Miembro fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionara (MIR) en Chile, prisionero político durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, exiliado político, y activista incansable en la lucha por los derechos de los trabajadores y los migrantes indocumentados en Nueva York y Estados Unidos, Víctor Toro -quien injustamente enfrenta un juicio de deportación y es acusado de haber pertenecido a una organización terrorista, el MIR- platicó en el sur del Bronx con Huellas Mexicanas acerca del Movimiento Occupy Wall Street y del papel de los millones de migrantes indocumentados y los mexicanos en el futuro de dicho movimiento.
Pero paralelamente a este movimiento de los inmigrantes, ya se insinuaba en ese entonces la existencia de una crisis económico-social en las entrañas del monstruo, en Estados Unidos. Y esta crisis era tratada de opacar, de silenciar, de no reconocerla. Estamos hablando del 2006. Y entonces, los más ultra reaccionarios, paradojalmente los causantes de esta crisis inicial en el 2006, trataban de mostrar a este movimiento social de protesta de los inmigrantes como los chivos expiatorios, como los causantes de esta crisis que se insinuaba, que aparecía. Entonces nosotros, los indocumentados, éramos los responsables del crecimiento del desempleo, éramos los responsables del aumento del terrorismo, de las diferentes situaciones que empezaba a vivir la sociedad. Si había deserción de la escuela, se decía que era porque los inmigrantes llenaban las salas de estudio. En la salud había un problema con la atención y los recursos para la salud y toda la sociedad, porque los inmigrantes estaban atendiéndose sin pagar. Entonces toda esta campaña es muy fuerte y alienta el desarrollo de sectores de la ultraderecha, del fascismo, del racismo, del Ku Kux Klan, y de la derecha más derecha dentro del Partido Republicano como dentro del Partido Demócrata.
Y esta crisis que para muchos todavía es como una crisis encubierta, que no maduraba, que no surtía, pone a todo el mundo a reflexionar, a pensar. Siempre hay que tener presente que este territorio llamado los Estados Unidos, es un país conformado por alrededor de 350 millones de habitantes en el que la mayoría son gente anglo sajona, y por supuesto, con un enorme crecimiento en los últimos cincuenta años de la población hispana. Se habla de que ya nos convertimos en la primera minoría. Entonces… no sé para que sirve ser primera, segunda o tercera minoría, pero bueno hemos crecido.
Es este cuadrito muy sucinto el que conlleva a que surja dentro de la lucha electoral desde hace dos años y medio atrás toda una tendencia «progresista» dentro del Partido Demócrata que postula a Barack Obama como candidato a la presidencia. Este hombre y este Partido logra capitalizar en alguna medida los descontentos, aplacar y dividir, neutralizar el movimiento de los inmigrantes, y adularlo con promesas de una posible ley de legalización en los primeros cien días cuando él fuera el presidente. Se transforma en el primer presidente negro de los Estados Unidos y es la respuesta que la clase dominante le da a esta crisis que todavía no la reconocen como tal, aun cuando en las postrimerías, al final de la campaña electoral, el Bush alcanza a decir que lo que se vivía en Estados Unidos era una recesión económica para lo cual había que realizar un rescate económico. Y logra con toda esta campaña en contra de los inmigrantes, con toda esta campaña en contra del terrorismo y el aumento de todos los males sociales en toda la sociedad, logra un apoyo en el Congreso para intentar salvar, y rescatar de la crisis que el reconoce que se ha gestado en Estados Unidos. Una recesión con nombre y apellido de carácter económico en el país más poderoso del mundo. Y no sé a donde fueron a parar estos setecientos mil millones de dólares. Se supone que lo reparten entre los consorcios bancarios más poderosos que por su cuenta administran estos chavos, y que a veces desaparecen y nunca se sabe si sirvieron o no sirvieron, ni en que se invirtieron.
