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Debilitamiento de todos los protagonistas del conflicto sirio

Fuentes: Orient XXI

Siria se fragmentará cada vez más en 2015. La «somalizacion» del país es inevitable si la comunidad internacional continúa debilitando todos sus centros de poder y la oposición no logra unirse. Tales son los pronósticos de Joshua Landis, uno de los mejores conocedores del país.

Las cuatro fuerzas principales con presencia en Siria son el gobierno de Bachar Al-Assad, la Organización del Estado Islámico (OEI), el Frente Al-Nusra y los kurdos. Juntos reinan sobre cerca del 95% del territorio sirio. El régimen de Assad controla el 45% de las tierras y quizá alrededor del 65% de la población. El OEI posee el 35% del territorio, pero controla menos de 3 de los 22 millones de personas que constituyen la población total. Los kurdos controlarían alrededor del 8% o 9% y el Frente al-Nusra el 5%. Esto deja a las centenares de milicias rebeldes alrededor del 5% del territorio, sabiendo que en ciertas regiones «ninguna facción del Ejército Sirio Libre (ESL) puede operar sin la aprobación de Al-Nusra» /1.

En 2014, los yihadistas han ganado la partida. Pero en 2015, excepto quizá los kurdos, todas estas fuerzas dominantes van a debilitarse. Los Estados Unidos están en guerra con las facciones más importantes. Bombardean activamente al OEI y al Frente Al-Nusra a la vez que mantienen sanciones contra el régimen de Assad. Sin embargo, aunque Washington haya financiado un proyecto titulado «Tranin and equip» (Entrenar y equipar) /2, de un coste de 500 millones de dólares, este está tardando en ponerse en marcha y suscita poco entusiasmo.

Las fuerzas de la coalición están, por su parte, divididas sobre los objetivos. Todos los centros de poder en Siria están debilitados y no emerge ninguno nuevo. Esto significa que nadie puede ganar. El régimen de Assad, el OEI y el Frente Al-Nusra son susceptibles de ver su poder disminuir durante 2015. Las milicias del ESL se han vuelto prácticamente insignificantes y buscan órdenes de los radicales. Los activistas instruidos y abiertos al mundo que jugaron un papel tan esencial en el lanzamiento de la revolución están marginados y sin influencia. Esta situación es objeto de dos interpretaciones: o bien los liberales y los demócratas en Siria eran una élite tan poco numerosa que han sido rápidamente barridos por la fuerza de las mareas confesionales, fascistas e islamistas, o bien Assad les ha diezmado intencionalmente, de forma que solo tuviera que combatir a los extremistas, dejando al mundo ante una alternativa binaria: Al Qaeda o él.

El gobierno Assad ha reforzado su control sobre las principales ciudades, pero lo ha perdido en las zonas rurales. Ha ganado terreno en los suburbios de Damasco, en el Qalamoun, en Homs y Alepo, pero ha perdido en otras partes, como en las regiones de Idlib, del Golán, de Deraa y de la Djézireh. Esta estrategia revela la predilección de Assad por los centros urbanos. Cree poder recuperar el apoyo de las clases medias urbanas que temen a la gente del campo, más pobre y radicalizada. El partido Baas se apoyaba inicialmente en el mundo rural, contra las ciudades. Pero cuando puso fin a las subvenciones y a su política socialista en beneficio de prácticas neoliberales mezcladas con una fuerte dosis de corrupción, dio la espalda a los pobres de las ciudades y al campo en dificultades. Hoy el régimen intenta llevar a los ricos contra los pobres para intentar convencerles de que la revolución no era más que una ficción y que deben combatir el «terrorismo».

El hundimiento de las rentas del petróleo en Irán y Rusia implica además que Assad deberá contentarse con menos dinero en 2015. Pero les ocurrirá también a los rebeldes que son, igual que el régimen, tributarios del dinero del petróleo. Todas las rentas caerán. Según la ONU, el 90% de los sirios viven por debajo del umbral de la pobreza. Pero la pobreza puede seguir agravándose.

