El espectáculo de un candidato a la investidura del Partido Demócrata que se planta delante de un piquete de huelga y toma la palabra para apoyar la lucha de los huelguistas es lo suficientemente raro como para que no pase inadvertido incluso por los medios de Estados Unidos. Esto pasó el lunes 11 de abril […]
El espectáculo de un candidato a la investidura del Partido Demócrata que se planta delante de un piquete de huelga y toma la palabra para apoyar la lucha de los huelguistas es lo suficientemente raro como para que no pase inadvertido incluso por los medios de Estados Unidos. Esto pasó el lunes 11 de abril en Times Square, Nueva York, el piquete de huelga era de 40.000 trabajadores del gigante de las telecomunicaciones Verizon, en huelga para obtener el convenio colectivo rechazado obstinadamente por la patronal y el candidato era -evidentemente- Bernie Sanders. ¿Golpe de propaganda electoral? ¿demagogia? ¿»populismo»? Nada de eso, simplemente coherencia y continuidad con una vida pasada al lado de los trabajadores. Por cierto, la última vez que Sanders había hecho exactamente lo mismo fue hace solamente unos meses, el pasado mes de octubre en otro piquete de huelga, también en Manhattan…
Pasa que la izquierda europea -que brilla por su indiferencia hacia lo que pasa en EEUU- ignora estos hechos, sin embargo tanto los trabajadores como la patronal norteamericanos los conocen muy bien. Por eso el presidente de Verizon, Lowell McAdam, se apresuró a atacar violentamente a Bernie Sanders, calificándole de «ignorante», de estar «fuera de la realidad» y de » despreciable». Por el contrario, los huelguistas de Verizon aclamaron a Bernie y su gran sindicato CWA decidió apoyar su candidatura calificándole incluso de… «¡campeón de los intereses de la clase obrera»! De hecho, no por casualidad Bernie Sanders terminó su discurso a los huelguistas con esta frase lapidaria: «De parte de cada obrero en América, en nombre de todos aquellos que sufren las mismas presiones, os doy las gracias por lo que estáis haciendo. ¡Venceremos!».
El mismo día, otro gran sindicato, local esta vez, el de los trabajadores de los transportes de Nueva York (Transit Workers Union-Local 100), decidía apoyar a Bernie Sanders , para disgusto del Partido Demócrata de Nueva York, que consideraba a este sindicato su feudo. La decisión de los líderes sindicales fue prácticamente unánime (42-1) y es sintomática de los grandes cambios que la campaña de Sanders está produciendo en el seno de la clase obrera norteamericana y de su movimiento sindical. Pero la adhesión de 40.000 miembros del TWU al campo de Sanders adquiere una importancia aún mayor si pensamos que se trata, en su gran mayoría, de trabajadores afroamericanos y latinos, de los que se esperaba que siguieran casi ciegamente las directrices del Partido Demócrata y… del clan de los Clinton.
Diez días antes, el tono del encuentro organizado en Chicago por la red sindical Labor for Bernie, que reivindica más de 12.000 miembros, entre ellos cinco grandes sindicatos nacionales y 90 uniones sindicales locales, lo daba la declaración introductoria siguiente: «Trabajamos para ver a Sanders conseguir la investidura del Partido Demócrata. Pero no nos quedamos ahí. Vamos más lejos construyendo un movimiento de democracia en este país». La frase, clara, fue pronunciada por Larry Cohen, antiguo presidente del sindicato (600.000 miembros) Communications Workers of America, el mayor sindicato de los trabajadores de las comunicaciones y los medios de EEUU. Detalle muy significativo: Larry Cohen también es «Consejero Superior» de Bernie Sanders.
Este encuentro sindical de Chicago (1) nunca ha escondido que más allá de su contribución a la campaña de Bernie Sanders, su objetivo era construir un movimiento obrero independiente capaz de regenerar si no de refundar el movimiento obrero norteamericano sobre las bases de clase. No es casualidad entonces que se titulara «Labor for Bernie and Beyond», es decir «Trabajadores por Bernie y más allá». Por cierto, dice mucho de su orientación política y social la propuesta que se debatió sobre los «cinco principios» en torno a los cuales debería construirse esta «nueva fuerza por una economía democrática»:
*La lucha contra la desigualdad económica
*El combate contra las discriminaciones de raza, género y orientación sexual
*La oposición a la economía de guerra permanente y a la política exterior militarizada
*La lucha contra el cambio climático global
*La defensa del derecho de organizar con el movimiento obrero protagonista en la promoción de los intereses de la clase obrera
Merece la pena destacar también el hecho de que la red Labor for Bernie decidiera organizar, junto con otras organizaciones y movimiento sociales, una gran Asamblea Popular en Chicago el 17 de junio, mientras que su ponente Larry Cohen anunció que la batalla final por la investidura en la Convención del Partido Demócrata en julio, se libraría tanto en el interior como en el exterior de la sala del congreso, ya que ¡la Convención estaría «asediada» por el mayor número posible de partidarios de Sanders!