Pero también, apenas asume Obama, logra otro stock de dinero -un poquito mayor- y también busca los mismos objetivos que buscó Bush. Y uno llega a pensar mal intencionadamente -o bien intencionadamente- que como que se repartieron la torta. O sea, los primeros 700 mil millones se los llevaron los Republicanos y los otros 700, los Demócratas. Se los repartieron entre sus adictos, sus apoyadores, y trataron de salvarse como dice el dicho, «que se salve el que pueda, pero primero nos salvamos nosotros.» Y eso ha pasado como desapercibido, ya nadie se acuerda de esta cantidad de dinero, que además sale del bolsillo de los contribuyentes, de cualquier persona que contribuye o que está en el frente laboral de este país. De ellos es, dinero para salvar a los que causaron la crisis -o sea, a los poderosos. Entonces con eso, Obama y el Partido Demócrata, partía de reconocer que sí había una crisis y una recesión económica y que paulatinamente han sido más enfáticos en describir esta crisis.
Nunca los inmigrantes han sido acusados como los posibles culpables o uno de los culpables de la gestación de esta crisis por parte de la crisis dominante, por parte de los racistas, por parte de los sectores más ultraconservadores, ultra reaccionarios, tanto dentro del partido Demócrata como en el Partido Republicano, en el Congreso o en la Cámara, en la Casa Blanca o en el Pentágono. Siempre siguen teniendo esta opinión. Entonces, esta situación de recesión económica se ha prolongado por demasiado tiempo en los Estados Unidos. Ellos creen que ésta puede terminar, pero también dicen que todos los visos económicos de todos los economistas y estudiosos de aquí de los Estados Unidos -de todas las filiaciones políticas- es que no sólo la crisis se ha prolongado en el tiempo, sino que existe la amenaza de una profundización y la posibilidad de que se desarrolle de una manera más profunda. Y eso lo dicen hasta voceros del gobierno, y ahora lo repiten con más fuerza los que causaron la crisis original en los Estados Unidos, y que son la oposición Republicana racista.
Es en ese transitar que estamos, cuando ocurre la profundización de la crisis en Europa por salvar a Grecia. Ahí ha habido una última salida de parche para la situación. ¡Todos han sido parches, todas las soluciones! Para ayudar a Europa, para ayudar a España, para ayudar a Francia, para ayudar a la propia Inglaterra e incluso para salvar a la propia Alemania. Entonces esa crisis también se ha ido manteniendo en el tiempo y así es que surgen todos estos llamamientos populares para enfrentar nuevas y viejas situaciones. Viejas situaciones como la del África del Norte, que se producen grandes movimientos sociales convocados por el Internet, el famoso facebook, y el famoso twitter, y etcétera. La revolución de los twitter, la revolución de los facebook, y la revolución del Internet convocando a la liberación y la revolución del África del Norte.
Y generan grandes movimientos sociales, y lanzan grandes movimientos de descontento a las grandes plazas populares, y tumban regímenes autoritarios, tumban dictaduras como las de Mubarack, cae Egipto y cae Túnez y caen un montón de pequeños gobiernos, mientras que por el otro lado también ellos desarrollan otras guerras paralelas donde las contradicciones toman una dirección diferente, como es en el Yemen, donde el gobierno que ahí existe es un gobierno títere del imperialismo y ahí pues no están las mismas fuerzas que involucran en Libia y tratan ellos de parar estas revoluciones superficiales por el Internet, pero que no son todavía revoluciones sociales.
Como yo decía en una conversación hace poco: la revolución no se hará por Internet. Hay que decirlo de manera enfática y radical, porque por Internet no se construye poder popular y comunitario. No se construye una alianza social revolucionaria de los pueblos, no se construye un partido revolucionario, no se construye una conciencia revolucionaria, no se educa combatientes y militantes para la lucha de clases. La lucha de clases es el termómetro histórico infaltable en todo acontecimiento histórico. Desde ahí es que surgirá la posibilidad de hacer avanzar todos estos movimientos sociales. No los estoy rechazando, pero no nos hagamos grandes ilusiones en estos movimientos convocados desde arriba.
