Cuatrocientos expertos en política exterior de los dos grandes partidos de Estados Unidos plantearon al gobierno una «gran estrategia» para reformar el sistema multilateral internacional y abortar las múltiples amenazas que afronta este país. Un informe coordinado durante dos años por Anne-Marie Slaughter y John Ikenberry, ambos de la Universidad de Princeton, sugiere que la […]
Cuatrocientos expertos en política exterior de los dos grandes partidos de Estados Unidos plantearon al gobierno una «gran estrategia» para reformar el sistema multilateral internacional y abortar las múltiples amenazas que afronta este país.
Un informe coordinado durante dos años por Anne-Marie Slaughter y John Ikenberry, ambos de la Universidad de Princeton, sugiere que la política exterior tras el 11 de septiembre de 2001 ha sido demasiado simplista, e incluso contraproducente para afrontar los desafíos del siglo XXI.
La línea del gobierno debería depender menos del poder militar y más de mecanismos diplomáticos, según el estudio de 90 páginas divulgado este miércoles y realizado en el marco del Proyecto Princeton sobre Seguridad Nacional.
Washington también debería apelar menos al uso unilateral de la fuerza y más a la cooperación con otros estados democráticos, y menos a la democratización impuesta con elecciones aceleradas y más a lo que el informe denomina «gobiernos populares, responsables y atentos a los derechos humanos».
El estudio también propone una «cirugía radical» a las instituciones internacionales creadas al cabo de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo un aumento de los integrantes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Además, sugiere la fundación de una «Concertación de Democracias» como foro alternativo de acción colectiva y que incluya en sus potestades el uso de la fuerza.
En materias más específicas, los expertos propusieron a Washington «tomar todas iniciativas posibles» para alcanzar una solución al conflicto entre Israel y Palestina que contemple la convivencia de dos estados, y ofrecer a Irán garantías de seguridad a cambio de impedir que desarrolle armas nucleares.
Además, se inclinaron por no «bloquear o contener» a China sino, más bien, «ayudarla a concretar sus ambiciones legítimas dentro del actual orden internacional».
Numerosos pesos pesados de la elite política estadounidense participaron en la elaboración de informe «Forjando un mundo de libertad bajo la ley: Seguridad nacional de Estados Unidos en el siglo XXI», coordinado por Ikenberry y Slaughter, directora de la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales de Princeton.
Entre los copresidentes honorarios del proyecto figuran George Shultz, ex secretario de Estado (canciller) de la presidencia del republicano Ronald Reagan, y Anthony Lake, consejero de Seguridad Nacional del ex presidente demócrata Bill Clinton.
Los 13 miembros del comité permanente del Proyecto y sus siete grupos de trabajo también contaron con expertos de los dos grandes partidos.
Entre los patrocinantes institucionales se incluyen importantes centros de estudio que oscilan entre el derechista Brookings Institution y el izquierdista la Hoover Institution, pasando por el centrista Fondo Carnegie para la Paz Internacional.
El informe parece tender al consenso entre el ala «realista» del Partido Republicano y el sector «liberal-internacionalista» del Demócrata, que dominaron la política exterior desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el ascenso de neoconservadores, nacionalistas y «halcones» tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El lanzamiento del informe en el Capitolio, sede del Congreso legislativo, contó con el patrocinio del centro de estudios «centrista radical» New America Foundation, y los dos principales oradores fueron senadores representativos de las dos escuelas: el republicano y realista Chuck Hagel y el demócrata e internacionalista Joseph Biden.
Ninguno de los dos evitó pronunciar agudas críticas sobre la conducción de la «guerra contra el terror» lanzada en 2001 por el gobierno de George W. Bush.
Entre los ausentes figuraron los centros académicos American Enterprise Institute, neoconservador, y Heritage Foundation, derechista, que consolidaron la base de pensamiento de la estrategia internacional del actual gobierno.
Unos pocos neoconservadores y nacionalistas agresivos, como el director de la revista Weekly Standard, Bill Kristol, y el columnista Charles Krauthammer, del diario The Washington Post, figuraron entre los expertos consultados por el proyecto de la Universidad de Princeton.
De todos modos, el informe y las recomendaciones no representan un consenso formal de todos los participantes, ni siquiera de los copresidentes de honor, explicó Slaughter a IPS.
De todos modos, «hubo acuerdo a lo largo de todo el espectro político sobre un enfoque completo», agregó. La mayoría de los participantes en las consultas coinciden con la mayoría de los análisis y recomendaciones del estudio, según la experta de Princeton.
Washington debería establecer como objetivos básicos de su política exterior, de acuerdo con el informe, garantizar la seguridad del país contra ataques hostiles o epidemias, construir una economía mundial saludable y promover un «ambiente internacional benigno, basado sobre la cooperación en seguridad entre las naciones y la difusión de la democracia liberal».
Las recomendaciones formuladas para alcanzar tales objetivos contienen críticas explícitas al gobierno de Bush, como la «construcción de marcos de cooperación concentrados en intereses comunes con otras naciones más que insistir en que ellos acepten nuestras prioridades».