La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la moción para llevar a su fin el cierre escalonado de las agencias del gobierno federal y para evitar que el país carezca de fondos suficientes para pagar sus obligaciones. Con ello llegó a su fin el más encarnizado ataque por parte de una facción del partido […]
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la moción para llevar a su fin el cierre escalonado de las agencias del gobierno federal y para evitar que el país carezca de fondos suficientes para pagar sus obligaciones.
Con ello llegó a su fin el más encarnizado ataque por parte de una facción del partido de oposición republicano – la del movimiento radical Tea Party – contra la administración Obama, en su intento de anular, suspender o enmendar la Ley de Cuidado de Salud de Bajo Costo, llamada Obamacare.
La moción fue generada en el Senado al cabo de arduas negociaciones entre el líder de la mayoría demócrata Harry Reid y republicana Mitch McConnell. El Senado aprobó una medida idéntica una hora antes por 83 votos contra 18.
El voto en la Cámara baja fue de 285 contra 144, en donde los 200 demócratas votaron a favor y los 217 republicanos se dividieron.
El costo de la crisis, según una agencia financiera, fue de más de 24,000 millones de dólares.
Actualización 8:29 PM hora de Washington
Obama habló por tres minutos a la nación en momentos que el Senado ya aprobó el acuerdo fiscal y antes de la votación de la Cámara de Representantes.
Sugirió el mandatario que ahora es el momento de volver a la reforma migratoria, a una propuesta presupuestaria bipartita y de común acuerdo, poniendo «las últimas tres semanas tras nuestro», sin «enfocarnos en las elecciones sino en las vidas concretas de la gente».
Obama agradeció a los líderes del Congreso que llevaron al acuerdo y manifestó su esperanza de que la próxima vez no sea en el último momento.
Actualización 8:11 PM hora de Washington
El Senado de Estados Unidos aprobó por 81 votos contra 18 el acuerdo que lleva a su fin la crisis fiscal, reabre el gobierno e impide que el goiberno se quede sin fondos autorizados para pagar sus deudas.
La ley ahora pasa a aprobación de la Cámara de Representantes.
El Presidente Barack Obama anunció que hablaría a la nación en pocos minutos, incluso antes de la votación en la Cámara Baja, lo cual es criticado por el liderazgo de la agrupación de oposicion.
El artículo en el Huffington Post que así lo anuncia detalla: el cierre de gobierno (shutdown) está muerto. Obamacare está vivo.
Una nueva encuesta del instituto PEW anunciada hoy dice que la mitad de los republicanos no ven al movimiento Tea Party como parte de su agrupación.
Actualización 7 30 PM hora de Washington
Comienza el voto. La primera resolución («cloture») requiere 60 votos para finalizar el debate y pasar a la votación de la medida que abrirá el gobierno e impedirá el cese de pagos. Esta medida requiere de mayoría simple de 51 votos.
El Senado votó 83 a 15 para finalizar el debate y pasar a la votación regular del acuerdo, lo cual tiene lugar en estos instantes.
En entrevista con CNN, el senador republicano Lindsey Graham dijo que su partido ha perdido en todos los frentes, aunque también perdió el presidente y los demócratas en menor medida, y expresó su esperanza de que «esta película» no tenga «una segunda parte» en la próxima discusión en enero y febrero. Se opuso a la caracterización de la situación por parte del senador Ted Cruz de su mismo partido, como una gran victoria.
«Esta fue una derrota para nosotros, hemos hecho más por Obamacare en estas dos semanas que cualquier demócrata podía haber hecho», dijo Graham.
Actualización 6 PM hora de Washington
El Senado de Estados Unidos se aprestaba a aprobar el acuerdo bipartito que pondrá fin al cierre de agencias federales y alejará el peligro de cese de pagos y derrumbe del dolar en los mercados internacionales.
Iniciado el debate, el líder del movimiento radical Tea Party Ted Cruz expresó su desagrado del acuerdo, al que calificó «terrible» para el pueblo estadounidense.
El voto tendría lugar a las 7 PM hora de Washington o antes.
A estas horas – alrededor de seis hasta que venzan las medidas del gobierno federal para asegurar el pago de servicios prestados – se descontaba que la propuesta anunciada esta manaña por los líderes de ambos partidos – Harry Reid por los demócratas y Mitch McConnell por los republicanos – contaría con el apoyo de una gran mayoría. La propuesta además no sería bloqueada por el archienemigo del acuerdo, el senador republicano Ted Cruz del Tea Party, de quien se temía postergara la aprobación de la moción hasta después de medianoche. Además, el presidente de la Cámara Baja John Boehner hizo público su apoyo al acuerdo y anunció que lo llevará, tal cual y sin modificaciones, a votación en el pleno de la cámara.
Otros representantes del populista Tea Party en el Congreso como Mike Lee criticaron el acuerdo y se comprometieron a combatirlo pero solo con su voto y no bloqueándolo.
