El Comité Judicial de la Cámara de Representantes del congreso estadounidense, con predominio republicano, rechazó el plan del presidente George W. Bush para legalizar la tortura. El plan Bush sobre interrogatorios a reos extranjeros sospechosos de terrorismo se pasea por el Congreso norteamericano mejorando la situación de congresistas republicanos camino a los comicios de noviembre. […]
El Comité Judicial de la Cámara de Representantes del congreso estadounidense, con predominio republicano, rechazó el plan del presidente George W. Bush para legalizar la tortura.
El plan Bush sobre interrogatorios a reos extranjeros sospechosos de terrorismo se pasea por el Congreso norteamericano mejorando la situación de congresistas republicanos camino a los comicios de noviembre.
La iniciativa gubernamental recibió 20 votos en contra y 17 a favor y ahora irá al pleno de la Cámara Baja donde permitirá a los legisladores mostrar una oposición a Bush que algunos analistas dudan que sea real.
La semana anterior, el Comité de Servicios Armados del Senado rechazó la iniciativa gubernamental, también criticada por organizaciones sociales, lo que ayuda a crear un clima favorable a las aspiraciones de los republicanos.
Con el voto de 15 a favor y nueve en contra, esa instancia de la Cámara alta aprobó un documento alternativo del Ejecutivo, propuesto por el presidente de la comisión, el republicano John Warner, y respaldado por el senador John McCain.
A diferencia de ese texto, el proyecto del gobierno legaliza el empleo de censuradas técnicas de interrogatorio, entre ellas la de someter a los reos a tensión y temperaturas extremas, así como a obligarlos a dormir suspendidos.
Asimismo protege a los oficiales norteamericanos que cometan los abusos, ya que prohíbe que sean enjuiciados por crímenes de guerra.
En junio último, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que las Convenciones de Ginebra sobre los derechos de los prisioneros de guerra deberían aplicarse en los casos de las personas detenidas por Estados Unidos en nombre de su cruzada contra el terrorismo.
Bush calificó de vago el artículo tres de ese tratado internacional, cláusula que, según él, está abierta a varias interpretaciones y no resulta útil para los interrogadores estadounidenses.
Medios de prensa estadounidenses plantean que es inmoral e ilegal que el gobierno trate de legalizar la tortura, aunque analistas políticos ven detrás de esta acción un plan para favorecer a los legisladores republicanos en noviembre.