La alianza inicialmente establecida en 2014 entre milicias apoyadas por los Estados Unidos, el Frente Islámico y el Frente Al-Nusra para expulsar al OEI de Siria ha fracasado. Ha logrado expulsar al OEI de la provincia de Idlib y de pueblos al norte de Alepo, pero el Frente Al-Nusra ha descartado rápidamente a los elementos proamericanos y se ha apropiado de la región de Idlib. Al-Nusra ha extendido también su poder a Deraa y plantado su bandera en el Golán. Si se abstiene de absorber las milicias del ESL es, en parte, porque su pretendida independencia les es útil. Como explica un combatiente del norte de Siria, «Al-Nusra deja a grupos aceptados por los Estados Unidos que mantengan una apariencia de independencia a fin de continuar recibiendo equipamiento americano«. Una vez recibidas esas armas modernas, los radicales tienen poder suficiente para requisarlas. Es la razón por la que los Estados Unidos abandonan las milicias precedentemente apoyadas del ESL y ponen en pie su proyecto «Train and equip«, que consiste en crear un ejército sirio completamente controlado por ellos. Washington explica que esta nueva fuerza será utilizada para combatir al OEI, y luego debilitar a Assad con el objetivo de obligarle primero a aceptar una solución política, y luego a abandonar el país. No es realista pero, ¿qué otra cosa puede hacer Washington?

Esbozos de construcciones estatales

El OIE ha inaugurado esta tendencia con el anuncio de la creación del «Estado Islámico» poco tiempo después de que su jefe, Abu Bakr Al-Baghdadi se hubiera autodesignado como califa. El Frente Al-Nusra le sigue los pasos proclamando un emirato. Los kurdos han dado pruebas de contención negándose a declarar su independencia, pero han avanzado considerablemente en esta dirección. «Rojava», el nombre kurdo del Kurdistán sirio, está ahora en boca de todos. Durante los últimos meses de 2013, el Partido de la Unión Democrática (PYD) ha anunciado la creación de un gobierno provisional dividido en tres zonas o cantones autónomos no contiguos: Afrin, Jazira y Kobane, y ha sido declarado un servicio militar en julio de 2014. La guerra contra el OEI ha reforzado los atributos del Kurdistán como estado. El Kurdistán iraquí ha recibido una ayuda militar directa de numerosos países. Por su parte, Rojava ha ganado el apoyo americano e incluso mundial por sus esfuerzos militares, en particular en la batalla por Kobane. Aunque la región esté ahora despoblada, la nueva relación entre el PYD y Washington es importante. Incluso Turquía se ha visto obligada a romper su embargo.

El ascenso del nacionalismo religioso

El nacionalismo religioso se ha convertido en la ideología dominante en Medio Oriente. El nacionalismo «laico» que era anteriormente la marca distintiva de los regímenes y de los dirigentes postcoloniales como Gamal Abdel Nasser, Hafez El-Assad, Hussein, Habib Burguiba, Yasser Arafat y Huari Bumedian, está moribundo. Dato interesante, Egipto y Túnez han reaccionado contra esta tendencia. ¿Su reacción anuncia un retroceso más amplio del islamismo o no es más que una fiebre pasajera? Difícil decirlo, pero mi opinión es que 2015 verá endurecerse las identidades religiosas en todo el Levante. Esto hace a uno pesimista en lo que concierne a la reconciliación de las partes beligerantes en Siria.

En la región de Alepo, el Frente del Levante (Al-Jabhat Al-Shamiya), la más reciente de las tentativas de unificación entre las numerosas milicias sirias, no parece más prometedor que los precedentes. La oposición siria aparece organizada en regiones, pueblos y clanes, de ahí su incapacidad para unirse. Las lealtades tradicionales religiosas, de pueblo y de familia se han puesto por delante de la lealtad a la nación. La única ideología capaz de agrupar a nivel nacional es el islam.

Depuraciones étnicas y religiosas

He hablado ampliamente de la «gran selección» que se está haciendo en los países del Levante. La guerra civil siria se inscribe en un marco más amplio de construcción nacional, en el que numerosas comunidades étnicas y religiosas de la región están entregadas a una lucha brutal por la supremacía y la supervivencia. Esto se parece al proceso de construcción nacional que desgarró a Europa central durante la segunda guerra mundial. Los territorios multiétnicos y multireligiosos se han transformado en banales naciones homogéneas. Asistimos a la reorganización de las poblaciones en la región para mejor corresponder al esquema de los estados-naciones establecido tras la Primera Guerra Mundial.

Son dibujadas algunas nuevas fronteras, como las creadas alrededor de las regiones kurdas de Irak y quizá de Siria, pero vemos sobre todo la limpieza étnica de las minorías y el «reajuste» de las poblaciones para adaptarse a sus fronteras. Esto significa que las pequeñas minorías de la región, las que están dispersas, como los cristianos, los armenios, los roms, los baha´is y los mandeos van a ser probablemente barridos de la región. Las «minorías compactas», es decir las que se concentran en una región, son más capaces de defenderse, como los judíos de Israel, los chiítas del Líbano, los alauitas (hasta ahora), los drusos (que sencillamente han tenido suerte). Pero las minorías más frágiles, como los Yezidís, los asirios, los ismaelitas y los shabaks, ¡que dios les proteja!