A esta altura, la agencia financiera Standard and Poor anunció que los 16 días de cierre de las agencias federales costó al país 16,000 millones de dólares.
La primera consecuencia del acuerdo en el plano político es una ola de críticas dentro del Partido Republicano, incluyendo a conservadores como Grover Norquist, tradicionales como el senador John McCain y muchos más, que lamentaron que su propio partido llevó al país a una crisis innecesaria. Analistas consideraron inicialmente que el movimiento intransigente Tea Party está entre los grandes perdedores, lo cual, expresaron, se podrá comprobar en los próximos meses, en elecciones parciales y especiales en diversos estados, como New Jersey. Agregan a ello a Ted Cruz, pero señalan que John Boehener consolidó su posición y Obama demostró la validez de su insistencia en no negociar con los extremistas.
Sin embargo, Cruz mismo acotó esta tarde que se trata de una gran victoria, ya que millones de estadounidenses se levantaron, participaron en la protesta contra «Obamacare», hicieron oir su voz, desoida por «Washington», de donde no llegarán respuestas porque «está quebrada».
Ante la debilidad y la fragmentación del Partido Republicano, son las voces extremistas, que presentan la situación en términos de blanco y negro (literalmente), buenos contra malos, las que resuenan en este partido.
Pese al optimismo, el acuerdo de hoy solamente posterga el momento de la verdad y en enero y febrero habrá nuevas fechas topes y la posibilidad de nuevas crisis. Pero muchos creen que la política oficial de «no negociar con secuestradores» quitó de los extremistas la motivación para anotarse logros en este tipo de batallas dramáticas.
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Este miércoles 16 de octubre, a las 9 de la mañana hora de Washington, 16 días después de que venciera la autorización de gastos presupuestales, y faltando menos de 24 horas para que el Estados Unidos se vea ante la posibilidad de cesación de pagos, republicanos y demócratas anunciaron llegaron a un acuerdo preliminar que permite reabrir las actividades del gobierno federal hasta el 15 de enero y que aumenta el tope de la deuda hasta el 7 de febrero, momento en el cual las partes esperan poder llegar a una solución de más largo plazo.
«La solución de compromiso a la que hemos llegado proveerá a nuestra economía con la estabilidad que tan desesperadamente requiere», dijo el líder demócrata del Senado Harry Reid al anunciar el arreglo en el pleno del Senado, hace pocos momentos. «Este no es el momento de acusaciones. Es un momento para la reconciliación», agregó.
Poco después, se supo que el presidente Obama «aplaudía» el acuerdo al que se llegó en el Senado y esperaba que sea aprobado tanto por el plenario de la Cámara Alta como por la Cámara de Representantes en este día.
También el presidente de la Cámara Baja se plegó a quienes apoyan el acuerdo, en un comunicado difundido por su oficina.
«No será nuestra táctica bloquear el acuerdo bipartito al que llegaron hoy los miembros del Senado», dijo Boehner.
En una moción separada, el Senado votará para instruir a los negociadores de ambas cámaras que lleguen a un acuerdo, antes del 13 de diciembre, sobre las prioridades de gastos de gobierno e impuestos para la próxima década.
La propuesta todavía necesita presentarse en forma de resolución legal en el Senado para su debate, voto y aprobaciónen la tarde de este miércoles. En caso de ser aprobada por la Cámara Alta, se derivará a la Cámara de Representantes, donde hasta ahora han dominado aquellos opuestos a todo acuerdo. Es allí donde todavía se temen problemas y donde hay posibilidad de que el presidente del organismo, el republicano John Boehner de Ohio, no tome el paso de ignorar la facción extremista de su propio partido.
Una señal de que la esperanza de que la Presidencia anularía Obamacare a cambio de que se reabra el gobierno cede ante el dictado de la realidad es que los congresistas republicanos entrevistados después de anunciado el acuerdo hablaban de la necesidad de reducir los presupuestos generales y combatir el déficit, lo que fue su principal objetivo desde 2008.
Aunque la razón de la crisis fue el intento del grupo intransigente relacionado con el movimiento Tea Party en la Cámara de Representantes de anular, suspender o enmendar la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo u Obamacare, el logro tal como se perfila por el momento del partido de oposición es que los recortes del año pasado bajo el llamado «sequester» seguirán en pie por el momento.
Aunque se había indicado que para ganar tiempo, el Congreso debatiría el acuerdo primero en la Cámara Baja, según el New York Times, lo cual hubiese ahorrado una ronda de votación en cada cámara al parecer el primer voto será el del plenario del Senado.
Uno de los principales motivos de optimismo entre los líderes de ambos partidos es que el dirigente del Tea Party, senador de Texas Ted Cruz, anunció que no bloqueará el debate y permitirá la votación. Las reglas del Senado permiten a cualquiera de sus miembros postergar el voto por un mínimo de 30 horas, que en este caso hubiera significado pasar el límite de medianoche y entrar a una situación crítica para los mercados financieros.
