Estados Unidos? Sería el pretexto más perfecto para Estados Unidos para invadir nuestro país – cosa que durante todos estos años he intentado impedir de cualquier manera. Dado que Estados Unidos es mucho más poderoso que nosotros, ¿qué ganaríamos con una guerra contra Estados Unidos? Estados Unidos no perdería nada. La destrucción tendría lugar aquí.’ Castro indicaba además que el asesinato de Kennedy llevó al poder a Johnson del que se esperaba que actuara con más rigidez ante Cuba que su antecesor. Richard Helms, el número 2 de la CIA, comentó el caso: ‘Habríamos bombardeado Cuba a la edad media.'(11)

El presidente cubano dice que Kennedy, comparado con Johnson, era el menor de los males, y la historia lo confirma. Los últimos años se ha liberado material top-secret del que se desprende que en los meses y las semanas anteriores al asesinato de JFK, La Habana instó a Washington para iniciar negociaciones secretas con el fin de mejorar las relaciones, y que Kennedy estaba dispuesto a aceptarlo.(12) Rendezvous mit dem Tod no menciona nada de todo esto ya que no coincide con la tesis de Huismann. Huismann sí entrevista a un corresponsal de AP, Daniel Harker. Harker recuerda que Castro le dijo que ‘ataques terroristas’ podrían volverse en contra de los líderes en Washington.(13) Según Huismann, ésta es ‘una prueba definitiva’. ¿Es así? Supongamos que Castro hubiera montado un plan para asesinar a Kennedy: ¿no sería una locura anunciarlo con varias semanas de antelación? ¿Acaso la declaración de Castro no debe interpretarse más bien como un aviso a Washington de que su apoyo a mafiosos y los grupos paramilitares de la extrema derecha de cubanos exiliados en su lucha contra Cuba fortalece las fuerzas que finalmente amenazan el núcleo mismo del sistema política de EE.UU.? ¿Acaso toda la historia de los últimos 45 años no revela que el terror y el asesinato son más bien una cosa de esos grupos y de Washington en vez de La Habana?

En este contexto, es significativo que Huismann muestre el asesinato de Oswald por Jack Ruby, pero que no dedique ni una palabra a Ruby y su estrecha colaboración con ‘el crimen organizado’. John F. Kennedy había nombrado ministro de justicia a su hermano Robert quien llevaba a cabo una dura lucha jurídica contra una serie de jefes de la mafia como James Hoffa, Carlos Marcello y Santos Trafficante. El mundo criminal tenía un fuerte motivo para asesinar a JFK dado que los Kennedys eran los primeros en atacarles frontalmente desde un gobierno. El informe del HSCA afirma, a base de un gran número de conversaciones telefónicas interceptadas con grandes criminales: ‘Existe gran número de pruebas (…) de que Hoffa, Marcello y Trafficante – tres de los principales objetivos de persecución judicial del gobierno de Kennedy – han hablado con sus subalternos sobre el asesinato del presidente Kennedy.’ Tras el asesinato, Hoffa le dijo a Frank Ragano, su abogado: ‘Has oído la buena noticia? Han asesinado a ese cabrón.’ Trafficante le dijo mucho después: ‘No deberíamos haber asesinado a John. Deberíamos haber asesinado a Bobby.'(14)

Huismann no revela este marco al espectador porque choca frontalmente con su teoría. Los planes de asesinatos contra líderes cubanos y los sabotajes en el país ya se estaban llevando a cabo antes de que JFK asumiera la presidencia, y continuarían después. Los duros de la CIA y el entorno militar, los exiliados cubanos y los mafiosos eran mucho más radicales con respecto a Cuba que Kennedy. Si la política de Kennedy con respecto a Cuba hubiera sido el motivo del asesinato (lo cual no ha quedado demostrado), los que calificaban a JFK de ‘demasiado tolerante’ tenían un mejor motivo que los que calificaban a JFK de ‘demasiado duro’. Huismann tampoco toma en cuenta los conflictos dentro del poder norteamericano mismo – entre el gobierno, los duros de la CIA, el Pentágono y el FBI y los grupos mafiosos que a veces luchaban entre sí pero a los que, a excepción del gobierno, les convenía culpar a los cubanos del asesinato.

En Rendezvous mit dem Tod, Laurence Keenan, el hombre que inmediatamente después del asesinato de JFK fue enviado por el jefe del FBI J. Edgar Hoover a la Ciudad de México para investigar las actividades de Oswald, cuenta que tres días después volvió a EE.UU.: Hoover había cancelado la investigación- según Keenan ‘saboteado’. Es indudable que Hoover, al igual que el nuevo presidente, abortó la investigación. Pues el poder en Washington era muy consciente de que los duros anticomunistas, en primer lugar la CIA, querían culpar a Castro del asesinato. El Presidente Johnson sabía perfectamente que una investigación adecuada y abierta no podría negar las ‘pruebas’ y ‘declaraciones’ de los ultras sobre la conexión Cuba-Oswald, por lo cual la opinión pública agitada exigiría una acción militar contra Cuba. Sin embargo, deducir de esto, como lo hace Huismann, que la conexión Cuba-Oswald es un hecho que enseguida fue escamoteado, es disparatado.

