Hay una dialéctica de poder y debilidad en el imperialismo estadounidense. El poder militar es innegable, pero hay debilidades estructurales. Estas vulnerabilidades son económicas, políticas y aún militares, fácilmente vistas en Iraq con la compleja resistencia del pueblo iraquí y en el crecimiento desigual pero combinado de los movimientos sociales y anti-guerra en América Latina […]
Hay una dialéctica de poder y debilidad en el imperialismo estadounidense. El poder militar es innegable, pero hay debilidades estructurales. Estas vulnerabilidades son económicas, políticas y aún militares, fácilmente vistas en Iraq con la compleja resistencia del pueblo iraquí y en el crecimiento desigual pero combinado de los movimientos sociales y anti-guerra en América Latina y otras partes del mundo. Debido al fracaso del neoliberalismo y a las nubes que se extienden por el horizonte de la crisis económica mundial, el capitalismo contemporáneo refuerza todas las formas posibles de jerarquización y, de manera más obvia, las que se basan en el género y la raza. Busca una «solución final» a sus problemas de la forma más jerarquizada existente, es decir, la militar.
Bajo el mando del presidente Bush y sus consejeros y amigos, el imperialismo confronta la crisis de su propia legitimidad y la de su ideología de globalización neoliberal, o globocolonización, con no sólo una respuesta militar sino un complejo de tácticas sofisticadas. Es verdad que hay un fortalecimiento de poder de los ultra-neoconservadores en posiciones claves del gobierno; escalada en el uso o amenaza de fuerza y guantanamización y AbuGraibización para quienes se opongan, incluyendo la autorización de tortura en una orden enviado a las tropas en Irak por Bush según un documento del 19 de mayo de 2004 hecho público por el FBI. Continua una militarización y una represión y criminalización de los movimientos sociales y voces de protesta.
A la vez, aprovechándose del control monopólico de los medios de comunicación en manos de un puñado de corporaciones transnacionales aliadas con el imperialismo, se fortalece un sistema nacional e internacional de una ofensiva ideológica a favor de un pensamiento único y la supresión de cualquier otra alternativa. Aún el New York Times, una voz menos conservador que muchos otros periódicos, decidió no publicar un anuncio ya pagado de «Not in Our Name», una declaración anti-guerra firmado por 10,000 personas, en el día contratado porque fue el día de la inauguración de Bush en Washington. El Times se defendió, diciendo que hubo un «error técnico», pero en realidad fue un caso típico de auto-censura.
Sin embargo, hay señales de un crecimiento en la resistencia de los pueblos contra el superpoder, no solamente en América Latina sino también en otras partes del mundo. Por ejemplo, las amenazas imperialistas han resultado en una nueva alianza entre Siria e Irán apoyada por Rusia.
Esta ponencia trata de abrir un debate sobre el carácter único del imperialismo estadounidense y los métodos principales contemplados para imponer, según su doctrina «The National Security Strategy of the United States of America» circulado por Internet a mediados de septiembre 2002, «un dominio espectral completo… a través de la guerra preventiva, global e infinita».
Los autores clásicos sobre el imperialismo – Hobson, Lenin y Luxemburgo — lo han definido como la expansión necesaria del capitalismo en su etapa de dominación por el capital monopólico. Actualmente, los Estados Unidos controla casi la mitad de las mayores compañías y bancos en el mundo. Además, aquellas empresas estadounidenses reciben más de la mitad de sus lucros de sus filiales en el exterior (en comparación con el caso de las empresas extranjeras de otros países que reciben apenas una tercera parte de sus lucros desde afuera.) Aunque muchas de las inversiones estadounidenses son entrelazadas con empresas europeas o asiáticas, las cifras económicas indican que el poder imperialista principal y lo más dependiente en las inversiones afuera del país tanto como en las inversiones de otros naciones en su país es los Estados Unidos. [1]
En realidad, toda la palabrería y los hechos principales de «la globalización neoliberal y la guerra contra el terrorismo» son una manifestación del imperialismo, como aún los líderes principales de los Estados Unidos lo anotan. Por ejemplo, la más alta representante comerciante estadounidense pronunció una vez que «La globalización es los Estados Unidos.» Y sobre América Latina y Canadá el ahora ex-Secretario de Estado Colin Powell ha declarado que «Nuestro objetivo es garantizar para las empresas nacionales el control de un territorio que se extiende desde el Ártico hasta la Antártica».
Powell es él que mentirosamente justificó la invasión a Irak frente al Consejo de Seguridad de la ONU y escribió la introducción al informe de 440 páginas de la Comisión estadounidense sobre Cuba para contribuir a una «Cuba libre» (mayo de 2004.) La diferencia entre aquellas dos intervenciones de Powell es que en la última el imperialismo declara su intento de anexionar a Cuba a través de un programa detallada de «cambio de régimen» que incluye la privatización de todas las propiedades estatales, cooperativas agrarias con sus 400,000 asociados, y programas sociales de salud y educación, para entregarlas a corporaciones e individuos estadounidenses bajo un régimen de control militar, sin ningún pretexto de la posible existencia de armas cubanas de destrucción masiva. [2]
En suma, la llamada globalización es el imperialismo. En este sentido, el ALCA (Área Libre de Comercio de las Américas) representa un intento de anexar América Latina. El Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia y la Iniciativa para la Integración Regional Sudamérica, presentados como planes de «integración económica y desarrollo sustentable», constituyen en realidad el ala militar del ALCA, una forma de recolonización de América Latina.