La revolución siempre será una revolución de abajo y será un enfrentamiento de clase que en algunos momentos es encubierto como fue la lucha de los inmigrantes por 15 o por 20 años: silenciosa, desconocida. Nadie sabía que existían 12 millones de gentes moviéndose y trabajando y sobreviviendo en el seno de una sociedad tan grande como es los Estados Unidos. Solo ahí es que va a surgir el movimiento serio, verdadero, real, concreto. Entonces, eso no significa que no valoremos estos movimientos contestatarios, estos movimientos de indignados e indignadas. Ellos están haciendo su aporte, están haciendo su contribución, están involucrando a amplios sectores que están siendo afectados por la crisis. Porque no sólo aquí ha sido la crisis de los migrantes. La recesión creó la crisis del sector hipotecario. Por ahí Obama tiró una medida de parche para beneficiar a 900 mil personas, ¡pero son 9 millones los afectados por la crisis hipotecaria! ¿Y qué pasa entonces con los otros millones de gentes? Puede que hayan unas soluciones de parche para los desempleados. Son el 13% de la población. El 13% de la población desempleada significa que son 45 millones de desempleados en este país producidos por la crisis actual.
A eso hay que agregar los afectados por la crisis crónica en los Estados Unidos, los que nunca han podido trabajar, los que viven de todas las entradas y el estado de bienestar y todos los resquicios, los que estuvieron en la guerra y que viven del sistema y que viven un sistema disfrazado. Esos son millones, son más que los 45 millones. Deben haber aquí, superior a 100 millones de gentes que no trabaja en este país, que no está resolviendo sus situaciones, y eso ha implicado el aumento del desamparo, el aumentó de los problemas económicos. Se acerban los ánimos y por lo tanto hay una situación de violencia generalizada que atraviesa todos los poros de la sociedad y del ser humano. Por eso es que hay más violencia doméstica, más robo, hay más violaciones, hay más crímenes, más presos, etcétera.
Hay una tendencia mínima a la descomposición del sistema mismo cuando empiezan a expresarse de manera tan masiva estas situaciones, este cuadro. Ustedes ven los cuadros de la gente que anda haciendo fechorías en la calle es mayor en todas las direcciones. No sólo de violaciones, de robo. Hay gente que está asaltando bancos, que se está metiendo al supermercado. Y que hay un estado de corrupción generalizado, no sólo a nivel mínimo. Ya los políticos están robando a manos llenas y de forma descarada: los concejales, los gobernadores, los alcaldes y los pacos -los policías. Hay dos o tres procesos en los que se están investigando a grandes grupos de policías en las más altas esferas que han estado involucrados en contrabando de drogas, armas, etcétera. Hay unos mínimos rasgos de la descomposición por consecuencia de esta recesión reconocida y a veces desconocida por los estamentos del poder.
Víctor Toro: En este cuadro es que aparece el movimiento del Wall Street. No es algo que se instaló como el Hollywood de la indignación, el Hollywood de la protesta en la Plaza Liberty o en la plaza de enfrente. No: es una expresión de la lucha de clases encubierta que se viene desarrollando por largos años y que hoy ha salido a la superficie y empieza a manifestarse en diferentes lugares de la sociedad norteamericana de una manera más abierta. Siempre es lucha de clases, sea encubierta o abierta. Siempre es lucha de clases, no hay otra forma en que se presente la gente que vive de un salario y del que vive del salario de la gente que trabaja. Se puede haber que hayan años de silencio, de esta lucha encubierta. Siempre habrá una lucha de clases, y esa es una expresión mínima de la lucha de clases. Esos son los hijos de los estudiantes que han tenido problemas para continuar con sus estudios y está ahí en el Wall Street; esos son los hijos de las mamás y los papás que perdieron sus casas en la crisis hipotecaria; esos son los que se quedaron desempleados en distintas corporaciones, incluso bancarias que fueron quebrando, que obligaron a quebrar; esos son los hijos de la pequeño burguesía y de la clase media norteamericana que viven una situación difícil incluso, que muchos de ellos han sido arrastrados al desamparo, al desempleo y a vivir como pobre, porque los últimos índices sobre pobreza en Estados Unidos, dicen que uno de cada 10 norteamericanos -pensando que son 350 millones los que aquí viven- o ya vive en la pobreza o está en camino a la pobreza.