Johnson & Co. sabían perfectamente que esta operación para dañar a Castro era inverosímil y que pronto saldría a luz (lo cual sucedió efectivamente). Había motivos para creer que tal investigación volvería como un boomerang y alcanzaría Washington frontalmente. Eran conscientes de que una profunda investigación no podría negar el terror estatal norteamericano contra Cuba, el papel de la mafia en el mismo, y la estrecha colaboración en general entre sectores del aparato de seguridad y los servicios secretos por una parte y la mafia por otra parte. Asimismo, sabían que tal investigación revelaría la guerra sucia del FBI contra el movimiento para los derechos civiles de los negros y contra disidentes políticos en general. (COINTELPRO fecha del periodo 1956-1971. Estos Counterintelligence Programs secretos del FBI pretendían ‘distorsionar, engañar, desacreditar o neutralizar’ con acciones jurídicas, tácticas de guerra psicológicas, robo y asesinato). O sea, que la conclusión de la investigación JFK ya se conocía de antemano: Oswald era un asesino solitario, lo cual tuvo graves consecuencias para la credibilidad de la política norteamericana. Los encubrimientos, los documentos y testimonios falsificados, las huellas de agentes secretos, agentes dobles y agentes triples, el bloqueo de la pista Castro, y por último, pero no menos importante, el aborto de la investigación del eventual papel de la mafia cubana y norteamericana, la CIA y el FBI en el asesinato de JFK explican por qué hasta ahora 3 de cada 4 norteamericanos siguen creyendo que el asesinato de JFK no fue cometido por un individuo aislado sino por una conspiración ocultada a la opinión pública. O sea, que finalmente Fidel Castro tiene razón: una importante pérdida de credibilidad es el elevado precio político que Washington pagó y sigue pagando porque en su guerra contra Cuba, otorgó a la CIA y al Pentágono toda la libertad para aliarse con mafiosos y grupos terroristas de exiliados cubanos.

Estafa

Rendezvous mit dem Tod es una pura estafa. El documental se basa en documentos falsificados y testigos desenmascarados. Huismann recurre a teorías de complot desgastadas y manipulaciones por tipos como James Angleton, en 1963 Jefe del Departamento de Contraespionaje de la CIA (apodada en aquellos tiempos la ‘segunda’ CIA o CIA ‘alternativa’) y cerebro de la teoría sobre la autoría cubana, y a las especulaciones febriles de exiliados cubanos en Miami. A pesar de ello, es posible que el documental alcance tranquilamente el gran público. Dejando de lado el contenido, Rendezvous mit dem Tod dispone de algunas bazas. En la memoria colectiva europea el asesinato de Kennedy y la demonización de Castro están muy arraigados sin demasiada noción de los hechos, comprensión histórica ni análisis político. ¿Un documental de un reputado realizador sobre la lucha Shakespeariana entre el adorado Kennedy y el malvado Castro? Nada más aceptable en el clima actual. A primera vista, Rendezvous mit dem Tod parece estar bien fundamentado: apoyado por años de investigación, con entrevistas e investigación de archivos en EE.UU., Unión Soviética, Cuba y México… Asimismo, Huismann intenta dar la impresión de enfocar el tema de manera equilibrada, pues incluye una amplia entrevista con un alto cargo del servicio secreto de Castro. Nada más que un truco: pues lo único que deja decirle al general Escalante es que… desmiente todas las afirmaciones de Huismann.

Realizar un documental sobre un tema tan sensible con una tesis tan provocativa sin aportar pruebas es deontológicamente repudiable y, dadas las posibles implicaciones (los actos terroristas contra Cuba desde territorio norteamericano son una constante, hasta la fecha) simplemente criminal. Aunque es probable que el impacto del documental en EE.UU. sea menos importante que en Europa: los norteamericanos están lo suficientemente informados sobre el asesinato de Kennedy y sobre las relaciones entre EE.UU. y Cuba como para quedar confundidos por una investigación superficial.