El rol del estado en todo esto es evidente. La idea de que el estado ha muerto debido a la globalización neoliberal y su privatización de sectores económicos estatales es una idea indemostrable, virtual y carente de contenido teórico o realista.
Es importante subrayar que el imperialismo económico y militar estadounidense tienen un carácter sumamente político. El capital monopólico está bien integrado con el Estado, el sistema político, el «military-industrial complex» descrito por el presidente Eisenhower hace medio siglo, y el patriotismo bélico. Las mayores corporaciones y bancos estadounidenses están muy ligados al estado y financian los dos partidos políticos. Desde 1960, sobre todo en la era del neoliberalilsmo, estas corporaciones han usado el estado para llevar a cabo una política que ha doblado la diferencia entre el ingreso del 20% de la población estadounidense más rica y lo del 20% con ingreso más bajo de un nivel de 30-1 a uno de 75-1, dejando millones de personas hambrientas y sin techo, una de cada ocho personas viviendo en pobreza, y 45 millones sin seguro de salud. [3]
La meta de los super-ricos es usar el Estado para implementar una política que destruirá todas las reformas keynesianas y reformas sociales desde el décimo de 1930 y el «New Deal», una tarea difícil pero no imposible en el caso de la privatización de Seguridad Social. Cuando Bush declara su intento de llevar a todas partes del mundo el «fuego» de la «libertad y democracia» y del «mercado y comercio libre», esta repitiendo un patriotismo y una amenaza bélica y económicamente expansionista que han prosperado en los Estados Unidos desde antes de su fundación y la Doctrina Monroe.
Debido a la integración del gran capital con el Estado y sus instituciones, incluyendo los medios de comunicación y la mayor parte de las religiones, es relativamente fácil lanzar muchas guerras bajo administraciones de ambos partidos y así buscar una hegemonía política y económica, inscripta en mecanismos institucionales políticas y económicas bajo dominio estadounidense como la ONU, el FMI (Fondo Monetario Internacional), el Banco Mundial y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo.) Ambos los demócratas y los republicanos de las administraciones de Bush I, Clinton y Bush II prepararon e insistieron en lanzar los bombardeos desde 1991 hasta ahora contra Irak. Las grandes compañías estadounidenses y su Estado buscan no solamente un control del petróleo y otros recursos naturales en el mundo sino también una hegemonía militar, económica y política sobre los rivales imperialistas de Europa y Japón.
Reflejando y estimulando los intereses del capital monopólico, el gobierno norteamericano implementa una militarización del mundo que amenaza ataques militares a cualquier país, bajo el pretexto de «la guerra contra el terrorismo» y ahora la guerra contra «la tiranía» (es decir, cualquier gobierno cuya democracia o dictadura no imita la democracia «lite» o dictadura incipiente de los Estados Unidos o no sirve sus intereses económicos.) Esta militarización patrocinada por Washington es para asegurar e incrementar el control de los recursos naturales, la expansión del gran capital industrial y financiero, y las mejores condiciones para las inversiones y comercio de los Estados Unidos.
Varias empresas norteamericanas, por ejemplo Coca Cola o Drummond Co. Inc., compañía minera de Birmingham, Alabama, habla públicamente de su uso de fuerzas militares y paramilitares en Colombia para reprimir huelgas y asesinar sindicalistas, así manteniendo altos niveles de producción a bajos costos. En muchos países andinos (y en Cuba en el caso de la fiebre dengue, entre otros) los Estados Unidos ha llevado a cabo un bioterrorismo contra campesinos cultivando coca y otros cultivos. [4]
Como una parte de su estrategia de seguridad nacional, el Estado norteamericano prevé la posibilidad de dirigir armas biológicas o un virus tóxico a genotipos específicos, por ejemplo Árabes, negros, o cualquier grupo que quisiera atacar. No es por nada que el gobierno norteamericano les han negado el permiso de entrar al país a los inspectores internacionales investigando la posible existencia de armas química-biológicas, prohibidas por tratados internacionales desde los fines de la década de los setenta.
Es más. Un documento clasificado, divulgado a la prensa en octubre de 2002 y preparado por el «Defense Science Board» para el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, revela un plan del Pentágono para usar un nuevo «Proactive, Preemptive Operations Group (P2OG)» para llevar a cabo misiones violentas y secretas con la meta de «estimular reacciones» entre grupos terroristas para provocar ataques contra gente inocente, y así crear un pretexto para otra guerra o cualquier acto de «defensa de la seguridad nacional». Se habla en muchos lugares de un auto-atentado en los Estados Unidos para justificar nuevas guerras, posiblemente contra Irán, Siria o Cuba. Además, el gobierno norteamericano ha declarado varias veces su intención de usar armas nucleares si fuera necesario. [5]
Sin embargo, hoy en día el imperialismo estadounidense confronta una vulnerabilidad económica y política, una de las razones pocas veces mencionadas atrás de sus guerras infinitas. Los gastos económicos de la expansión militar dañan a la economía norteamericana. El costo de la guerra en Irak de vidas destruidas y diversión de fondos crean movimientos estadounidenses de protesta por parte de familias militares, obreros, y estudiantes. Desde el comienzo de la invasión a Irak, más de 5,000 soldados han desertado de las fuerzas armadas estadounidenses. Muchos generales norteamericanos se preocupan de que sus fuerzas están demasiadas expandidas para resistir los contra-ataques de los pueblos.
