Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La semana pasada, uno de mis estudiantes, un capitán de Marines, preguntó si había un informe sobre un «artefacto parecido a un DEI» supuestamente encontrado cerca de Cincinnati, y si pensaba que pronto comenzaríamos a ver DEIs aquí en USA. Respondí que no había escuchado la noticia, pero que en cuanto a ver DEIs aquí en casa, la respuesta es sí.
Una de las cosas que los soldados USamericanos están aprendiendo en Iraq es cómo gente con poco entrenamiento y pocos recursos puede combatir a un Estado. La mayoría de los soldados USamericanos lo verá en el marco de la contrainsurgencia. Pero una minoría aplicará sus nuevos conocimientos de un modo muy diferente. Después que vuelvan a USA y abandonen el ejército, llevarán lo que aprendieron en Iraq a los barrios céntricos pobres, a los grupos étnicos, a las pandillas, y a otros sentimientos de lealtad alternativos que abandonaron cuando se alistaron. Allí, aplicarán sus nuevos conocimientos, en guerras intestinas y en otras contra el Estado USA. No pasará mucho tiempo antes de que veamos coches de la policía atacados con DEIs y otras técnicas empleadas por los insurgentes iraquíes, aquí mismo, en las calles de las ciudades USamericanas.
Sé que este pensamiento – ni hablar de la realidad, cuando suceda – horrorizará a algunos lectores. Para cualquiera que comprenda verdaderamente la guerra de Cuarta Generación, no será así. La guerra de Cuarta Generación no funciona sólo por la voluntad de los dirigentes políticos de un Estado, como han dicho algunos teóricos. Hace algo mucho más poderoso. Desgarra a un Estado oponente al nivel moral.
Vimos este fenómeno en el efecto que la derrota en Afganistán tuvo sobre la Unión Soviética. Precisamente como la derrota condujo a la desintegración de la URSS, la derrota en la actual guerra afgana llevará a la desintegración de la OTAN. Estamos viendo que la guerra de Cuarta Generación (GCG) desgarra actualmente a Israel, hasta el punto de que una manta plomífera de pesimismo cultural oprime actualmente a ese país.
Veremos lo mismo en este país, con fuerza, pienso, como resultado de nuestra derrota en Iraq. Se manifestará de muchas maneras, y una de esas maneras será la progresión del crimen en los centros urbanos y de pandillas, hasta llegar a algo cercano a una guerra, incluyendo la guerra contra el Estado.
A la policía no le sorprenderá esta predicción. He hablado con policías sobre la GCG, y la «comprenden» mucho mejor que los soldados y Marines USamericanos. Muchos me han dicho que ya reconocen elementos de guerra en lo que encaran, especialmente en los barrios céntricos pobres. Policías han sido asesinados mientras estaban simplemente sentados en sus coches, porque representan la autoridad del Estado. ¿Cuánto falta hasta que esos coches sean atacados con DEIs en lugar de tiros de pistola?
El gobierno de Bush, como de costumbre, lo entiende todo al revés. El peligro no es que los «terroristas» a los que combatimos en Iraq vengan aquí si nos vamos de ese país. Más bien, la participación USamericana en la GCG en Iraq creará «terrorismo» aquí por parte de gente que enviamos a combatir en la guerra en ese país. Bien educados en los métodos de la insurgencia exitosa, volverán a casa amargados por una guerra perdida, por amigos muertos y mutilados de por vida, sin sentido. Gracias a la desindustrialización de USA, volverán para no encontrar trabajo, o miserables trabajos en «servicios» a salarios mínimos. Furiosos, frustrados y sin futuro, algunos de ellos encontrarán nuevas identidades y lealtades en pandillas y empresas criminales, donde puedan utilizar sus nuevos talentos.
Será, desde luego, sólo una pequeña minoría de soldados de retorno seguirá ese camino. Pero otra cosa que habrán aprendido de los insurgentes iraquíes, junto con cómo hacer y utilizar DEIs, es que se necesita muy poca gente para crear y mantener una insurgencia.
El efecto bumerang es un elemento central de la GCG. Cuando un Estado se involucra en una GCG por allá, prepara la base para una GCG aquí. Es verdad incluso si la gana allá, y tanto más verdad si la pierde, como les pasa generalmente a los Estados. La contaminación tóxica de las derrotas de USA en las GCGs en Iraq y Afganistán será mucho mayor de lo que espera la mayoría de la gente, y recaerá con su mayor peso sobre la policía de USA.
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William S. Lind, que expresa su propia opinión, es director del Centro para Conservadurismo Cultural de la Free Congress Foundation.