Existe una correspondencia multidireccional entre el despojo del pensamiento crítico –entendido como la posibilidad de cuestionar y trastocar la realidad y lo establecido– y la irradiación de la desinfodemia digital. El triunfo reciente de la post-verdad coincide plenamente con el retraimiento de los procesos cognitivos, la entronización de las emociones y con la inoculación del odio en la nueva plaza pública. Es el terreno de la lucha en torno a la construcción de significaciones, así como del relativo a la apropiación y privatización de la conciencia