La economía estadounidense sufre un estancamiento que deviene de la larga fase económica descendente desde 1973, a pesar de una recuperación tentativa de la tasa de ganancia en los años 1995-2000. Su parte de la producción mundial se ha reducido a un nivel de entre 20 y 25%. Casi todo el mundo, menos China, se encuentra en una recesión económica. La economía del planeta está basada en relativamente poca producción, debida a la crisis de sobreproducción. Hay cada vez más especulación financiera, tráfico de drogas y sexo, lavado de dinero, y venta de armas y guerras regionales. El oro y la plata que reinaron en el siglo XVI ahora se han trocado por los estupefacientes del narcotráfico y el lucro de las ventas de mujeres y niños quienes, a diferencia de los estupefacientes, se pueden vender más que una vez. Por eso muchos economistas estiman que las ganancias del tráfico en mujeres son mayores a las del tráfico en los estupefacientes. Aun peor son los casos — muchos todavía no conocidos – de esclavitud de las mujeres, y de violencia mortal contra ellas (p. Ej., caso de Ciudad Juárez, México) – sin hablar de la esclavización o criminalización de cientos de millones de inmigrantes de ambos géneros.
Hay que subrayar que las tácticas militares y las guerras implementadas por el imperialismo brindan el consentimiento para la violencia contra las mujeres, ya muy visible hoy en Colombia y en algunos lugares de Centroamérica y Méjico, sin mencionar Irak. A causa del patriarcado y de todas sus instituciones (que se remontan a épocas anteriores al capitalismo) las mujeres son de forma abrumadora las víctimas «socialmente aceptadas» de la violencia en el mundo militarizado de nuestros días. Una de las principales consecuencias de las guerras modernas es la privación de derechos a las mujeres. La vinculación afectiva que se produce entre los militares, en las fuerzas mercenarias que se contratan, y en los paramilitares, establece una equivalencia entre poder y sexo, lo que a su vez refuerza la violencia contra las mujeres. Debido a ello y al papel de la mujer en la acumulación de capital y en los movimientos sociales contra el sistema dominante, es obligatoria la incorporación de la teoría del patriarcado y la triple explotación de las mujeres en cualquier análisis de clase y debate sobre el imperialismo y los movimientos sociales. Por eso la cuestión fundamental de los derechos de las mujeres surge tan fuertemente hoy en día no sólo en los movimientos feministas como la Marcha Mundial de Mujeres sino en los movimientos de redención social en general. [6]
Económicamente los Estados Unidos corre el riesgo de que los chinos, japoneses, árabes y otros inversionistas en bonos y mercados financieros estadounidenses huyan hacia otros países. Con los escándalos de Enron, AOL Time Warner, Andersen, Halliburton (vinculada al vicepresidente Dick Cheney) y otras empresas gigantescas, la mayor deuda en el mundo, y un déficit monumental en cuenta corriente, la economía norteamericana se encuentra en condiciones de perder el dominio del dólar y el control sobre otras economías del mundo. (Aún antes de la guerra en Irak, muchos países petroleros y de Europa comenzaron la presión actual para que la cotización y el comercio del petróleo se realicen en euros y no en dólares.)
El movimiento alter-mundialista ha avanzado bastante. Ya muchas personas se dan cuenta de que el emperador está desnudo bajo su vestido nuevo de globalización. Siguen los fracasos imperialistas en las guerras de Afganistán, Irak y, en menos escala, Colombia, las Filipinas y Palestina. La Unión Europea (UE), a pesar de su apoyo del fundamentalismo del «mercado libre» (libre para los ricos), está en desacuerdo con mucha de la política internacional estadounidense y confronta sus propios desafíos de alter-mundialistas europeos opuestos a sus prácticas neoliberales e imperialistas. El gobierno de Bush trata de arreglar las cosas con los gobiernos principales de la UE, y la UE le devuelve el favor ahora que ambos imperialismos confrontan crecientes dificultades. Aún en su propia casa, hay señales de incipientes divisiones en la clase dominante estadounidense, y el movimiento contra la guerra ha recibido un apoyo a través de una carta escrita por 16 diputados federales al presidente Bush exigiendo el retiro de las fuerzas militares de Irak.
No es sorprendente que la clase dominante estadounidense comienza en fin a mostrar señales de duda o división — dentro de ambos partidos políticos, de las Fuerzas Armadas y de la misma Casa Blanca (donde una minoría de neoconservadores, menos «ultras,» han salido del consenso.) Estas divisiones no tienen que ver con la meta final de dominar al universo, sino con cuales estrategias y tácticas se deben seguir para lograr tal dominio. ¿Uni-lateralismo o multi-lateralismo? ¿Legalizar la tortura o no? ¿Más mercenarios, ejércitos privados y contratistas particulares, o menos o ningunos? ¿Honrar a las Convenciones de Ginebra o no? ¿Continuar con la ONU, el FMI, el Banco Mundial y la OMC, o modificarlos, o aun echarlos?
A la vez, en parte debido a tales dudas, las figuras neoconservadores principales en Washington están centralizando y consolidando su poder en un proceso de introducir por etapas una dictadura si la democracia tradicional «lite» no les sirve en su intento de crear un nuevo imperio supuestamente invulnerable. Los nuevos oficiales nombrados por Bush en posiciones claves de su segunda administración demuestran la consolidación del poder de los neoconservadores más fanáticos, p.ej.:
- Condoleezza Rice, como Secretario de Estado, quien ha amenazado a la soberanía nacional de Venezuela, Cuba, Siria, Irán y muchos otros países con cargos falsos, calificando Cuba como uno de «los reductos de la tiranía en el mundo» y por eso prometiendo «una estrecha atención a la aplicación de las recomendaciones de la comisión» Powell.
