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Comandos israelíes disfrazados de libaneses intentan adentrarse en un bastión de Hizbulá

Fuentes: El Mundo

Fue una auténtica batalla campal en pleno alto el fuego.Pero el alarde de la Inteligencia del Ejército israelí resultó un fiasco. Aún no despuntaba la mañana cuando varios helicópteros del Tsahal aterrizaron en Afqa, localidad al oeste de las montañas de Sanine, y desembarcaron dos vehículos blindados GMC, tripulados con comandos israelíes, disfrazados de efectivos […]

Fue una auténtica batalla campal en pleno alto el fuego.Pero el alarde de la Inteligencia del Ejército israelí resultó un fiasco. Aún no despuntaba la mañana cuando varios helicópteros del Tsahal aterrizaron en Afqa, localidad al oeste de las montañas de Sanine, y desembarcaron dos vehículos blindados GMC, tripulados con comandos israelíes, disfrazados de efectivos del Ejército libanés.

Una vez allí, atravesaron 10 kilómetros por territorio libanés hasta el valle de la Bekaa e intentaron adentrarse en la localidad de Budai, 20 kilómetros al este de Baalbek. Hasta ahí, la operación que tenía como objetivo llegar hasta la oficina del líder local de Hizbulá, el jeque Mohamed Yazbek, transcurría sobre ruedas.

Pero los comandos especiales cometieron errores. «Iban vestidos como soldados libaneses. Hablaban con la gente que encontraban en árabe y les decían: Salam. Nahnu minkun [Paz. Estamos con vosotros]. Entonces, los de estas tierras se dieron cuenta de que su acento no era de aquí: nadie saluda en árabe diciendo Salam, sino Assalam aalaikum», explica Suhaila, una vecina de Budai de 47 años, que presenció el desembarco de los comandos israelíes desde su casa. En la localidad, mayoritariamente chií, viven 4.000 habitantes.

Los vehículos recorrieron unos 30 kilómetros, pero, al llegar a un bosquecillo cayeron en una emboscada de Hizbulá, que llevaba un gran trecho siguiéndoles. «Tres soldados israelíes y un oficial murieron, aunque algunos dicen que son más los muertos. De Hizbulá no cayó nadie», cuenta Walid, marido de Suhaila. Otras fuentes cifraban en seis el número de bajas israelíes y en tres los guerrilleros de Hizbulá muertos.

Aun así, los milicianos chiíes no estuvieron solos: «Todos los residentes del pueblo se unieron a ellos para repeler a los israelíes.Les atacaron y les dispararon en el bosque. El enfrentamiento se prolongó durante una hora. Los aviones israelíes intentaron cubrirles, pero Hizbulá llegó a alcanzar los vehículos», añade Walid.

Finalmente, los comandos lograron huir campo abierto y ser rescatados por los mismos helicópteros de los que habían salido. Entre los campos de trigo segados y las plantaciones de tabaco, testigos de la lucha, aún pueden verse los restos de la batalla: sangre y munición.

Jóvenes con pantalón militar y camisetas de Hasan Nasrala (el líder de Hizbulá), paseaban por los trigales bromeando. «Vinieron para intentar tener un éxito, para consolarse de su derrota.Pero nunca podrán vencer a la resistencia, porque todos formamos parte de ella», se jactaban. Desde las 21.45 horas (una hora menos en España) de la noche del viernes, aviones de guerra, helicópteros y aparatos espía cubrieron el cielo de la zona hasta la mañana, y bombardearon un puente cercano.

Israel adujo que el objetivo de la operación era cortar el suministro de armas de Siria e Irán hacia el grupo liderado por Nasrala.Budai se encuentra a una treintena de kilómetros de la frontera siria.

Los habitantes de Budai aseguran que es la tercera vez que comandos israelíes intentan aterrizar en el área. Pero ésta es la primera vez que lo hacen desde que el lunes pasado entró en vigor el alto el fuego. Se trata de la primera violación del acuerdo decretado por Naciones Unidas. «Estamos aquí, aislados, lejos del despliegue del Ejército libanés en el sur. Israel rompe el alto el fuego cuando quiere y no tenemos ninguna protección internacional ni de nuestro Gobierno», se queja Suhaila.

El Gobierno libanés se mostró indignado por lo ocurrido y pidió explicaciones a Naciones Unidas, cuyo secretario general, Kofi Annan, visitará esta semana Beirut. El primer ministro libanés, Fuad Siniora, tildó la operación del Tsahal de «violación flagrante» del alto el fuego.