Recomiendo:
0

Estrella declinante

Condoleezza bajo fuego

Fuentes: Rebelión

El pasado domingo el New York Times publicó un artículo de Helen Cooper en el cual se anuncia la incrementada oposición contra Condoleezza Rice tras la desaparición de Donald Rumsfeld del escenario político. Hasta ahora el polémico Secretario de Defensa atraía todos los rayos y centellas que caían sobre el gobierno; como pararrayos mayor su […]

El pasado domingo el New York Times publicó un artículo de Helen Cooper en el cual se anuncia la incrementada oposición contra Condoleezza Rice tras la desaparición de Donald Rumsfeld del escenario político. Hasta ahora el polémico Secretario de Defensa atraía todos los rayos y centellas que caían sobre el gobierno; como pararrayos mayor su figura controversial era como un manto protector sobre los demás miembros del gobierno. Condi, como le dicen en Washington, lleva seis años de ascendente carrera; primero como Asesora de Seguridad Nacional y luego como Secretaria de Estado.

El pasado 11 de enero, en una comparecencia en el Congreso, recibió una avalancha de críticas. El 20 de enero la influyente revista británica The Economist publicó un artículo titulado «La declinante estrella de Condoleezza Rice». La senadora Barbara Boxer. Demócrata por California, dijo en el parlamento que Condi no pagaba ningún precio personal por la guerra en Iraq, aludiendo al hecho que ningún miembro de su familia combatía allí. Los ex secretarios de estado, como Kissinger, Baker, Albright y Brzezinski, han reprochado discretamente su escasa habilidad diplomática y propulsaron la necesidad de negociar con Siria y con Irak. Nada se pierde con establecer concertaciones y coloquios con aquellos con quienes no se está de acuerdo, han dicho. Condoleeza ha escalado la posición que tiene apoyándose en figuras de alto relieve político Fue alumna de Joseph Kerbel, el furibundo conservador checo, irascible anticomunista de las peores etapas de la Guerra Fría, padre de Madeleine Albright, quien fue su profesor. Luego deslumbró con su inteligencia a Scowcroft, el asesor de Reagan, cuando éste impartió una conferencia en Stanford y se vio acorralado por tesis opuestas a las suyas por Condoleezza, brillante antagonista. Scowcroft la llevó al Consejo Nacional de Seguridad donde fascinó a Bush padre y llegó hasta convertirse en asidua del tercer piso de la Casa Blanca, la residencia privada del Presidente. El último en ofrecerle un padrinazgo fue George Schultz, quien había sido Secretario de Estado y en su retorno a Stanford dirigió el Instituto Hoover, uno de las más retrógrados «think tanks», especializado en el anticomunismo y la Guerra Fría. Allí fue acogida Condoleezza como una tigresa implacable en su odio al liberalismo democrático y las causas del progreso humano.

Condoleezza Rice está superdotada intelectualmente pero ha buscado el amparo de las grandes corporaciones petroleras y el ala derecha del partido republicano. En una meteórica carrera, usando todos los recursos del escalamiento, la adulación, la intimidad agresiva y el conformismo ha llegado en muy breve tiempo a la alta posición de Secretaria de Estado que muchos consideran la segunda posición ejecutiva de Estados Unidos. Dos de sus amigas murieron por atentados racistas, pero en lugar de excitar su espíritu de lucha para combatir la desigualdad ello la hizo condescendiente, sumisa al orden existente y la impulsó a adaptarse a las normas sociales establecidas. En sus años juveniles hizo un desesperado esfuerzo por ser aceptada, por no contravenir las pautas acostumbradas. La asistencia tenaz a la iglesia, su adhesión a la ideología conservadora, su vestimenta moderada, su flexibilidad para adaptarse a los modelos más convencionales, la caracterizaba en esa época. Sin embargo, siempre ha sido arrogante y despectiva con quienes considera por debajo de su posición.

Condoleezza llegó a ser profesora auxiliar en la Universidad de Stanford, considerado el Harvard del oeste: una universidad para la elite de los opulentos, para los hijos de las grandes familias y por ello su acceso es difícil. Que una mujer negra haya ingresado a ese plantel, uniendo dos objetos de discriminación: su raza y su condición femenina, es un indicador de su capacidad intelectual. Pero es aún más insólito que en 1992 haya sido electa preboste de esa misma universidad, un cargo que implica altas responsabilidades docentes y administrativas. Aún se recuerda en Stanford la eficacia con que acometió ese empeño, eliminando las cifras deficitarias del presupuesto.

La gran herramienta de poder de Condoleezza ha sido su relación con Bush hijo, a quien conoció desde que ella era miembro del Consejo de Seguridad Nacional, en tiempos del mandato de Bush padre. Fue en ese tiempo cuando se introdujo habilidosamente en la intimidad de la primera familia y visitaba las áreas privadas de la residencia presidencial. Es sabida la incapacidad intelectual de Bush, de quien se dice que rechaza los informes largos y tediosos y las exposiciones de cierta complejidad intelectual. Es Condoleezza quien los lee, interpreta, digiere y explica didácticamente al estólido Bush. Con esta elaboración de papilla conceptual ha conquistado la confianza del inepto mandatario.

Todo parece indicar que el hado, que tan propicio le ha sido, ha entrado en su etapa de declinación,

discurrir@yahoocom