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Manifiesto de Tanquem Les Nuclears, 100% renovables

Cinco años de Fukushima con Garoña, Ascó y Vandellòs al fondo

Fuentes: Rebelión

Los cinco años transcurridos desde que se inició la catástrofe de Fukushima han sido bien aprovechados por la industria nuclear y sus seguidores. Aplicando las lecciones de Chernobyl, aquella catástrofe de 1986 que era imposible que sucediera, han conseguido un control meticuloso de la información, por lo que la presencia de Fukushima en la agenda […]

Los cinco años transcurridos desde que se inició la catástrofe de Fukushima han sido bien aprovechados por la industria nuclear y sus seguidores. Aplicando las lecciones de Chernobyl, aquella catástrofe de 1986 que era imposible que sucediera, han conseguido un control meticuloso de la información, por lo que la presencia de Fukushima en la agenda informativa cotidiana es inexistente, a pesar de que cada día sus radiaciones envenenan las aguas y la atmósfera, los ecosistemas y las personas.

La sociedad japonesa, desarticulada por las políticas aplicadas desde el Gobierno, está profundamente dividida; una parte considera normal vivir en un país con niveles legales de radiación 20 veces superiores a los establecidos en el resto del mundo, considera normal que se apele a la solidaridad con los agricultores para que niños y jóvenes consuman diariamente alimentos que provienen de zonas contaminadas, que se aplique la censura informativa, y que amenace continuamente con sanciones. Es la parte de la sociedad que se reafirma en la Olimpiada de Tokio 2020 como objetivo nacional, que apoya el aumento de la exaltación nacionalista ante países vecinos, y que aplaude la implicación internacional de Japón en asuntos militares. En cambio, otra parte se compromete en la resistencia. Durante 2015 la oposición atómica se ha integrado en el movimiento de oposición al militarismo.

Existe un desconcierto general, que se muestra en la abstención política (las últimas elecciones tuvieron la participación más baja en la historia de Japón), muchas personas que se limitan a ir a sus asuntos y apoyar pasivo a las autoridades. Mientras tanto, los datos sobre incremento de enfermedades aumentan, y el control informativo dispara aún más los rumores.

Y gran cantidad de personas que tienen conocimientos, contactos y recursos, abandonan discretamente el país y se instalan en el extranjero.

La reactivación nuclear progresa, el 11 de agosto de 2015, entró en funcionamiento la central nuclear de Sendai, finalizaron los 23 meses en que se ha demostrado, una vez más, que la energía atómica es innecesaria. La presión política para volver a poner en marcha nuevos reactores continúa.

Si este es el estado de las cosas en el país donde se desarrolla la mayor catástrofe de la historia de la Humanidad, se puede comprender la osadía de la industria atómica y sus seguidores en el caso de España, y más en Cataluña.

La central atómica de Garoña lleva 3 años parada, pero las compañías ENDESA e IBERDROLA maniobran para resolver los trámites legales que permitan ponerla en funcionamiento en 2016, o cobrar aún más dinero público en concepto de indemnizaciones si no lo consiguen. Actúan con la complicidad del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que se niega a analizar los peligros globales de seguridad, ambientales y de salud que implican la conexión de una central deteriorada por más de 40 años de funcionamiento, y con graves fallos estructurales.

El CSN funciona dominado por una mayoría absoluta de partidarios acríticos de la tecnología atómica, y va aprobando los informes parciales que permitan poner en marcha Garoña; el funcionamiento del CSN lo convierte en la oficina de relaciones públicas de la industria nuclear, y no en el organismo responsable de la seguridad de la sociedad que lo mantiene. Garoña es una pieza clave para que la industria nuclear pueda alcanzar el objetivo de los 60 años de funcionamiento de las centrales atómicas, el CSN lo sabe y actúa en consecuencia.

A pesar de los más de 500 kilómetros que separan Garoña de Cataluña nos une el río Ebro, del que la central obtiene agua de refrigeración. A la escasa importancia que tienen las barreras naturales para frenar la difusión de la contaminación radiactiva, podemos añadir en este caso una conexión directa.

La estrategia de mantener 60 años funcionando los reactores atómicos cuenta con una posición de ventaja en Cataluña superior al conjunto de España. Esto afecta a los dos reactores de Ascó y el de Vandellòs. Una fuente de contaminación cotidiana y una amenaza cercana que no nos deja indiferentes.

Más allá de pronunciamientos políticos, es necesaria una respuesta social para hacer frente a esta amenaza. Por ello, en este 11 de marzo de 2016, cuando llevamos 5 años de catástrofe nuclear continua que afecta a todo el mundo, nuestra reflexión no se dirige únicamente a lo que ocurre en Japón, también tenemos muy presente el conflicto de Garoña, y la amenaza continua que representan Ascó y Vandellós.

Desde Tanquem Les Nuclears – 100% RENOVABLES (TLN-100%EER) , se ha organizado un coloquio – debate abierto al público, el viernes, 11 de marzo, fecha del quinto aniversario del inicio de la catástrofe de Fukushima, a las 19 horas, en las Cotxeres de Sants de Barcelona.

Y la Xarxa per la Sobirania Energètica de Tarragona i l’Ebre hará un acto de recordatorio a las víctimas el sábado, 12 de marzo, a las 11:30 de la mañana en Tarragona, en la Playa de La Almadraba, en el término municipal de L’Hospitalet, Vandellòs, ante la central atómica Vandellòs 2, y el edificio con residuos radioactivos de lo que fue Vandellós 1.


Más información:  www.sirenovablesnuclearno.org