Mientras los legisladores debaten un paquete de rescate para los Tres Grandes fabricantes de autos esta semana, hemos visto una palabra raras veces usadas al norte de Venezuela y al oeste de Escandinavia: nacionalización. La pasada semana The Los Angeles Times publicó un artículo de opinión escrito por el especialista en asuntos automovilísticos Dan Neil, […]
Mientras los legisladores debaten un paquete de rescate para los Tres Grandes fabricantes de autos esta semana, hemos visto una palabra raras veces usadas al norte de Venezuela y al oeste de Escandinavia: nacionalización.
La pasada semana The Los Angeles Times publicó un artículo de opinión escrito por el especialista en asuntos automovilísticos Dan Neil, ganador del Premio Pulitzer, con el titular nada ambiguo de «Nacionalicen a GM»
Una compra total de GM por parte del gobierno tendría muchos beneficios, argumenta el Sr. Neil. Si General Motors fuera estatal podría anular rápidamente los contratos onerosos. GM ya compite con compañías en el extranjero, como Honda y Toyota, que ya son casi nacionales, debido a sus planes de salud pública y de pensión suministrados por el gobierno. Y el Tío Sam podría evitar muchos de los fracasos estratégicos -como dedicarse a los SUV, en vez de a los híbridos- provocados por un pensamiento trimestral a corto plazo.
Una GM administrada por el gobierno podría ayudar a la transición de EEUU hacia autos y camiones más limpios. Neil escribe:
«De todas maneras, necesitamos ayuda automotriz de tamaño gubernamental. Este país debía estar colocando en los caminos millones de vehículos híbridos y eléctricos. Hasta donde sé, sin grandes subsidios no hay forma de construir esos vehículos a corto plazo y obtener una ganancia razonable, debido al alto costo de las baterías de avanzada. Además, si GM fuera propiedad del gobierno no gastaría tiempo y dinero en litigaciones y cabildeo en contra del aire limpio y las reglas de seguridad».
Como de pasada, Neil agrega que el gobierno debiera también hacerse cargo de Ford y Chrysler.
Neil no es el único que pide que el gobierno adquiera a los Tres Grandes, Nouriel Roubini, economista de la Universidad de Nueva York que en 2006 predijo con total certeza que la crisis en EE.UU. de las hipotecas de riesgo crecería hasta convertirse en una crisis crediticia que amenazaría a la economía, también ha pedido una nacionalización temporal de Ford, Chrysler y GM.
Puede que hasta ganemos dinero
Una adquisición por parte del gobierno puede que no sea tan cara como parece -especialmente si se considera que el verdadero precio puede que no sea el de $34 mil millones que se menciona, sino más bien el de $75 mil millones a $125 mil millones. Ian Welch, el blogger de FireDogLake blogger, quien defiende la nacionalización de Citibank y GM, señala los costos iniciales relativamente bajos y el potencial de ganancias imprevistas en una compra de GM.
Cómprense todas las acciones a los accionistas por el valor que tiene de $3 mil millones, o incluso, sean generosos y páguenles el doble –$6 mil millones. En el contexto actual, eso no es realmente dinero. Búsquense a los mejores en la industria del automóvil para que reestructuren a GM. Gástese el dinero necesario y háganse los recortes necesarios. Reestructuren la compañía para que sirva a los intereses de Estados Unidos -pongan a trabajar al voltio, incrementen el rendimiento de combustible, reestructuren la red de distribuidores. Háganlo todo. Arreglen la compañía y háganla viable otra vez. Luego, una vez que esté funcionando dentro de unos pocos años, comiencen a venderla otra vez al sector privado. Háganlo bien y el gobierno obtendrá una ganancia significativa.
Hay otros que no están tan seguros. Robert Weissman, que edita TheMultinational Monitor, una revista bimestral fundada `por Ralph Nader en 1980, argumenta que la nacionalización de GM debe pensarse cuidadosamente, pero que la entrada del gobierno en la industria automovilística implicaría decisiones difíciles.
Nacionalizar las compañías implicaría muchas complicaciones y dificultades, incluyendo el manejo de las relaciones con los trabajadores y las plantas en todo el mundo, negocios justos con los suministradores y con los trabajadores en los suministradores, y la complejidad inherente a la dirección de compañías automovilísticas multinacionales.
¿Es una verdadera nacionalización la mejor opción? Quizás sí, quizás no.
Una propiedad pública
Michael Moore, quien salto a la fama por su filme de 1989 Roger & yo, el cual describía lo que sucedió en su pueblo natal cuando cerró la planta de GM que había allí, considera que hay una oportunidad para usar el poder manufacturero de los Tres Grandes para construir una nueva infraestructura de transporte. En su blog, el cineasta escribe:
«La transportación de los norteamericanos es y debe ser una de las funciones más importantes que nuestro gobierno debe enfrentar. Y debido a que enfrentamos una masiva crisis económica, energética y medioambiental, el nuevo presidente y el nuevo Congreso deben hacer lo que hizo Franklin Roosevelt cuando se vio enfrentado a una crisis (y ordenó a la industria que dejara de construir autos y en su lugar construyera tanques y aviones): A partir de ahora, los Tres Grandes deberán construir solamente autos que no dependan fundamentalmente del petróleo y, más importante aún, construir trenes, autobuses, subterráneos y trenes ligeros (un proyecto de obras públicas en todo el país construirá las vías férreas y los rieles). Esto no solo salvará empleos, sino que creará millones de puestos de trabajo».
El Sr. Moore dice que una compra de los Tres Grandes por parte del gobierno tiene sentido, porque si el gobierno les presta el dinero y luego ellos no pueden pagar esos préstamos, el gobierno de todas maneras terminará por ser el propietario de todas maneras.
¿Temor al comunismo?
Algunos consideran siniestra la perspectiva de una adquisición por parte del gobierno. El comentarista libertario Lew Rockwell, presidente del Instituto Ludwig von Mises, ve una influencia de la economía al estilo soviético en la propuesta de Dan Neil.
«Solo un total ignorante en asuntos económicos pudiera creer que los norteamericanos serían mejores que los rusos (o cualesquier otros) en material de socialismo».
La nacionalización de uno o más de los Tres Grandes probablemente no sea políticamente aceptable para la mayoría de los norteamericanos. Una reciente encuesta de CNN arrojó que 6 de cada 10 norteamericanos se oponen a usar dinero del contribuyente para ayudar a los fabricantes de autos. Pero muchos norteamericanos no se oponen en principio a la nacionalización. En junio una encuesta de Rasmussen encontró que una débil minoría de norteamericanos se oponía a la nacionalización de la industria petrolera de EEUU.
En Suecia el público es mucho menos ambivalente acerca de la intervención del estado. Una encuesta a fines de noviembre arrojó que 69 por ciento de los suecos están a favor de una nacionalización temporal de Volvo, que actualmente es propiedad de Ford.