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De los prolegómenos a los compromisos

Fuentes: Gara

Una situación de crisis evidente. Con ese diagnóstico resume ETA su lectura sobre la situación por la que atraviesa el proceso político abierto y cuyo objetivo es alcanzar un escenario de paz y democracia en Euskal Herria. Al cumplirse cinco meses del alto el fuego permanente que proclamara el pasado marzo, la organización armada hace […]

Una situación de crisis evidente. Con ese diagnóstico resume ETA su lectura sobre la situación por la que atraviesa el proceso político abierto y cuyo objetivo es alcanzar un escenario de paz y democracia en Euskal Herria. Al cumplirse cinco meses del alto el fuego permanente que proclamara el pasado marzo, la organización armada hace su propio balance. En el mismo, se hace hincapié en la persistencia de situaciones que, según han venido denunciando diversos agentes políticos, no están contribuyendo a crear el clima de sosiego necesario para emprender un proceso de diálogo de cara a la búsqueda de una solución democrática. Ayer mismo, Batasuna hacía mención a las agresiones vividas por la izquierda abertzale en estos últimos meses, y un día antes eran los familiares de los prisioneros quienes sacaban a la palestra la situación de conculcación permanente de derechos que viven sus allegados.

En este sentido, no cabe sorprenderse ni rasgarse las vestiduras por el tono de gravedad que destila el comunicado que hoy publica GARA. En los últimos cinco meses se han producido hechos, por descontado, muy positivos. Ahí están el citado alto el fuego de ETA o la declaración por la que Rodríguez Zapatero reconocía el derecho de los vascos y las vascas a decidir sobre su futuro.

Sin embargo, desde que una delegación del PSE se reuniera de manera oficial con una representación de Batasuna se ha asistido a una suerte de relajación de los tiempos. Si a las puertas del verano los contactos bilaterales parecían destinados a desbrozar el camino hacia la conformación de la mesa de partidos, el periodo vacacional retrata a unos responsables políticos ­también al PNV, aunque Juan José Ibarretxe sólo reprochara ayer su actitud a PSOE y Batasuna­ más implicados en remachar posiciones que en adecuar las palabras y los hechos al nuevo contexto, en el que la prioridad es establecer las reglas de juego para abrir un diálogo sin límites y en el que todos los actores dispuestos a apostar por este proceso puedan hacerlo en condiciones de igualdad. Para abordar esa tarea tan importante con garantías de éxito levantar las restricciones al ejercicio político es un imperativo.

Definitivamente, el periodo para los prolegómenos parece tocar a su fin y, en buena lógica, debe dar paso a una fase en la que los agentes políticos y la sociedad a la que éstos representan asuman sin perder tiempo sus responsabilidades.