¿Un cambio de la política de los Estados Unidos?

Las grandes potencias están determinadas a apoyar a sus mandatarios sirios lo suficiente para que no sean derrotados, pero no suficientemente como para que ganen. Esto significa una lucha prolongada. La mayor parte de las guerras civiles regionales solo acabaron con una intervención extranjera. En Líbano y en Irak, potencias extranjeras habían desarmado las milicias y a los radicales a fin de facilitar la reconstrucción del estado y los compromisos políticos. Ninguna potencia extranjera es capaz de intervenir en Siria para desarmar a los radicales o tomar por la mano a los moderados para llevarles al centro del juego político.

Oficialmente, los Estados Unidos continúan viendo a Bachar Al-Assad como un «muerto andante» e insistiendo en que «deje el puesto». El secretario de estado John Kerry comenzó el año 2014 anunciado, en las reuniones de paz de Ginebra, que Bachar Al-Assad había perdido toda legitimidad. Añadió que nadie podía concebir que jugara un papel en el futuro de Siria. A finales de diciembre de 2014, el general John R. Allen, enviado especial de Barack Obama, ha dicho que «en lo que concierne a los Estados Unidos, Bachar Al-Assad no está, se ha ido«. Washington piensa que hablar a Assad es ideológicamente demasiado costoso y detestable. Pero estiman también que unificar y armar a la oposición es también demasiado costoso y de todas formas imposible. Así, Washington parece determinado a limitarse a una política estrecha de lucha antiterrorista -golpeando al OEI y al Frente Al-Nusra cuando se presente la oportunidad y permaneciendo firmes el resto del tiempo. Pues Washington considera que el problema de Siria es insoluble.

Pero si las declaraciones de los Estados Unidos sobre Assad permanecen inalteradas, algunas realidades subyacentes han evolucionado. Hace exactamente un año, el embajador Ryan Crocker escribía en un artículo premonitorio titulado «Assad es la opción menos mala en Siria», que «tenemos necesidad de aceptar la idea de un futuro que incluya a Assad -y considerar que por malo que sea, lo hay peor«. Este peor, que era Al Nusra y el OEI, ha hecho volver a los Estados Unidos a la región este verano. Cuando el OEI se ha extendido a través del Irak sunita sin real combate y ha amenazado con conquistar Erbil y Bagdad, el presidente Obama se ha visto forzado a entrar en guerra. No podía permitir a Al Qaeda reinar sobre Irak. Y desde que ha amenazado con «degradar y destruir» al OEI, los Estados Unidos se han vuelto efectivamente un aliado del régimen Assad y de Irán, lo quieran o no.

Las negociaciones de paz sirias que Rusia ha anunciado para 2015 pueden pasar por una farsa, pero tienen quizás por objetivo hacer aceptar oficialmente a los Estados Unidos la idea de que Assad podría permanecer como líder de Siria. Después de todo, el viceministro ruso de asuntos exteriores, Mijail Bogdanov, ha asegurado a la prensa que estaba en contacto con los interlocutores americanos de Rusia a propósito de las conversaciones de paz. Es difícil imaginar que Obama abandone su postura según la cual Assad debe dimitir, a menos que este último haga verdaderas concesiones y pueda llevar a la Coalición de la oposición siria reconocida por los Estados Unidos a las negociaciones. Las posibilidades de que esto ocurra son sin embargo pocas.

El ejército, ¿última muralla contra el extremismo?

En los pasillos del Pentágono, los oficiales ven probablemente el estado de Assad como una muralla contra el OEI y el frente Al-Nusra. No pueden permitir que sea destruido, por miedo a que los yihadistas invadan Damasco y las demás ciudades. Una vez instalados en la capital, el país estaría en sus manos. Además, una nueva ola de refugiados huiría hacia Líbano y Jordania, sumergiéndolas probablemente. Los baasistas, los miembros de los servicios de seguridad y los cuadros del régimen abandonarían también, con toda seguridad, Siria. Si los alauitas, los cristianos, los drusos y los chiítas no se sintieran ya en seguridad debido a persecuciones religiosas, el número de refugiados podría alcanzar varios millones.