- Alberto Gonzales como Fiscal General, el ex-consejero legal de Bush, quién en enero de 2002 describió las Convenciones de Ginebra como «curiosas» y «obsoletas» en «un nuevo tipo de guerra» y ha dicho que la tortura bajo ciertas circunstancias no es un crimen de lesa humanidad
- Michael Chertoff, como Director de Homeland Security (Seguridad Interna), él que ayudó escribir el Acto Patriótico y enjuiciar más de 1,300 «terroristas» sin darles sus derechos constitucionales cuando fue jefe de la división criminal del Departamento de Justicia entre 2001 y 2003
- John Negroponte como el nuevo «czar» o jefe de Inteligencia (coordinador de 15 agencias de la inteligencia, incluyendo la CIA y el FBI), él que mintió al Congreso estadounidense sobre su papel en el asunto «Iran-contragate» y el uso de escuadrones de la muerte en las guerras sucias en America Central del décimo 1980 cuando estuvo embajador a Honduras
- Lt. Gen. Michael Hayden, en los últimos seis años director de la poderosa National Security Agency, el llamado «super-espía» y buen amigo de Rumsfed y Rice, como el jefe asistente de Inteligencia (de Negroponte)
- Stephen Cambone, Douglas Feith y General William G. Boykin y (Deputy Undersecretaries of Defense), ultra-neoconservadores y figuras importantísimas de la cadena de mando de las operaciones secretas del SOCOM (Mando Secreto de Operaciones Especiales). Boykin ha dicho que «Dios puso Bush en la Casa Blanca para un tiempo como esto.» SOCOM, que dirigió la invasión de Irak, es una parte del Pentágono mandado por el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Es la cúspide de las operaciones militares imperialistas, arriba del Comando Sur y del Comando Norte (que unifica las fuerzas armadas de Méjico, Canadá y Estados Unidos bajo el mando de oficiales estadounidenses.) El SOCOM y sus Fuerzas Especiales no tienen controles jurídicos y están financiadas para hacer lo que quieren en cualquier parte del mundo bajo el pretexto de una guerra «contra el terrorismo» llevada a cabo con bombardeos de ciudadanos no combatientes, torturas y desapariciones de miles y miles de personas. Un ex-oficial de alto nivel del Pentágono informó al prestigioso periodista estadounidense Seymour Hersh que las Fuerzas Especiales del SOCOM son las mismas que fundaron y financiaron los escuadrones de la muerte en El Salvador: «El objetivo ahora es reclutar gente local en cualquier lugar que queremos. Y no informaremos al Congreso nada». Cómo ha dicho Rumsfeld, «la libertad significa ser libre para hacer la maldad». Se supone que el Programa TIA (Total Information Awareness), rechazado por el Congreso hace algunos años, ya estará delegado al Pentágono. Es un proyecto de control social a escala planetaria que no respetará fronteras y vida privada y usurá una tecnología muy avanzada como «micro-vigilancia». [7]
- Porter Goss, como jefe de la CIA, un ex-jefe del Comite de Inteligencia de la Cámara y ex-agente de la CIA con una larga experiencia en «Operaciones Especiales», con los nombres de Venezuela, Colombia, Haiti, Cuba y Mexico en su lista de "países inestables" en 2005
Con el tiempo, es probable que se fracasará todo el proyecto ultra-neoconservador debido a varias contradicciones internas, errores múltiples, números mayores de los 16 diputados protestando, una crisis económica y, sobre todo, crecientes movimientos sociales de resistencia dentro y afuera de los Estados Unidos.
En enero de 2005, mi último artículo sobre América Latina describió los vientos positivos de cambio, impulsados por los crecientes movimientos sociales e insurrecciones populares espontáneas, soplando desde Latinoamérica y llegando al resto del mundo. El artículo reveló los papeles claves de las y los indígenas, la juventud, las mujeres, los pobres, el campesinado, las y los nuevos sindicalistas, y la internacionalización de las luchas populares. Se describió como en las últimas elecciones esos vientos de cambio han inclinado el péndulo político latinoamericano desde la extrema derecha (o centro-derecha) hacia el centro o centro-izquierda, aunque una vez elegidos muchos presidentes puedan apoyar el moribundo modelo económico neoliberal. [8]
Los movimientos populares ayudaron derrotar el programa de la Organización Mundial del Comercio en Cancún, Méjico, en 2003, al que contribuyó el alineamiento de Brasil con China e India en el «bloque de los 22,» y hicieron imposible la implementación del «ALCA Lite» en enero de 2005, la fecha escogida por el imperialismo. Los TLC’s actuales o propuestos de los Estados Unidos con Chile, los países andinos, Centroamérica y México ya no andan bien. La ofensiva comercial y financiera de España y China en América Latina está recibiendo una bienvenida en muchos países. [9]
Por eso, y debido a sus frustraciones en el Oreinte Medio, el imperialismo, a pesar de su preocupación con la guerra en Irak, tiene en la mira América Latina. En Washington se habla frecuentemente de un nuevo «eje del mal»- Brasil, Venezuela y Cuba – que amenaza la «libertad».
Para llevar a cabo una política más sofisticada y poderosa de intervención, el Gobierno estadounidense ha aumentado su movilización y coordinación entre el Pentágono, la CIA, la Agencia de Lucha contra las Drogas, la Fundación Nacional por la Democracia, y sobre todo el SOCOM. En solamente el año 2001, más que 15,000 militares latinoamericanos fueron capacitados por el gobierno estadounidense (en la renombrada Escuela de las Américas de triste fama por su entrenamiento de dictadores de las guerras sucias.) También se ha desarrollado mucho nuevo entrenamiento norteamericano de las policías en América Latina.
