«Los procesos de repatriación, como nunca se habían visto».
Tijuana, BC. A partir de la presidencia de Barack Obama empieza a moverse un gran aparato para detener a la mayor cantidad de migrantes, no sólo cruzando la frontera, sino en sus hogares, lugares de empleo, la calle, la carretera, o porque violaron leyes de tránsito. «Ahí empieza un proceso de deportación masiva como nunca antes se había visto en la historia de Estados Unidos», advierte el doctor René Zenteno, investigador de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y ex subsecetario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación.
Mientras Obama viene a México a decir que gracias a los migrantes Estados Unidos es un país próspero, por otro lado los deporta y separa familias que es, quizá, la consecuencia más grave de este proceso, indicó.
Es decir, ahora la clasificación va en dos vías: los repatriados y los «removidos» (deportados de Estados Unidos con base en una orden legal de expulsión); esto último va en aumento y está a cargo de la agencia ICE (Servicio de Inmigración y Adunas).
El 2011 fue el primer año fiscal en que hubo más deportados por remoción que por detenciones en la frontera; también hay un perfil racial en estos operativos, la mayor parte de los repatriados son hombres, mayores de 30 años, casados, jefes de familia, centroamericanos y mexicanos.
Según estadísticas del Colef, elaboradas con base en información de gobiernos de ambas naciones y con amplias encuestas, en las repatriaciones 2009-2011, 39 por ciento tenía más de 35 años de edad; a la mitad de ellos los sacaron de Estados Unidos solos, sin su familia.
Una cuarta parte de los migrantes encuestados tenía 11 años o más viviendo en el vecino país, y 51 por ciento había sido deportados más de una vez. Es ahí donde los clasifican como «criminales», aunque la principal causa de ello son infracciones de tránsito (manejar sin licencia, con placas vencidas, pasarse un alto, manejar bajo la influencia del alcohol); sigue por «inspecciones rutinarias de la policía» y orden de arresto previa, en flagrancia o no cumplir con servicio social impuesto.
En 2007, explica el doctor René Zenteno, fue el último lapso en que creció la población mexicana en Estados Unidos, y durante el lustro 2005-2010 casi un millón de connacionales regresaron al país, de ahí que se diga que la migración en esta región se ubique en balance «cero».
Lo anterior no significa que la gente haya dejado de intentar cruzar, sino que las deportaciones persisten en un nivel alto, a la par del reforzamiento de las medidas de seguridad para evitar los cruces.
Tijuana es la ciudad de mayor recepción de repatriados; le sigue Mexicali, Nogales y, al final, las ciudades tamaulipecas.
El efecto por el exceso de esta política fronteriza, las deportaciones y el clima de inseguridad en las ciudades fronterizas mexicanas, provocó también la reducción de 90 a 67 por ciento de la intención de regresar a Estados Unidos, aunque el nivel continúa alto.