Entonces, ese es el cuadro por el cual se levanta este movimiento del Wall Street: logra interpretar el querer y el sentir sensible de mucha gente afectada por la crisis y veinte tipos que se instalan un 17 de septiembre inicialmente ahí en esa plaza frente a un centro tan simbólico como es el Wall Street, la institución, la organización más corrupta, más odiada, más identificada del mundo como la responsable de la crisis mundial y logran entonces concitar la atención mundial de los medios de prensa, logran concitar el sentir y el querer de la gente, logran el apoyo efectivo de un poderoso movimiento de descontentos y hoy son una fuerza indiscutible de la coyuntura, del momento puntual, de la lucha de clases en sus particulares condiciones, de un movimiento que podrá desarrollarse por largo, mediano o corto tiempo, dependiendo de que si las condiciones subjetivas que necesita para que se desarrolle se presentan y le abren las puertas.
Estoy hablando en el sentido de que si este movimiento logra concitar el apoyo de los sindicatos de la clase obrera, del sector más afectado -incluso más que ellos- de las organizaciones de los barrios, de las comunidades, de los pobres, los marginados de los Estados Unidos, especialmente de la juventud y mujeres que son los grupos que más sufren las consecuencias de la recesión. Si ellos logran integrar, porque sí, ya han atraído el cariño y el aprecio de todo el movimiento de descontentos; pero no basta. No basta con cariño, también hay que hacer el amor y a ellos les falta hacer el amor con la clase obrera, con el pueblo, con los obreros, con los campesinos, con las fuerzas motrices de la producción, con las fuerzas motrices de toda revolución. Entonces, si ellos no logran encauzar su lucha con toda la lucha histórica, incluso con la de los inmigrantes, sino logran atraer la lucha de los inmigrantes y transformarlo como una lucha común, una lucha conjunta -y nosotros también tenemos que hacer lo mismo- ese movimiento podría pasar a la historia como algo simbólico, significativo, importante que dejará sus contribuciones, su aporte, pero estaríamos diciendo en los próximos meses: la lucha continua.
Porque no basta que se desarrollen las condiciones objetivas en una sociedad, no basta que las masas se lancen a la calle por su cuenta, por su propia iniciativa, no basta con generar movimientos puramente figurativos, sino somos capaces de generar los movimientos reales, los movimientos encubiertos de la sociedad, de la gente que vive la opresión y la explotación centenaria en la industria, en la minería, en el campo, en los servicios, en los principales centros productivos de la sociedad norteamericana. No estamos en la dirección correcta si eso no se produce.
Yo creo que hoy más que nunca los revolucionarios norteamericanos trabajen, trabajemos en la construcción de todos los pequeños elementos, desde los más simples hasta los más complejos para que se desarrollen las condiciones subjetivas: la organización sindical, la organización social, la organización comunitaria, la organización de la juventud, la organización de la mujer, la organización de la clase obrera, la organización de los campesinos, de todos los sectores afectados por la crisis, pero en una dirección de clase, en una dirección combatiente, hacia la idea de lo que aquí está en crisis no es sólo el Wall Street, y que el enemigo no es sólo el Wall Street, es el Wall Street y todo su complejo mundial de opresión y de explotación: el capitalismo, el imperialismo, el complejo industrial, minero, el complejo agrícola, el complejo marítimo, el complejo urbano, el complejo de las mafias, de la salud, de la educación, el complejo que se mueve tras el complejo burocrático, el capital financiero, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio, las Naciones Unidas incluso, que avalan intromisiones y participaciones en guerras como la de Libia y que ha perdido toda su legitimidad.