A la vez, el imperialismo planea e implementa intervenciones militares directas o indirectas, junto con otros gobiernos donde sea posible, para derrocar a gobiernos democráticamente elegidos, como ocurrió en Haití, o muy brevemente en Venezuela en 2002. El imperialismo utiliza masacres policiales o militares; la extensión de grupos paramilitares y el resurgimiento de los escuadrones de la muerte; el incremento de la violencia contra las mujeres, los gay y transexuales, las minorías étnicas y las organizaciones progresistas; y planes no muy secretos de asesinar a líderes como Evo Morales del Movimiento hacia el Socialismo (MAS) en Bolivia o los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro.
El gobierno de EE.UU. trata no solamente de reprimir los movimientos sociales sino también de cooptar o desviarlos. Se introducen tácticas tales como las siguientes: la desestabilización del centro-izquierda o de los gobiernos populista-nacionalistas; las conspiraciones de la CIA y los medios de información para estimular movilizaciones contrarrevolucionarias o derechistas [10] ; las amenazas contra la soberanía de Venezuela y Cuba; la «reparación» o eliminación de los supuestos «Estados-fracasados» de la región, respondiendo a los movimientos populares que ganan sus batallas contra la privatización como en el caso de El Alto, Bolivia con su victoria contra la privatización del agua por la empresa francesa transnacional Suez, a través de la creación de un movimiento «independista» en Santa Cruz, Bolivia, para la división de la nación o el retorno del Estado a la derecha ultra-neoliberal atrás de la máscara de un pluralismo que intenta «ayudar» a los pobres y reconocer la diversidad étnica y regional; en la misma manera, el uso de dinero y otras presiones para desviar movimientos populares hacia un cambio de régimen aparentemente «progresista» que no resultará en una avanza de las fuerzas populares sino su derrota, como por ejemplo en Ecuador donde el imperialismo trata de crear una alternativa a Gutiérrez si es que él no pueda controlar la creciente movilización popular en su contra; y, sobre todo, la criminalización de los actos de protesta. Semejante criminalización de la disidencia y el incremento de la represión violenta, sin embargo, puede que avive futuras insurrecciones sociales en países como Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, e incluso Brasil.
A causa de la profunda crisis económica en América Latina, con el desplome de sus monedas y de las exportaciones de materias primas y el crecimiento de su ominosa deuda externa y debido a la magnitud de la presencia imperialista y el impacto del neoliberalismo con su desmantelamiento de la nación-estado, los espacios para los supuestos «progresismo» y «nacionalismo» casi han desaparecido. El fracaso de la alianza gubernamental de centro-izquierda en Argentina en 2001 y las dificultades del Gobierno del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, que son reflejo de esa nueva realidad, han favorecido la emergencia de la alternativa transnacional bolivariana patrocinada por el Presidente Hugo Chávez de Venezuela, a la cuál Lula se va uniendo cada vez más. [11]
Para subrayar la realidad del terrorismo implementado por el imperialismo contra los pueblos latinoamericanos y su amenaza de lanzar una nueva guerra sangrienta si la estrategia del ALCA y su ala militar Plan Colombia y Plan Puebla Panamá, junto con la desestabilización y actos de terror estilo Plan Candor como el secuestro del representante de relaciones exteriores de la guerrilla colombiana FARC Rodrigo Granda en territorio venezolano en diciembre de 2004 no logren sus objetivos, hay que entender la amenaza al imperialismo que representan los procesos revolucionarios de Venezuela y Cuba.
El proceso revolucionario de base de Venezuela y el Presidente Chávez han influido en los movimientos sociales latinoamericanos, en los partidos políticos e incluso en algunos gobiernos, con su convocatoria hacia una nueva unidad bolivariana sin precedentes desde la proclama de Simón Bolívar durante las guerras de independencia contra España, Portugal y otras potencias europeas. Ahora, la exigencia es la de una segunda y verdadera independencia – en esta ocasión no sólo política sino económica y militar- sobre todo, una independencia de las corporaciones y bancos transnacionales y de las ensangrentadas garras del águila imperial estadounidense. [12]
En la reunión de noviembre de 2004 que mantuvieron los ministros de defensa americanos, 16 países, con Brasil al frente, votaron contra la propuesta estadounidense – apoyada por Colombia – de imponer una fuerza multilateral de intervención en Colombia e integrar las fuerzas armadas latinoamericanas a la campaña estadounidense de «combate al terrorismo internacional». El voto provocó un impulso adicional al llamamiento previo de Chávez para constituir un bloque militar regional en defensa de la soberanía nacional de la «Gran Patria» contra el imperialismo. Chávez no dice «Patria o Muerte» sino «Unión o Muerte» – la Gran Patria soñado por Bolívar.
Al proclamar la muerte del ALCA, Chávez y el Presidente de Cuba, Fidel Castro, recientemente anunciaron en La Habana la puesta en marcha de un marco alternativo para la integración económica (la Alternativa Bolivariana para las Américas.) Al estrechar los intercambios económicos y culturales beneficiosos para ambos países, entre los que se incluye el petróleo a un precio reducido para los cubanos y miles de maestros, médicos y becas cubanas para los venezolanos, el acuerdo implica similares acuerdos futuros para el resto de Latinoamérica y el Caribe, muchos de cuyos países ya están recibiendo petróleo venezolano a precios reducidos. El objetivo principal del ALBA no es el comercio sino lo social, la ayuda mutua y la eliminación de la miseria y la pobreza. Otros países del Caribe y del Cono Sur ya están cooperando en distintas maneras con el ALBA.