El hecho es que no se trata ya de una intención sino más bien de una decisión de transformar la campaña electoral del senador de Vermont en un proceso de construcción de un movimiento obrero independiente y de masas. Manifiestamente, se trata aquí de un desarrollo extraordinario de importancia histórica. Pero eso no es todo, porque nos encontramos ahora ante la multiplicación de iniciativas similares que vienen del interior de la campaña de Sanders y la puesta en marcha de procesos de construcción de movimientos independientes sectoriales o incluso del tan esperado «tercer partido» que romperá el bipartidismo tradicional americano. Como por ejemplo, la iniciativa de la red de los Berniecrats de lanzar un proceso de construcción de una enorme lista de candidatos alternativos e independientes a todas las elecciones, con la condición de que esos candidatos se comprometan a apoyar y defender públicamente el programa de Bernie Sanders. Este proceso parece progresar sensiblemente y evidentemente, entra ya en colisión con el bipartidismo tradicional, y más inmediatamente con el Partido Demócrata, puesto que ¡su dinámica le empuja hacia la construcción de un (tercer) gran partido que presentará a sus propios candidatos a todas las escalas de la vida pública norteamericana!…
Dado que esta marcha hacia el movimiento de masas independiente y radical se combina con la reciente serie de victorias aplastantes de Bernie Sanders y que el despegue de su popularidad sobre el fondo de inmensas multitudes que participan en sus mítines electorales acalorados, no podemos extrañarnos ni de la gran inquietud -incluso del pánico- del establishment americano, ni de la irritación manifiesta de una Hillary Clinton que endurece brutalmente sus ataques a Bernie Sanders.
Como se puede esperar, esta situación agudiza ulteriormente la cólera de los millones de partidarios de Sanders, acelera ulteriormente su liberación de la trampa del bipartidismo y evidentemente, contribuye ulteriormente a su radicalización. Una de sus consecuencias es que los «consensos» interclasistas tradicionales así como sus célebres representantes más o menos «progresistas» se llevan a cabo rápidamente y ven caer sus máscaras en tiempo récord. He ahí por qué el premio Nobel de economía Paul Krugman, conocido en Grecia como gran defensor del pueblo griego frente a sus verdugos, es en USA un adversario encarnizado de Sanders y uno de los principales apoyos de Hillary Clinton, utilizando incluso una argumentación que no difiere gran cosa de la de… los acreedores de Grecia. Y he ahí también por qué los grandes medios americanos por excelencia liberales como el Times de Nueva York, el Washington Post o la CNN abandonan sus buenas maneras y utilizan todos los medios, incluso los más innobles, para neutralizar la amenaza mortal llamada Bernie Sanders.
Frente a esos desarrollos que consideramos sin duda históricos, se esperaría que toda la izquierda internacional echara las campanas al vuelo y se movilizara para expresar con actos su solidaridad y su apoyo. Sin embargo, ¡no pasa absolutamente nada! Salvo algunas excepciones, que no por casualidad se encuentran todas en esta América Latina que sabe mucho del imperialismo norteamericano, la izquierda europea sigue totalmente pasiva e indiferente, mostrándose incapaz de tomar la medida tanto de la dinámica del «fenómeno» como de sus consecuencias políticas y sociales. Y sin embargo, aunque muy importante y prometedor, ni el gran y tan radical movimiento de la juventud y de los asalariados que se está desarrollando estas últimas semanas en Francia, ni la gran y muy prometedora crisis que tiene como epicentro a esta Cataluña cada vez más radicalizada, no se pueden comparar con los eventos que están teniendo lugar actualmente en el corazón de la superpotencia mundial. Eventos que, como hemos escrito hace un mes, ¡pueden cambiar el curso de la historia! (2)
Nuestra conclusión es inapelable: la izquierda europea tiene hoy el deber de movilizarse para apoyar con actos y con todas sus fuerzas el movimiento de masas sin precedentes que se está construyendo en EEUU. (3) Tanto porque, en estos tiempos tan adversos, este movimiento representa la mayor esperanza para los de abajo, para la humanidad y para el planeta, como porque la izquierda europea tiene mucho que aprender y todo que ganar aliándose a él.
Notas:
1. Para más informaciones sobre este encuentro sindical de Chicago, leer el excelente artículo de Dan La Botz: http://newpol.org/content/
2. http://cadtm.org/Bernie-
3. Para mas informaciones sobre el reciente lanzamiento de la Iniciativa « Griegos por el movimiento de masas de Bernie Sanders «, pinchar : http://tratarde.org/
Traducción: Fátima Martín
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.