«No lo haré y nunca quise postergar el voto», dijo Cruz a los reporteros. «El momento no tendrá impacto sobre el resultado». Sin embargo Cruz anunció su oposición al acuerdo y dijo que votará en contra, por ser un ejemplo de cómo el «establishment de Washington» engaña al pueblo estadounidense.
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El acuerdo se hizo entre Harry Reid, líder de la mayoría demócrata y Mitch McConnell, de la minoría republicana. Debió hacerse en el Senado porque las negociaciones directas entre el Presidente Obama y sus asesores y el Presidente de la Cámara de Representantes John Boehner estaban estancadas. Una propuesta que trató de impulsar Boehner el miércoles fracasó dentro de su propio grupo republicano al oponérsele los delegados del grupo intransigente Tea Party, lo que en la noche de ayer había dejado la situación estancada e incierta.
Lejos de quedar relegado, Boehner queda nuevamente en el centro de la atención pública. Este congresista de Ohio deberá decidir si sigue acatando las demandas del grupo radical de congresistas republicanos que responde al movimiento Tea Party – entre 60 y 80 del los 224 republicanos – como hasta ahora, o si retoma la senda independiente. Para que pase una propuesta, Boehner necesitará incumplir su promesa de que cualquier resolución presentada a votación en el pleno debe contar previamente con la mayoría republicana, una medida destinada a preservar la unidad del partido, para él un objetivo crucial.
Un tercer canal de comunicación se desarrolló alrededor de la senadora republicana moderada Susan Collins, cuya propuesta la semana pasada fue opuesta por la mayoría demócrata, pero que mantiene negociaciones con senadores del otro partido.
En todo caso, Boehner necesitará el apoyo de los demócratas – que suman 200 de los 435 miembros – para aprobar el plan. Si efectivamente, da la espalda a los poderosos elementos intransigentes, éstos ya han prometido tratar de derrocarlo de su puesto, por lo que, según la fuente «es una de las decisiones más difíciles de sus 30 años en la política».
Sin embargo, se calcula que cualquier decisión que lleva a reabrir el gobierno y prevenir el «default» tiene la mayoría asegurada. Incluso al comienzo de la crisis, 18 republicanos se declararon en favor de esta solución, los cuales unidos a los demócratas ya hacían una mayoría.
Hasta donde se sabía, en el acuerdo no hay mención de anulación, suspensión o enmienda a la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo o Obamacare, lo cual era el motivo declarado de que los republicanos iniciaron la crisis. Sin embargo y con el objetivo de impedir «la humillación» del partido Republicano los demócratas aceptaron los siguientes cambios en esta ley, según el Washington Post.
«Se requerirán garantías adicionales para asegurar que las personas que reciben subsidios federales para comprar un seguro de salud bajo la ley tengan el derecho a recibirlos». Por su parte los demócratas pedían retrasar la aplicación del impuesto «belly button» que subiría en 63 por año el costo del seguro de salud el próximo año, pero en aras de lograr el acuerdo, renunciaron a esta solicitud.
En el plan del Senado no se hace mención de cambios en los recortes de enero que afectan especialmente al Pentágono. Estos recortes son la segunda parte de la reducción de gastos determinada en 2011 y 2012 en lo que se llamó el «sequester». Los recortes de gastos acordados en aquel entonces eran tan severos, tan rechazados por todas las partes, que servían como como elemento disuasorio: entrarían en efecto solo si no se llegaba a un acuerdo. Pero no hubo acuerdo y los recortes ya se sienten en numerosos servicios sociales.
La diferencia esta vez es que la segunda ronda de los recortes afecta principalmente al Pentágono – gastos militares – algo a lo que los republicanos están totalmente opuestos.
El aumento del tope de la deuda federal ha sido hasta el año pasado un trámite administrativo y no politizado del Congreso, que lo hizo 42 veces desde 1980. Con el advenimiento de un fuerte contingente del Tea Party al poder legislativo, éste se convirtió en otra arma de influencia para lograr sus objetivos.
El cierre de gobierno ha causado la suspensión – por ahora sin pago – de alrededor de un millón de empleados de gobierno y la clausura paulatina de servicios para quienes no tienen recursos: madres de bajos recursos, educación especial, jubilados, veteranos de guerra sin suficientes ingresos. En general, la población pobre. En este momento son pocos los adalides de éstos en nuestro poder legislativo.
En estados como North Carolina, el cierre del gobierno hace 16 días significaba que en los próximos días se interrumpirían servicios de ayuda en alimentos a 20,000 familias pobres.
Y sí, todo se reduce a una confrontación política, ideológica, titánica, histórica. Se centra en la división del partido Republicano después de su debacle electoral de hace un año. Se debe al intento de su liderazgo de prevenir la crisis interna, por lo que está dispuesto a ceder ante el sector más combativo.
Fuente: http://voces.huffingtonpost.com/2013/10/14/crisis-gobierno-acuerdo_n_4098913.html?utm_hp_ref=voces