A mediados de diciembre de 2004, el internacionalismo de Chávez se apuntó un nuevo tanto al reunirse en Ayacucho con otros dirigentes de Sudamérica para crear la Comunidad Sudamericana de Naciones, una especie de «Unión Europea» (sin su riqueza, pero con inmensas reservas de petróleo, agua, minerales y biodiversidad). Junto con la Comunidad Caribeña (CARICOM), el Mercado Común Centroamericano y el ALBA, tal comunidad sudamericana constituye una alternativa factible para la integración de la economía latinoamericana con una divisa independiente de Estados Unidos. Chávez propuso la creación del Fondo de Emergencia Social.
En este mismo espíritu de unión Chávez ha tomada la iniciativa de lanzar el Petrosur; la Televisora del Sur (Tele Sur, o Tele Sud en Brasil), una alternativa participativa y en alianza con otros canales comunitarios para combatir los desinformes de CNN; y muchas otras iniciativas muy raras en la historia del continente.
En diciembre de 2004, Caracas acogió dos importantes reuniones internacionales. El Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, al que asistieron 370 participantes de 52 países, mostró su solidaridad con Venezuela, Cuba y «los pueblos de Irak, Palestina, Afganistán, y de todos aquellos que se resisten a la ocupación y agresión imperiales». El Encuentro se comprometió «a pasar a la ofensiva» mediante «la creación de una ‘red de redes’ de información para actividades artísticas, solidaridad y movilización, que relacione a intelectuales y artistas con las luchas populares y con los Foros Sociales y que garantice la continuidad de esos esfuerzos uniéndolos en un movimiento internacional ‘en defensa de la humanidad'», para terminar con «la convicción de que otro mundo no sólo es posible, sino imprescindible». Desde entonces se han creado varias redes en defensa de la humanidad en muchos países de las Américas y Europa.
La otra reunión de Caracas fue el II Congreso Bolivariano de los Pueblos, en el que participaron unos 180 dirigentes de partidos políticos latinoamericanos y caribeños y activistas de movimientos sociales que se comprometieron a la defensa permanente de la Revolución Bolivariana de Venezuela y de la Revolución Socialista de Cuba. Al designar el año 2005 «Año de la Ofensiva y Progreso de la Unidad de los Pueblos de Latinoamérica y del Caribe», convocaron un Foro de los Trabajadores del Sector Energético para finales de año. Al mismo tiempo que exigían cambios humanísticos, pluralistas culturalmente y participativos, para obligar a los gobiernos de la región a preocuparse por sus pueblos y a abordar un desarrollo económico sostenible, proclamaron su respeto a las leyes internacionales y a los derechos humanos establecidos en la Carta de Naciones Unidas. Finalmente, crearon un Secretariado Permanente en Caracas, anunciando su propósito de convertir el Congreso en un movimiento internacional mediante la creación de una serie de redes bolivarianas políticas, de comunicación y de control de la producción por los trabajadores.
En sus discursos de los últimos meses, Chávez ha urgido a que la gente lea «La revolución permanente» de León Trotsky, indicando que en ella hay mucho de lo que aprender y que Trotsky tenía razón en su disputa con Stalin. «No existe una revolución nacional», insiste Chávez. Para que en un país sobreviva y progrese un proceso revolucionario «la revolución tiene que llegar a ser internacional». Mientras se proclama orgulloso de ser cristiano con preocupaciones sociales, Chávez ha llamado la atención sobre el resultado lógico de los cambios que está realizando el gobierno democrático bolivariano, participativo y popular de Venezuela, que es socialismo. En su discurso concluyendo el quinto Foro Social Mundial en Porto Alegre, Brasil, Chávez aceptó la realidad de la contrarrevolución en la misma manera de como lo explicó su necesidad Trotsky en su ensayo de 1911 sobre «el latigo de la contrarevolution». Chávez concluyó que otro mundo no es posible dentro del capitalismo y que se necesitan una revolución y socialismo.
En Venezuela, fortalecido por sus victorias abrumadoras en las quinta y sexta elecciones populares y sumamente democráticas de agosto y noviembre de 2004, Chávez ha proclamado la necesidad de «profundizar en la revolución». El proceso favorece la fusión de los movimientos sociales venezolanos en la coalición Conexión Social que aboga por la participación popular en el sector estatal del petróleo, por la democratización de los medios de comunicación, y por la erradicación de la corrupción y la burocracia para «terminar con el viejo y corrupto Estado». Hay una aceleración de la reforma agraria; una profundización de la democracia participativa; una refundación de la institucionalidad del Estado incluyendo una campaña contra la corrupción; una nueva Ley de Responsabilidad Social de Radio y TV; y una fortalecida autodefensa contra el imperialismo, incluyendo una alianza informal con Cuba significando, en efecto, que si el imperialismo agrega a una de las dos naciones tendrá que agredirlos a los dos. [13]
Por su parte, los cubanos, debido a su revolución, a través de las generaciones han tenido que defenderse de un imperialismo extremadamente agresivo. Les mantiene bloqueados económicamente desde hace 45 años en una forma de genocidio gradual con un daño económico de 73 miles de millones de dólares y los fallecimientos de más de 3500 personas. El imperialismo ha invadido su isla, les ha declarado una guerra con armas químicas y ha llevado a cabo innumerables intentos de asesinato de su popular presidente. Es decir, los que mandaban y siguen mandando en los EE.UU. no pudieron y no pueden tolerar cualquier intento de crear una alternativa a su sistema capitalista.