Probablemente EL asesinato del siglo pasado no se aclare nunca. Ha pasado demasiado tiempo, demasiados testigos e implicados han muerto y demasiados espectadores o socios-compinches han tenido la oportunidad de manipular, falsificar o sabotear las investigaciones. El asesinato de JFK hace un poco de prueba de Rorschach política: del remolino de cientos de miles de documentos y testimonios cada uno puede sacar lo que le conviene para sus teorías e intereses, o para inculpar a enemigos verdaderos o imaginarios. A pesar de haber sido descartada poco después del asesinato, de vez en cuando la tesis sobre la implicación de Castro recobra vida: en 1967, 1971 y 1976. Cada vez precedía una inminente nueva investigación: por Garrison, la Comisión Church y el House Select Committee. Ahora vivimos lo mismo. ¿Una coincidencia? Probablemente tenga que ver con la liberación en los años ’90 de nuevo material de los archivos estadounidenses sobre la política (terrorista) de Kennedy frente a Cuba. Asimismo, el Catedrático Peter Dale Scott (Berkeley) opina que el enfoque en Castro en el marco de la investigación JFK puede ser un preludio para nuevas operaciones anticastro.(15)

No es improbable dada la actitud agresiva de Bush frente a la isla caribeña. Bush se rodea de duros anticastristas tipo Roger Noriega, Otto Reich, John Bolton y Caleb McCarry. En aplicación de la Cuban Democray Act, Washington ha reservado casi 100 millones de dólares para acelerar y dirigir la transición a la era poscastrista – dinero distribuido través de USAID y la CIA. A pesar de que Bush pretende llevar a cabo una War on Terror, protege a grupos terroristas cubanos en Miami. ¿Acaso no es significativo que Washington protege al terrorista Luis Posada Carriles? Documentos tanto de la CIA como del FBI demuestran que Posada Carriles, agente de la CIA y cofundador de la organización terrorista CORU, estuvo implicado en atentados contra objetivos civiles y también fue el responsable de la explosión de un avión civil cubano en 1976 en la que murieron 73 personas.(16) En este momento, Posada Carriles se encuentra bajo arresto domiciliario en EE.UU., acusado de querer entrar al país ilegalmente. De ninguna manera se comenta la carrera terrorista de Posada, y la petición de extradición por parte de Venezuela (Posada es venezolano) está siendo rechazada… Mientras tanto, cinco cubanos llevan en una cárcel norteamericana desde 1998. ¿Su crimen? Infiltraron sin armas en organizaciones terroristas anticastristas de Miami para impedir atentados contra Cuba. Juntos fueron condenados a cuatro veces cadena perpetua más 75 años de cárcel por ‘conspiración’…

El terror contra Cuba ya les costó la vida a más de 3.000 personas. Mientras entre visillos Washington alienta y organiza este terror, a Fidel Castro se le culpa de terrorista. Anthony Summers escribió en The Times sobre un encuentro con William Coleman. Éste le había confiado que a petición de la Comisión Warren (1963-64) había visitado a Fidel Castro y que ese encuentro le había revelado que Cuba no tenía nada que ver con el asesinato de Kennedy. A principios de enero de 2006, Summers recibió una carta de Coleman: ese encuentro no había tenido lugar nunca, afirma ahora. ¿La conclusión de Summers? Esto es muy extraño, y lo explica de la siguiente manera: quizás la administración Bush a la que está vinculada Coleman, desea que las difamaciones contra Cuba que también se ventilan en el documental de Huismann, ganen credibilidad.(17)

(Uitpers, n° 72, 7° año, febrero de 2006)

(Ludo De Witte es autor de, entre otros, El asesinato de Lumumba, ed. Crítica, Barcelona, 2002 y Wie is bang voor moslims? [¿Quién tiene miedo de los musulmanes?] (2004), además de investigador para documentales sobre la crisis del Congo de la VRT, la ARD y la BBC).

(Agradecemos a Jacquie Dever y Paul Evrard su ayuda en la labor de investigación).

Notas de pie de página:

(1) Sobre las lagunas en las investigaciones oficiales, véase P.D. Scott, Deep Politics and the Death of JFK, pp. 69, 295; sobre los documenten de la CIA, véase J. Morley, ‘JFK Film Generates Buzz Abroad’, en The Washington Post, 13/1/2006. Las principales obras consultadas para este artículo son:

– Escalante Font, Fabián, La Guerra Secreta. 1963: El Complot, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004

– Hersh, Seymour, The Dark Side of Camelot, HarperCollins, Londres, 1997

– Mahoney, Richard D., Sons & Brothers. The Days of Jack and Bobby Kennedy, Arcade Publishing, Nueva York, 1999

– Russo, Gus, Live By The Sword. The Secret War Against Castro and the Death of JFK, Bancroft Press, Baltimore, 1998

– Scott, Peter Dale, Deep Politics and the Death of JFK, University of California Press, Berkeley, 1996 (1993)

– White, Mark J. (ed.), The Kennedys and Cuba. The Declassified Documentary History, Ivan R. Dee, Chicago, 1999

(2) NRC Handelsblad, 5/1/2006; The Daily Telegraph , 4/1/2006; ABC, 8/1/2006; The Washington Times, 6/1/2006; sitio web BBC, 4/1/2006.

