Puede que no haya sido tan negra, morena o de clase obrera como a muchos les hubiera gustado. Pero criticarlo desde la barrera no ayuda a nadie. Estados Unidos acaba de experimentar un secuestro corporativo. Si el discurso inaugural de Trump no te ha puesto en alerta sobre el hecho de que tienen la intención […]
Puede que no haya sido tan negra, morena o de clase obrera como a muchos les hubiera gustado. Pero criticarlo desde la barrera no ayuda a nadie.
Estados Unidos acaba de experimentar un secuestro corporativo. Si el discurso inaugural de Trump no te ha puesto en alerta sobre el hecho de que tienen la intención de perseguirnos a todos, es que no prestas atención.
La escala del ataque es tan profunda como amplia y esto significa que necesitaremos un movimiento de masas para hacerle frente. Organizar tal movimiento significa necesariamente que involucrará a los que no han sido iniciados previamente, aquellos que son nuevos en el activismo y la organización. Tenemos que dar la bienvenida a esas personas y dejarnos de sermoneos arrogantes y moralistas respecto a cualquiera que no esté lo suficientemente «despierto».
Las marchas de mujeres en Washington DC y en todo el país fueron sorprendentes, inspiradoras y el primero de un millón de pasos que serán necesarios para montar la resistencia a Trump.
Pero en las redes sociales se pueden leer críticas, e incluso denuncias, de los manifestantes: ¿dónde estaban todas estas personas antes? ¿Por qué solo se involucran ahora? ¿Por qué la marcha no hace demandas más radicales? ¿Por qué los organizadores de la marcha, que son políticamente liberales, permiten hablar solo … a los liberales?
Todo ello es un signo de inmadurez política que continúa obstaculizando el crecimiento de la izquierda estadounidense.
¿Los liberales estaban en la manifestación? ¡Sí! Y gracias a Dios. El movimiento para resistir a Trump tendrá que ser un movimiento de masas, y los movimientos de masas no son homogéneos; son, por definición, políticamente heterogéneos. Y no hay un solo radical o revolucionario en la Tierra que no haya comenzado su viaje político con ideas liberales.
Los liberales se vuelven radicales a través de sus propias experiencias frustrantes con el sistema, pero también por comprometerse con personas que se radicalizaron antes que ellos. Entonces, cuando los radicales que ya han llegado a algunas conclusiones importantes sobre los fallos de los sistemas existentes se burlan, ridiculizan o desprecian a aquellos que no han alcanzado el mismo nivel de concienciación, no están ayudando a nadie.
Esto no es liderazgo, es infantil. También es una receta para mantener a un movimiento pequeño e irrelevante. Si quieres un movimiento de los políticamente puros y ya comprometidos, tú y tus selectos amigos deberíais ir por delante y ser la resistencia a Trump.
¿Deberían las marchas haber sido más multirraciales y de clase obrera? ¡Sí! Pero no eres un organizador serio si es ahí donde termina tu respuesta a la pregunta. El problema para la izquierda es cómo llegar desde donde estamos hoy a donde queremos estar en términos de hacer que nuestras marchas sean más negras, morenas y más de clase obrera. Simplemente quejarse no cambia nada.
No habrá un movimiento efectivo contra Trump que no se enfrente directamente al problema del racismo. Debe estar al frente y en el centro, y me pareció que los organizadores de la marcha tomaron esa cuestión en serio e hicieron verdaderos esfuerzos para corregir los fallos de su enfoque original.
La participación organizada de los sindicatos en la manifestación de Washington DC fue mucho más pequeña de lo que debería haber sido. Pero al menos algunas secciones del movimiento sindical sintieron, en las últimas semanas, la presión de sus propios miembros para dedicar mayores recursos a la movilización y muchos miembros del sindicato se unieron a la marcha individualmente y con miembros de la base. Eso es algo en lo que la izquierda tiene que trabajar para hacer que el mundo del trabajo sea fundamental en la resistencia anti-Trump.
Las marchas de las mujeres fueron el comienzo, no el final. Lo que ocurra a continuación se decidirá según lo que hagamos. Los movimientos no nos llegan del cielo, completamente formados y organizados. Están creados por personas reales, con todas sus interrogantes políticos, debilidades y fortalezas.
Si la izquierda no se compromete con el objetivo de competir por el liderazgo y la influencia, simplemente cedemos estas fuerzas a los Demócratas y liberales, que ciertamente tratarán de limitar el nuevo resurgimiento de la oposición a los límites políticos que ellos quieren definir.
La cuestión no está en enterrar nuestros argumentos. Si queremos ganar personas para políticas más radicales, debemos aprender a construir nuestros argumentos mientras operamos en escenarios políticos que no son solo nuestros. Los socialistas revolucionarios tienen una larga y rica tradición en construir frentes unidos, lo cual parece más real ahora que 3 millones de personas estaban en las calles.
Debemos hacer un mejor trabajo para facilitar el debate, la discusión y los argumentos de manera que hablemos de cómo construir el tipo de movimiento que queremos. Pero las críticas interminables en las redes sociales sin el compromiso de profundizar en esta lucha por el tipo de movimiento que queremos no es una actitud seria.
Hay literalmente millones de personas en este país que lo están cuestionando todo. Necesitamos abrirles nuestras organizaciones, reuniones de planificación, manifestaciones y mucho más . Necesitamos leer conjuntamente, aprender juntos, estar en las calles juntos y hacer frente a este asalto juntos.
Keeanga-Yamahtta Taylor: profesora de Estudios Afro-americanos de la Universidad de Princeton y autora de From #BlackLivesMatter to Black Liberation. Es militante de la International Socialist Organization (ISO).
http://www.europe-solidaire.or
Traducción de Anna Maria Garriga Tarré – Sin Permiso