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Notas al fascismo corriente

Cinturones de castidad

Fuentes: La Jiribilla

Con solo cuatro años, Kendall Couture alarmó a sus padres. Con solo cuatro años, sufría de mal de amores. Su «novio», probablemente también de cuatro años, la había dejado por otra (presumiblemente de cuatro años, pues comparten aula los tres). Por ello, los padres de Kendall Couture «que no tienen cuatro años» decidieron que lo […]

Con solo cuatro años, Kendall Couture alarmó a sus padres. Con solo cuatro años, sufría de mal de amores. Su «novio», probablemente también de cuatro años, la había dejado por otra (presumiblemente de cuatro años, pues comparten aula los tres). Por ello, los padres de Kendall Couture «que no tienen cuatro años» decidieron que lo mejor para la niña era una escuela con segregación sexual, «donde no hubiera ni un varón en el horizonte». La directora de la nueva escuela, Jo Anne Rodkey «igualmente deberemos suponer que no tiene cuatro años», apoyó la decisión de los padres: «Hay necesidad de contar con alguna protección», dijo. Y mucha razón que lleva, si encima de que ya el sistema escolar del imperio debe contar con guardias de seguridad en los planteles, tener detectores de metales a la entrada de los centros docentes» no es cosa de tener que invertir ahora en cinturones de castidad para las niñas de los kindergarten.

El caso es que el gobierno anunció su intención de revisar la interpretación del Título IX «así se conoce una ley vigente desde 1972 que prohíbe la discriminación por motivos de sexo en las escuelas» como primer paso para promover escuelas públicas con alumnos de un solo sexo.

Quienes apoyan las escuelas segregadas, mayoritariamente ultraconservadores de derecha «los mismos que se han robado el poder en el imperio», plantean razones como la siguiente: «en clases mixtas de cuarto grado, 33 % de los varones y 59 % de las hembras aprobaron el examen escrito regular. En cambio, en las clases de un mismo género, también de cuarto grado, las cifras fueron un 86 % para los chicos y 75 % para las chicas».

Lo que esas cifras escamotean es que si en las escuelas mixtas aprobó el 33 % de los varones y el 59 % de las hembras, entonces sumados, implica que en esas escuelas aprobó el 92 % de la matricula… total con mucho muy superior al 86 y el 75 % que se obtuvo en las escuelas segregadas.

Algo que también ocultan es que los propios creadores del programa Woodward «aplicado en escuelas para alumnos de un solo sexo» advierten que sus «altos» resultados no deben ser tenidos en cuenta, pues se derivan de un estudio con muy pocos niños como muestra.

Lo principal es que las «mejoras» no se deben a la segregación. Resulta que muchos de los colegios a que se refieren esos estudios no sirven de ejemplo, porque sus resultados docentes se derivan de que reúnen condiciones como aulas no hacinadas, sino con muy pocos alumnos «lo que beneficia la labor del maestro, haciéndola más eficiente», un mayor compromiso educativo de los padres, y programas educativos superiores.

Sobre la segregación sexual escolar «uno de los banderines de batalla del Führer W. Bush desde que se robó las primeras elecciones» Kim Gandy, quien preside el movimiento Organización Nacional de las Mujeres, ha denunciado: «la educación single-sex perpetúa los estereotipos y pone en crisis el objetivo de la igualdad también en el frente laboral: es mucho más difícil para un hombre aceptar a una mujer como par e igual si no está habituado a competir con ellas en las escuelas».

Razones todas fáciles de entender, si uno no tiene cuatro años.