(3) Entrevista con W. Huismann, en Der Spiegel (Edición en línea), 5/1/2006, y en A. Summers, ‘$6,500 to kill a president: did Oswald sell his soul to Cuba?’, en The Times, 7/1/2006.

(4) Véase al respecto los apuntes FBI sobre A. Ramírez, en el Anejo B del documento de la CIA ‘Manuscript of Mr. Antulio Ortiz Ramírez, Sr.’, n° 104-10408-10077 del 11/3/1977, en JFK Assassination System, disponible a través del archivo del sitio web www.maryferrell.org.

(5) ‘Castro’s Red Hot Hell’, en el documento de la CIA ‘Manuscript of Mr. Antulio Ortiz Ramírez, Sr.’, n° 104-10408-10077 del 11/3/1977, en JFK Assassination System, disponible a través del archivo del sitio web www.maryferrell.org. Los fragmentos mostrados en el documental refieren a las páginas 83 y 84.

(6) Informe HSCA, p. 121, www.history-matters.com.

(7) En el documental Huismann también cita de otro documento del KGB de 1966: el cubano Cubela habría contratado a Oswald para el G2 en noviembre de 1962 en México. Sin embargo, no existe información fiable que demuestre que Oswald haya viajado a México en 1962.

(8) Mauricio Laguna Berber, ‘A 41 años del asesinato de Kennedy’, 22/11/2004, La Crítica Política, www.lacritica.com. Gus Russo, quiné escribió el guión del documental junto con Huismann, llama a Alvarado en su libro Live By The Sword (p. 345) ‘un joven nicaragüense’: la conexión somozista no le interesaba. Alvarado también es desenmascarado por el FBI como una ‘fuente del CIA’: véase P.D Scott, Deep Politics and the Death of JFK, pp. 91, 95, 121-124 y 341.

(9) El General F. Escalante, un alto cargo de los servicios secretos cubanos, describe detalladamente cómo la CIA controlaba la embajada en México: La Guerra Secreta. 1963: El Complot, pp. 152 y siguientes.

(10) Para un análisis del testimonio de Pedro Gutiérrez, véase Warren Commission Hearings, Vol. XXIV, pp. 126 y siguientes, en www.history-matters.com); el informe del HSCA, pp. 98-102, en www.history-matters.com; y el artículo de repaso de Rex Bradford, ‘The Enigma of Pedro Gutiérrez Valencia’, mayo de 2002, www. history-matters.com.

(11) F. Castro y R. Helms frente al HSCA, cit. en Mel Ayton, ‘Do Any of the New Books and Documentaries Prove who Killed JFK?’, 16/6/2001, History News Network, www.hnn.us/articles/20369.html. Véase también ‘Interview of Fidel Castro Ruz’, House Select Committee on Assassinations, 3/4/1978, pp.38,39 (J.F.K. Document No. 011776), en The Evolution and Implications of the CIA Sponsored Assassination Conspiracies Against Fidel Castro, http://mcadams.posc.mu.edu

(12) The National Security Archive, ‘Kennedy Sought Dialogue with Cuba. Initiative with Castro Aborted by Assassination, Declassified Documents Show’, 24/11/2003, www.gwu.edu.

(13) El corresponsal de AP Harker habló con Castro el 7 de septiembre de 1963 en La Habana. Castro avisó a los ‘dirigentes norteamericanos’ de que ‘ellos tampoco estarían seguros si apoyaran planes terroristas norteamericanos para eliminar a dirigentes cubanos.’ Cit. en P.D. Scott, ‘The Kennedy-CIA Divergence over Cuba’, www.history-matters.com.

(14) HSCA y los testimonios de F. Ragano, cit. en Ronald Goldfarb, ‘JFK, RFK, the Mob and Dallas’, Cosmos Journal, 1966, en www.cosmos-club.org.

(15) P.D. Scott y Rex Bradford, ‘Castro Did It – Again’, enero de 2006, www.jfkaccountability.org.

(16) Estos documentos también demuestran que la CIA tenía conocimiento meses antes de los planes de exiliados cubanos ultras de hacer explotar un avión: The National Security Archive, ‘Luis Posada Carriles. The Declassified Record. CIA and FBI Documents Detail Career in International Terrorism; Connection to US’, 10/5/2005, www.gwu.edu.

(17) Anthony Summers, ‘$6,500 to kill a president: did Oswald sell his soul to Cuba?’, en The Times, 7/1/2006.