El movimiento de Wall Street ha servido para identificar al enemigo, para que los enemigos queden cristalinos ante los ojos y muestren entonces que los chivos expiatorios en que nos transformaron a los inmigrantes, no era mas que la estrategia de los grandes capitalistas para encubrir su robo, para encubrir sus saqueos llevado a cabo justamente desde el Wall Street y de todos estos complejos, como el militar, que ha sido el que más ha invertido dinero desde los bolsillos de los contribuyentes en los Estados Unidos, llevando todos esos capitales a guerras innecesarias como en Irak, Afganistán, Libia y casi todos los países del Medio Oriente y en la propia América Latina, que si bien es cierto no ha habido una guerra declarada como la que hemos sufrido en el Medio Oriente y en el África del Norte, ellos también han desarrollado una guerra económico-social con los llamados acuerdos de libre comercio y que sin mucha intervención militar -como el golpe de estado en Honduras, o la intervención de las bases militares en Colombia – toda esta ofensiva de los acuerdos de libre comercio para América Latina, con un poco de presión para los lambe botas de la burguesía latinoamericana, han logrado implementarlos y desarrollar su estrategia que le es coherente a la estrategia que tienen a nivel internacional, especialmente en el Medio Oriente.
Esa es la forma como los gringos, paralelamente a la guerra, paralelamente a su estado de gran represión que mantienen en este país, lo desarrollan a nivel de América Latina, y sin muchos aspavientos, sin muchos escándalos esto se ha venido produciendo, incluso asustando a los llamados gobiernos progresistas y a todas las ideas reformistas de América Latina, incluso hasta los que predican un llamado socialismo del siglo XXI. Todos estos aparecen como cosquillosos, como en retroceso y por eso muchas veces ocurren hechos que aparentemente no se entienden, como el retorno de Manuel Zelaya a Honduras, el arresto de un famoso poeta colombiano en Venezuela, o la expulsión de guerrilleros de Venezuela a Colombia, etcétera, que se enmarcan en una política de gran presión y de gran chantaje de Estados Unidos sobre América Latina. Y a nivel económico, pues lo más grave son los famosos acuerdos de libre comercio que es la moderna forma de rapiña.
Huellas Mexicanas: Víctor, algunas de las reivindicaciones que aparecen en el movimiento Occupy Wall Street plantean regresar al viejo sistema de privilegios del cual se han beneficiado algunos de los que están allí. ¿Cómo se podría avanzar en esas reivindicaciones y de qué forma los migrantes en esta ciudad o en Estados Unidos podrían impulsar un cambio en la forma en como se están desarrollando los acontecimientos?
Víctor Toro: Yo creo que las reivindicaciones, la plataforma de los indignados, es expresión de eso, solo ellos son indignados. No se proclaman como un movimiento anti-capitalista ni anti-imperialista, pero si son la expresión de la explosión de un primer movimiento en el contexto de la crisis coyuntural que vive el capitalismo. Eso es una primera cosa. En segundo lugar, si son expresión de la lucha de clases. La lucha de clases, la que lleva la clase obrera, los sectores productivos principales siempre involucran a infinidad de sectores en el enfrentamiento y estos siempre asumen diferentes comportamientos y diferentes reivindicaciones, y las reivindicaciones de la clase media y de la pequeño-burguesía no pueden ser las de la clase obrera, las del socialismo, las de una organización revolucionaria, hasta que las fuerzas motrices principales afectadas por la crisis y por este despertar, este desarrollo de la lucha de clases no se vayan perfilando como protagónicas. Sólo tenemos que entenderlo como un movimiento más, como al lado del movimiento de los inmigrantes, y los inmigrantes tienen su propia plataforma y sus reivindicaciones golpean y amenazan mucho más fuerte incluso que los propios indignados al sistema, que tiene que resolver su situación. Es más difícil para el sistema el resolver la situación de 20 millones de inmigrantes indocumentados que resolver algunas de las peticiones que plantean los indignados, porque es como salvar su propia crisis, y por ello es que logran reunir 400 mil dólares de sostenimiento de su movimiento. No hay obrero que pueda aflojar diez dólares hoy para sostener un movimiento. Esos diez dólares están para la leche, para el pan, para la renta, para la comida, para el pasaje. Entonces, son situaciones diferentes, son movimientos transitorios en el curso de la lucha, los primeros movimientos que se desarrollan. Y seguramente en el transcurso del tiempo si esta crisis sigue sosteniéndose y golpeando sectores de la clase media y pequeña burguesía propietaria, comercial, urbana, sub-urbana, incluso rural; seguramente seguirán dándose movimientos de estos sectores con reivindicaciones muy propias del sector afectado. No creo que nosotros tengamos la posibilidad, sino desarrollamos nuestras propias fuerzas de pedirle a la clase media que levante la ideología del proletariado. Es imposible.