Claro que Cuba no es una utopía, ni mucho menos, pero ofrece, con todas sus fallas humanas, una alternativa política y social a la explotación y degradación ecológica impuesta por el imperialismo y su «globalización». Además, miles y miles de cubanos – médicos, dentistas, maestros, técnicos y obreros practican un internacionalismo sin precedente en la historia humana. Sabiendo eso, el gobierno estadounidense en su informe Powell de 2004 incrementa su intento de romper el espíritu de todo un pueblo para que se anexionara al país en las condiciones de esclavitud anterior, o sea, la esclavitud salarial, racista y sexista actual de la mayoría de los países de lo que llamó José Martí «Nuestra América». La verdad es que cuando se dice Cuba, se dice dignidad.
Cinco jóvenes cubanos, dos de ellos ciudadanos estadounidenses, están encarcelados en Estados Unidos cumpliendo una larga condena por la falsa acusación de «conspirar» el espionaje y asesinato, mientras los terroristas espiados por ellos en Miami — gentes como Orlando Bosch a quien el propio Departamento de Justicia considera responsable de más de 30 atentados terroristas y de la muerte de decenas de personas inocentes — gozan de plena libertad y hasta aparecen junto a Bush II y otros funcionarios públicos que los tratan como héroes. [14]
Parece posible que haya inmensos depósitos de petróleo en la parte cubana del Golfo de México. Todo esto ha causado en el gobierno estadounidense incrementar la campaña de «cambio de régimen» contra ambos pueblos de Venezuela y Cuba, creando un peligro bastante grave para toda América Latina. [15]
En este contexto, la campaña de echar los bases militares estadounidenses de Latinoamérica y otras partes del mundo es muy importante. El imperialismo intenta usarlos para crear un incidente o una intervención militar, como en el caso de Colombia, donde el Presidente Álvaro Uribe, apoyado por EE.UU. con 3.3 mil de millones de dólares en ayuda militar, trata de imponer una dictadura civil-militar fascista y servir los intereses imperialistas. Después del incidente del secuestro de Granda de la FARC colombiana el Presidente Chávez encontró con el Presidente Uribe para declarar la crisis bilateral «superado». Según Chavez, «sólo la unión de los dos pueblos, preconizada históricamente por Simón Bolívar, hará posible el avance en el desarrollo y en el mantenimiento de la paz». Obviamente urgente es la necesidad de reconocer la guerrilla colombiana como fuerza beligerante, en la misma manera que la FMLN fue reconocida durante la guerra en El Salvador en el décimo de 1980.
Las circunstancias de soberanía de las naciones y para los movimientos sociales latinoamericanos son más difíciles hoy que en cualquier otro momento desde la pasada época de las «guerras sucias». Esa es la razón más importante para que el internacionalismo de solidaridad en defensa de la humanidad y la lucha anti-imperialista fuera más decisivo que nunca. Con tal internacionalismo, es posible que el Congreso Bolivariano de los Pueblos tendrá razón en su proclamación de que estamos viviendo «un momento histórico favorable de cambio para los pueblos en la correlación de las fuerzas latinoamericanas y caribeñas, expresadas en los avances y victorias de los procesos electorales y de la lucha por la consecución de unos modelos de desarrollo humanista que ofrezcan una alternativa a las políticas del capitalismo neoliberal».
Si José Martí estuviera vivo hoy, a lo mejor nos ofrecería de nuevo su vida, esta vez: «a impedir a tiempo con la segunda verdadera independencia de Nuestra América que se extiendan por todo el planeta los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre la humanidad.»
Miembro de la ONG canadiense Alternatives y del International Institute for Research and Education (Instituto Internacional para la Investigación y Formación de Amsterdam), el Dr. James D. Cockcroft es profesor de la State University of New York y un emprendedor especialista en América Latina. Es uno de los organizadores de la campaña internacional en Defensa de la Humanidad y del Tribunal Benito Juárez de la sociedad civil que se reunirá en abril de 2005 en México para juzgar el terrorismo estadounidense contra Cuba. Ha escrito 35 libros, entre los que se encuentran América Latina y Estados Unidos: historia y política país por país (México & Buenos Aires: Siglo veintiuno editores, 2001, y La Habana: Ciencias Sociales, 2004); La esperanza de México (México: Siglo veintiuno editors, 2001); y Precursores intelectuales de la revolución mexicana (México: Siglo veintiuno editors, 23a ed. 2003.) Su correo electrónico es : [email protected]
[1] Véanse Elidio A. Marques, «Imperialismo y Economía» y Claudio Katz, «Hegemonía con dominación limitada», Correspondencia de Prensa, septiembre 17 de 2004.
[2] Comisión para Asistir a Una Cuba Libre, Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental, Departamento de Estado de Estados Unidos, 2004. El
Presidente Bush ya había puesto Cuba en su lista de «estados malvados» y en la del «eje de mal» y había dicho en octubre de 2003 que su gobierno «planea para los bellos días, donde ya no exista el régimen de Castro.»
[3] Bill Moyers, «Democracy in the Balance,» Sojourners Magazine, agosto de 2004.
