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Cómo el griterío sobre fraude de registro de votantes encubre los robos de votos por los republicanos

Fuentes:

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Virtualmente todos los medios electrónicos dominantes se tragaron la ponzoña sobre ACORN, un grupo de base de registro de votos, preparada por el Comité Nacional Republicano [CNR]. Casi nadie cuestionó seriamente las cómicas afirmaciones de John McCain de que ACORN «está a punto de perpetrar posiblemente uno de los mayores fraudes en la historia de los votantes en este país, destruyendo tal vez la estructura de la democracia.»

Mientras los republicanos distraían a medios que buscaban los vínculos entre Obama y ACORN, agentes del CNR estaban ocupados completando uno de los esfuerzos de supresión y expurgación de votantes más masivos de la historia de EE.UU., robando cientos de miles de votantes demócratas en los asediados Estados bisagra y esforzándose por preparar el caos e interminables filas en las cabinas electorales en la próximo semana.

Primero los hechos sobre ACORN: Hace meses obtuvimos, como parte de nuestra investigación para la revista Rolling Stone, la lista que según los republicanos incluía los peores casos de fraude de voto e inscripción por ACORN y grupos similares. Revisamos los nombres que el Partido Republicano afirmó eran inscripciones «obviamente, innegablemente y claramente fraudulentas.»

Primero, estaba Melissa Tais, una registrante dudosa de ACORN. Sus dos formularios de registro de votación muestran, hay que reconocerlo, firmas sospechosamente diferentes. Los republicanos sugirieron que Melissa formaba parte de un masivo fraude para permitir que demócratas votaran dos veces.

Se equivocaban. La señora Tais, una camarera de Cerrillos, Nuevo México, nos dijo que había firmado un formulario sobre una mesa y otro sujetando el papel en su mano. De ahí, una segunda firma temblorosa.

Luego estaba Patricia White, quien los republicanos afirmaron era una votante ficticia Cuando la filmamos en su casa en Albuquerque, parecía bastante real.

Y así sigue, pasando por toda la lista de los republicanos – ni un solo fraude. Y esos eran sus mejores casos de los cinco millones de «votantes ilegales» que los dirigentes republicanos afirman que han infiltrado los registros electorales de EE.UU.

El histrionismo exagerado sobre ACORN no sorprende a aquellos de entre nosotros que han estado observando las travesuras de manipulación electoral del CNR. Durante ocho años, agentes de la Casa Blanca han estado tratando de dar vida a historias en la prensa sobre fraude electoral. David Iglesias de Nuevo México fue uno de siete fiscales estadounidenses despedidos por la Casa Blanca por negarse a iniciar acusaciones por fraude electoral. «Recibimos más de 100 quejas,» del Partido Republicano, nos dijo. «Investigamos durante casi dos años, no encontramos un solo caso procesable de fraude electoral en todo el Estado de Nuevo México.»

Iglesias, partidario de McCain, ha presentado, por primera vez, una acusación nueva y seria: A pesar de no establecer que uno solo de los 200 votantes haya sido culpable, dice que la Casa Blanca le ordenó que procesara ilegalmente casos sin fundamento contra ciudadanos inocentes, sólo para provocar publicidad sobre fraude electoral. Su negativa, dice, le costó su puesto. «Buscaban fiscales de EE.UU. politizados – abusivamente politizados para interponer casos engañosos de fraude electoral.»

Por cierto, ACORN recolectó algunas firmas defectuosas. Pero a pesar de las afirmaciones de McCain, convertidas ahora en teología mediática, ninguna de las acciones de ACORN tendrá algún impacto en alguna elección. ACORN contrató a 13.000 agentes electorales para registrar a nuevos votantes. Una pequeña cantidad de esos colaboradores defraudaron a ACORN presentando formularios de registro ficticios, utilizando nombres que habían inventado (por ejemplo Mickey Mouse), o que habían copiado de guías telefónicas. En un caso, agentes electorales de ACORN utilizaron cigarrillos para sobornar a un vagabundo, que ahora aparece regularmente en Fox News, para que se registrara 17 veces. Ninguna de esas actividades constituyó un fraude electoral. No es un crimen registrarse 17 veces; sólo cuenta la última vez que se registró. Sus múltiples registros no permitirían al amante del tabaco que votara 17 veces. Tampoco existe alguna evidencia de que los registrados de la guía telefónica vayan a depositar múltiples boletas.

Finalmente, la eliminación por funcionarios del Partido Republicano de cientos de miles de legítimos votantes de los registros electorales durante el pasado año, suministra a ACORN una justificación sana para obtener nuevos registros, incluso de votantes que creen que ya están registrados.

ACORN se esforzó por seleccionar sus inscripciones y eliminar a los que consideraba dudosos. Sin embargo, las leyes federales convierten en un crimen que grupos de inscripción de votantes, como ACORN, descarten inscripciones incluso cuando creen que puedan ser fraudulentas. De modo que ACORN marcó los formularios que consideraba dudosos y los entregó al registro. Irónicamente, fueron esos formularios marcados – fruto de la diligencia de ACORN – los que han sido enarbolados por los republicanos como su mejor evidencia de un fraude electoral generalizado.

El fraude electoral es un fantasma según Lorraine Minnite, experta en crimen electoral en la Universidad Columbia. Se han descubierto sólo 24 casos de fraude electoral federal entre 2002 y 2005 a pesar de masivos esfuerzos gubernamentales dedicados a descubrir evidencia de una ola de crímenes de fraude electoral.

