En medio de la derechización de la política en Estados Unidos, expresada de múltiples maneras tanto a nivel de la cúpula como en las bases, brotan chispas de resistencia y hasta hay avances en políticas sociales que a primera vista son inexplicables en varios rincones del país. Hace una semana en Raleigh, Carolina del Norte, […]
En medio de la derechización de la política en Estados Unidos, expresada de múltiples maneras tanto a nivel de la cúpula como en las bases, brotan chispas de resistencia y hasta hay avances en políticas sociales que a primera vista son inexplicables en varios rincones del país.
Hace una semana en Raleigh, Carolina del Norte, hubo una magna manifestación (en el contexto estadunidense) de unas 100 mil personas en contra de la ofensiva de la derecha que ha logrado acaparar el poder (gobernador y legislatura) en el estado, y con ello desatar una ofensiva para anular programas de asistencia social, incluidos beneficios de desempleo, minar la educación pública, reducir impuestos sobre los más ricos e incrementar los de las mayorías, atacar derechos de las mujeres y aprobar medidas para suprimir el voto de minorías, entre otras cosas.
Los manifestantes de todo sector y raza son parte del movimiento Lunes Morales, que se ha ampliado desde el año pasado y ha llegado a ser multirracial y multisectorial, enfocado en su oposición a la derecha y en favor de la justicia social en todos los rubros. Algunos afirman que es el movimiento más grande en el estado desde el gran movimiento de derechos civiles en los años 60. Entre las demandas que guiarán al movimiento este año están promover políticas pro laborales y contra la pobreza, defender y promover la educación pública, abordar las desigualdades sociales y la defensa de los derechos al voto a todos, incluidos los inmigrantes.
En la ciudad de Nueva York apareció de pronto un ojo enorme proyectado sobre un edificio de Verizon, la principal empresa de telecomunicaciones, seguido por textos como: te están vigilando y ya nunca estarás solo, realizado por los activistas de proyección del Colectivo Illuminator. Esta acción fue parte de una protesta nacional contra el espionaje masivo sobre las comunicaciones de millones de ciudadanos, que culminó el 11 de febrero en lo que se proclamó como el día en que combatimos contra la vigilancia masiva, con varias organizaciones como la Electronic Frontier Foundation, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), grupos activistas y empresas de Internet como Reddit, Mozilla y Tumblr, que difundieron por diversas plataformas digitales el mensaje de poner alto al espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional (37 millones vieron el mensaje) y promovieron casi 90 mil llamadas y el envío de 555 mil mensajes al Congreso.
Parte de este esfuerzo es impulsada por integrantes de Ocupa Wall Street. De hecho, en estos días se inició el juicio del último caso relacionado con la represión de ese movimiento por el gobierno de Michael Bloomberg en Nueva York. Cecily McMillan, estudiante de 25 años, enfrenta hasta siete años de cárcel acusada de agresión contra un oficial por darle un codazo abajo del ojo a un policía durante el intento para evitar que los de Ocupa retomaran la Plaza Zuccotti, hace dos años. Ella afirma que seguía las órdenes para salir del lugar, que siempre ha tenido un compromiso con la no violencia, y que el policía la sujetó por detrás y le agarró un pecho, por lo cual reaccionó sin saber quién era el responsable, y enseguida fue golpeada por la policía al ser arrestada. Ella es sólo una de los más de 700 detenidos en algún momento de ese movimiento en Nueva York, pero su caso es observado como uno de los que definirán qué tanto se goza del derecho constitucional de asociación pacífica y el derecho a la libre expresión en este país.
Hay chispas de todo tipo: estudiantes de la Universidad de California ocuparon brevemente las oficinas administrativas para exigir la renuncia de la nueva rectora Janet Napolitano, la ex secretaria de Seguridad Interior, el día que visitó el campus, a finales de la semana pasada. Jóvenes indocumentados y sus aliados continúan con acciones de desobediencia civil frente a instalaciones de las autoridades migratorias confrontando a políticos y este lunes tienen programada una acción frente a la Casa Blanca, donde, acompañados de líderes religiosos y otros grupos, reiterarán su exigencia a Barack Obama de cesar las deportaciones, que están por llegar a dos millones durante su presidencia, el número más alto de cualquier gobierno en la historia. Por otro lado, continúan protestas y movilizaciones para elevar el salario mínimo tanto a nivel nacional como en varias entidades estatales y municipales en este país.
En otro plano, se han logrado avances sin precedente en dos rubros sociales: el matrimonio gay y la despenalización de la mariguana.
Hoy, en 17 estados y el Distrito de Columbia (Washington DC) se goza del derecho al matrimonio gay. Lo sorprendente ahora es que a través de fallos del Poder Judicial en estados conservadores -Oklahoma, Utah y Virginia los más recientes- se han declarado inconstitucionales medidas promovidas por políticos conservadores para prohibir el matrimonio gay y/o anular todo derecho a parejas homosexuales (aunque aún no se reconoce el matrimonio gay en sí, ya que todos los fallos están congelados en apelación).
A la vez, Colorado y Washington aplican sus nuevas leyes estatales que legalizan el uso recreativo y personal de la mariguana, así como su venta en comercios regulados por el estado. Y ya van 20 estados, y el Distrito de Columbia, que han legalizando el uso médico de la mariguana.
Estos avances en política social, junto con las chispas de resistencia que se vislumbran en varias partes contra medidas conservadoras e intentos por frenar o anular conquistas sociales (el derecho al voto, la privacidad, derechos laborales, derechos gays), o contra violaciones a los derechos humanos y libertades civiles por la cúpula política de ambos partidos (espionaje masivo, intimidación de periodistas, Guantánamo, tortura, asesinatos internacionales, encarcelación masiva, derechos de inmigrantes), ofrecen indicios de posibles sorpresas en el futuro.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/02/17/opinion/029o1mun