[4] Mientras tanto, Monsanto y seis otras empresas que dominan los agro-negocios y la biotecnología mundialmente, están comercializando los productos transgénicos y fácilmente obteniendo nuevas patentes bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), así agarrando el control de todas las semillas en la agricultura y terminando la soberanía de alimentación de los pueblos, con consecuencias desastrosas para el ambiente y la salud humana. Junto con ellas, un puñado de compañías farmacéuticas se está aprovechando de los derechos de «patentes de propiedad intelectual relacionados al comercio», reconocidos por la OMC, para saquear la flora y fauna – la famosa «bio-piratería». Ésta incluye el pillaje de los conocimientos científicos de grupos indígenas, una tradición de 500 años que ha beneficiado mucho al desarrollo de la medicina occidental.
[5] Entre otras fuentes, véanse Chris Floyd, «Global Eye – Into the Dark», Page XXIV, 1 de noviembre 2002; Prensa Latina, «Expansión nuclear de EUU,» Red Eco Alternativo Boletín Informativo, 3 de Mayo de 2004, Año VI: Número 38 [http://www.redeco.netfirms.com/]. El terrorismo de Estado a escala internacional siempre ha formado una parte clave de la doctrina militar del imperialismo estadounidense. Fue usado en los bombardeos aéreos masivos e indiscriminados contra la población civil y objetivos civiles (Vietnam, invasiones u operaciones militares en Nicaragua, Granada y Panamá, guerras del Golfo, Yugoslavia, Afganistán y Irak), utilizando armas prohibidas, como el napalm, la sustancia naranja, las bombas de racimo y las armas química-biológicas.
[6] La Dra. Susan Caldwell ([email protected]) ha compartido conmigo su muy útil marco teórico para el análisis de género que se basa en la re-conceptualización de Departamento III de producción de Marx. Para un resumen, véase James D. Cockcroft, «Gendered Class Analysis: Internationalizing, Feminizing, and Latininizing Labor’s Struggle in the Americas», Latin American Perspectives, nº. 103, 25:6 (noviembre 1998), 42-46, y La Esperanza de México (México: Siglo veintiuno editors, 2001), 146-151.
[7] Véanse el artículo por Hersh en New Yorker, 24 y 31 de enero de 2005, y Thierry Meyssan, «Ojo del Pentágono,» Entorno, 17 de febrero de 2005. Como dijo Bush al congreso norteamericano en 2002 refiriendo a tres mil de los sospechosos terroristas detenidos en distintas partes del mundo: «Digámoslo de este modo: ellos han dejado de ser un problema para los Estados Unidos.» Es decir, ellos son los nuevos desaparecidos del nuevo siglo. Esto es la práctica del único estado condenado por el Tribunal Internacional en La Haya, Holanda, por haber cometido el terrorismo internacional (en Nicaragua, 1986).
[8] James D. Cockcroft, Vientos de cambio e internacionalismo desde Latinoamérica», www.rebelion.org, 04-01-2005.
[9] España se haya convertido en el primer inversor en América Latina, donde el total de las inversiones extranjeras ha bajado desde el año 2000, mientras la transferencia de beneficios, el pago de los intereses de la deuda exterior, y el reciclado intercambio de dólares del narcotráfico y del comercio sexual, han ido aumentando los beneficios de los bancos y empresas extranjeras. Al menos el 70 por ciento de la mano de obra latinoamericana trabaja ahora en la economía informal, a consecuencia del genocidio económico gradual cometido durante más de dos décadas por la globocolonización neoliberal. Cien mil seres humanos se mueren por día a causa del hambre y las enfermedades curables, y la mitad de la humanidad no tendrá agua potable en 2025.
[10] Ya bien conocido es el apoyo de los medios de comunicación a las campañas mafiosas, de ultraderecha e imperialistas, para provocar incidentes y desinformación con el fin de tratar de derrocar a gobiernos progresistas como los de Venezuela y Cuba. El acto de provocación, realizado en 2004 por EE.UU., de enviar al espacio aéreo cubano una plataforma volante C-130 para transmitir desde «Radio y TV Martí» es sólo uno de esos intentos.
[11] Las esperanzas suscitadas por décadas de movilizaciones de la clase trabajadora y de construcción del Partido del Trabajo (PT) brasileño con su consecuente enorme triunfo electoral de Lula han quedado defraudadas por el fracaso del Gobierno para aumentar el nivel de los indicadores económicos y sociales de las clases obreras. El pago de la deuda absorbe el superávit conseguido por los trabajadores brasileños. Como resultado de todo ello, el PT se ha escindido dando lugar a uno nuevo, el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) que ha conseguido casi medio millón de firmas de apoyo para registrarse como opción electoral.
[12] Para más información sobre «la segunda revolución por la independencia» de América Latina, véase James D. Cockcroft, «América Latina y Estados Unidos: historia y política país por país«, en especial la «conclusión».
[13] Las empobrecidas masas de Venezuela a través de los Círculos Locales Bolivarianos defienden a su presidente y a su Constitución. Además, ahora hay «Círculos Bolivarianos» de solidaridad con Venezuela ahora en todo América Latina, así como en EE.UU. y Europa.
[14] El segundo «presidente» Bush frecuentemente dice que «los que dan refugio a terroristas son tan culpables como el propio terrorista». El primer presidente Bush, presionado por su hijo Jeb Bush (actualmente gobernador de Florida), liberó a Bosch. ¿Según la definición del señor Bush II, significa esto que su papá y su hermano son terroristas?
[15] Uno de los más importantes movimientos sociales en Latinoamérica hoy es lo que está teniendo lugar en Cuba, tal como revela la inesperada manifestación en las calles de La Habana en mayo de 2004, en la que participó una décima parte de la población del país, más de un millón de personas, en respuesta al anuncio público de los detallados planes de la comisión Powell para la «Cuba después de Castro».