El Partido Republicano está generando histeria sobre un fraude electoral inexistente de los demócratas para distraer a la prensa de su propia campaña para quitar los derechos a voto a millones de votantes estadounidenses.

Los republicanos han creado una carrera de obstáculos de barreras diseñadas para suprimir votos, expurgar a miles de votantes demócratas de los registros electorales, crear caos y demoras en los locales electorales el Día de la Elección, e impedir que millones de votos sean contados en este ciclo electoral.

El activista republicano encarcelado, Jack Abramoff y su amigo convicto, el congresista Bob Ney, escribieron una de las provisiones más siniestras de la Ley Ayuda a Votar a EE.UU. (HAVA) que el Congreso aprobó en 2002, creando una serie de nuevos impedimentos electorales diabólicamente astutos. HAVA, por ejemplo, permite que funcionarios electorales estatales expurguen a decenas de miles de votantes de los comicios utilizando algoritmos y requerimientos de identificación del votante que despojan desproporcionadamente de sus derechos a votantes negros, latinos y de minorías, y otras demografías demócratas, incluyendo ciudadanos mayores y gente joven.

En 2004, estrategas republicanos altamente organizados ayudaron a despojar de sus derechos a no menos de 2,7 millones de votantes estadounidenses. Casi un millón de ellos eran afro-estadounidenses. La Comisión Federal Electoral ha establecido que es nueve veces más probable que los votos de votantes negros sean descartados que en el caso de votantes blancos y que más de un tercio del millón de votos provisorios depositados en 2004 – boletas entregadas desproporcionadamente a afro-estadounidenses – nunca fueron contados, sino simplemente tirados a la basura.

En una técnica conocida como «enjaular» agentes del CNR enviaron millones de cartas rápidas a votantes negros en todo el país, marcadas «no re-expedir.» Agentes republicanos armados con listas invadieron entonces distritos negros el día de la elección para cuestionar a los votantes cuyas cartas fueron devueltas al CNR porque el votante no estaba en casa cuando llegó el correo. Esa táctica apuntaba deliberadamente a estudiantes negros de vacaciones en agosto, a gente sin vivienda y a soldados enviados al extranjero. «Enjaular» es resucitar procedimientos segregacionistas del Sur de EE.UU. diseñados para eliminar de las listas a votantes negros y crear largas filas en los distritos negros.

En esta elección, nuevos mandatos de HAVA permiten que los funcionarios electorales comparen precisamente información del formulario de registro con el permiso de conducir del votante y otros antecedentes gubernamentales. Aunque pueda parecer razonable, en la práctica, cualquier cambio, incluso la falta de un guión, es causa para eliminar al votante de los registros. Desde 2004, los secretarios de Estado republicanos de Colorado han expurgado a uno de cada cinco votantes de los registros. El actual secretario de estado republicano, Mike Coffman, que también se presenta a las elecciones, expurgó recientemente a otros 37.000 votantes y descartó 6.400 registros de nuevos votantes – en su gran mayoría demócratas – sobre la base de un oscuro error técnico que la oficina de Coffman alentó a cometer a los votantes, para comenzar.

La campaña «contra el fraude» del Partido Republicano llevó a que uno en nueve votantes demócratas de Nuevo México descubriera que su nombre había desaparecido de los registros electorales durante las primarias de este año.

A pesar de una decisión de la Corte Suprema respaldando la negativa de Ohio de privar a derechos a 200.000 legítimos votantes sobre la base de esa absurda demanda de «comparar» los nombres de votantes con bases de datos, agentes de la Casa Blanca siguen luchando por expurgar esos nombres de los registros. El presidente George Bush solicitó personalmente la semana pasada a su Ministro de Justicia, Mike Mukasey, que renovara los esfuerzos republicanos por despojar de derechos a esos votantes.

Contrariamente a las afirmaciones de McCain, la verdadera amenaza para la democracia proviene del propio Partido Republicano. ACORN ha servido como una buena distracción de los esfuerzos republicanos por robar los votos de cientos de miles de legítimos votantes, una auténtica amenaza que casi no ha recibido atención en los medios.

Están robando tu voto, pero puedes recuperarlo. Los siguientes son algunos pasos que debieras emprender para proteger tu voto. Primero, evita el campo de minas del 4 de noviembre. Los votantes, cada vez que sea posible, debieran llegar temprano y en persona. Donde sea posible, hay que evitar el voto por correo, muchos son rechazados por motivos insustanciales, y votantes en muchos Estados tienen que incluir una fotocopia de su identificación. Sin embargo, si tienes una boleta para envío por correo, no la tires. Sigue las instrucciones, usa el franqueo correcto (fue un error que costó cien mil votos la última vez) y, siempre que sea posible, llévala personalmente a tu oficina electoral.

En el local electoral, si descubres que eres uno de los 2,7 millones expurgados, o si rechazan tu identificación, hace lo posible por resistir una boleta «provisional» – un tercio de las cuales no son contadas. Vuelve con una identificación apropiada, o llama 1-866-OUR VOTE para conseguir ayuda legal. Y nunca te vayas desalentado. Es lo que quieren que hagas.

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Robert F. Kennedy Jr. y Greg Palast son autores de una investigación sobre la supresión de votos en la actual edición de Rolling Stone, y de una guía electoral en forma de historieta: «Steal Back Your Vote,» que se pueden descargar desde StealBackYourVote.org.