Huellas Mexicanas: Ni la de los migrantes.
Víctor Toro: Ni siquiera de los inmigrantes, ni siquiera. Puede ser que haiga algún nivel de sensibilidad con las causas de los inmigrantes y con algunas otras causas, pero en el discurso. Pero en la implementación practica de sus reivindicaciones, en el dialogo y en la confrontación con los que podrían ser los enemigos de los indignados, pues nosotros lo más probable es que si no desarrollamos fuerzas propias, si nosotros no ocupamos plazas, si nosotros no vamos a la huelga, si nosotros no ampliamos nuestra organización, si nosotros no generamos una propia alianza social revolucionaria, un directorio nacional revolucionario de todas las fuerzas anti capitalistas en los Estados Unidos, si nosotros no desarrollamos eso, nosotros no podemos esperar que lo hagan por nosotros. Esa es una tarea de la propia clase obrera, una tarea de los propios luchadores sociales, de los propios revolucionarios. Y apoyamos personalmente eso no como la panacea de la posibilidad de un cambio, sino que como un gran aporte a todas las causas y como una muestra que nos sirve para explicar la crisis, para mostrar lo engañado que estaba la sociedad sobre quiénes eran los culpables y los causantes de esta crisis. No son los 12 millones de inmigrantes, son el Wall Street, son los grandes capitalistas, son los poderosos, son los que invierten los recursos en la guerra. Y en eso están haciendo un aporte, en la clarificación de la lucha política, la lucha económica. Pero también para establecer un dialogo fraternal con los indignados, llamándolos a que ellos también entiendan su lucha en el contexto de la lucha de las fuerzas motrices de todo cambio, de todo proceso de cambio y de los únicos que lo pueden cambiar y que además son los que llegan hasta el final, y que son los obreros, los campesinos, los trabajadores de los mercados, los supermercados, de los restaurantes, de los hoteles, las mujeres que trabajan cuidando niños, de los que manejan, el tren, los autobuses, los taxis, etcétera. O sea, los pobres del campo y la ciudad. Además de que la fuerza motriz -y eso no hay que olvidarlo nunca- es la clase obrera. Y aquí hay todavía, en crisis pero hay, un poderoso movimiento obrero, metalúrgico, industrial, minero y agrario. Esas son las fuerzas motrices, son las fuerzas más directas, vinculadas a la producción. Mientras esas no se levanten por sus propios medios, por su propia fuerza, nosotros no podemos hacernos ilusión de un levantamiento militar progresista, ni de un grupo de millones de indignados en Francia, ni en España, ni de un millón en Chile. Son movimientos generales, auto convocados, con mucho descontento, tienen un montón de virtudes porque no creen en el viejo liderazgo político, son críticos al sistema, están pensando en algo de futuro que no saben que, pero van para allá. Entonces, todo lo positivo es lo que nosotros tenemos que rescatar de ahí, especialmente la juventud. Interesa la juventud de ese movimiento, pero también en un frontal combate a la utilización que siempre quieren hacer de este movimiento los Republicanos y los Demócratas, sobre todo en tiempos de elecciones. Y no sólo de este movimiento, lo hicieron con nosotros los inmigrantes en las elecciones pasadas, que nos engañaron con la idea de que nos daban una amnistía a cien días, ganara quien ganara. Y ahí estamos todavía, lo mismo pueden hacer con los indignados. Los Republicanos y los Demócratas son los políticos más farsantes que hay en la humanidad. Son los maestros de los lambebotas de nuestras burguesías en América Latina. Así que como decía el Che Guevara, ‘¡no hay que creerles ni así tantito!’
Fuente: http://www.generacion80.cl/noticias/entrevistacompleta.php?varbajada=13885