La política americana ha consistido en contener la violencia en Siria. Un hundimiento del régimen podría hacer fracasar esta política, y también su supervivencia. La mayor parte de los aliados de América y la oposición siria insisten en que los aviones de combate americanos deberían bombardear tanto a Assad como al OEI. Los Estados Unidos no pueden, destruyendo el ejército sirio, correr el riesgo de una victoria de los extremistas pero los políticos americanos quieren igualmente debilitar el régimen mientras que Israel ambiciona destruir sus sistemas avanzados de misiles. Siria es un ejemplo perfecto de caso en que los planificadores militares americanos podrían querer una política muy diferente de la prevista por los políticos.

El ejército sirio va probablemente a serguir estando débil y demasiado disperso. Carece de suficientes soldados y está alienándose sus propios partidarios con proyectos de reclutamiento draconianos. Debido a esto, son las fuerzas de defensa nacional siria o las milicias populares las que realizarán la mayor parte del trabajo. Como ha subrayado Aron Lund, son muy frecuentemente fuerzas locales, reticentes a desplazarse fera de su distrito de origen o de su pueblo. Esto forma parte también de la fragmentación global.

El plan de Staffan de Mistura

El plan de Staffan de Mistura (enviado especial de la ONU en Siria. Ndt) apoyado por las Naciones Unidas tiene sentido si se ve el futuro de Siria con las perspectivas más sombrías, con la fragmentación como regla y la fuerza del régimen extendiéndose ampliamente en las ciudades. Como la desunión excluye la posibilidad de un plan de paz exhaustivo, Mistura ha llegado a la noción de «congelaciones locales» de la situación, con Alepo como probable punto de partida. Los militantes han encontrado este plan derrotista, cuando no pro-Assad, pero Mistura tiene pocas posibilidades de elección. No hay ejército con el que cambiar el equilibrio de poder. Su misión es salvar vidas y proporcionar alimentación. Si los rebeldes locales quieren irse, como lo han hecho en Homs, la ONU puede intentar aportar su ayuda. Igualmente, si ciudades prorégimen, como Nubl y Zahra, mueren de hambre, la ONU puede intentar congelar los combates y hacer entrar la ayuda o contribuir a arbitrar una rendición. Todas las partes deberán estar de acuerdo. Es un menor denominador común, pero es un papel esencial que nadie más puede realizar.

El año pasado ha sido el año del OEI, pero 2015 puede convertirse en el de su derrota, incluso su destrucción. El gobierno de Bagdad sería capaz de desalojar al OEI de bastiones importantes de Irak y hacerle retroceder hacia Siria. Es por otra parte difícil contemplar la aparición de una nueva fuerza que ocuparía el lugar el OEI, cuyo éxito entre las milicias rebeldes está fundado en su autoritarismo brutal. El califa Al-Bagdadi ha copiado en este tema a los regímenes de Assad y de Saddam Hussein. No es sorprendente que sus 20 principales oficiales sean en gran parte antiguos baasistas iraquíes.

La oposición siria por su parte, no ha encontrado medios de acceder a un compromiso o de unificarse sin utilizar el terror. Así el OEI despliega el mismo estilo paranoico y se dirige a las lealtades tradicionales para unificar a la sociedad siria de la misma forma que hizo el Baas. Para tener éxito, se convierte en algo tan nefasto como el régimen que esperaba reemplazar.

Notas

1/ Jamal Maaruf, jefe de una facción del ESL, citado por Anne Barnard, The New York times, 27/12/2014 http://www.nytimes.com/2014/12/28/world/as-syrias-revolution-sputters-a-chaotic-stalemate.html?smprod=nytcore-iphone&smid=nytcore-iphone-share

2/ Proyecto decidido por la administración Obama para entrenar y equipar ex nihilo una fuerza rebelde siria de 5 000 hombres en Arabia Saudita a fin de ocupar el terreno que sería recuperado al OEI en Siria gracias a los bombardeos actualmente realizados por la aviación americana y las de algunas monarquías del Golfo. Ndt OrientXXI.

Joshua Landis es Director del centro de estudios sobre el Cercano Oriente y profesor asociado a la universidad de Oklahoma en los Estados Unidos. Publica el blog Sria Comment, http://www.joshualandis.com/blog/

 

Original en inglés: https://www.academia.edu/9939882/Syria_Year-end_Analysis_and_Predictions_2014_-_by_Joshua_Landis

Traducido de la versión publicada en http://orientxxi.info/magazine/affaiblissement-de-tous-les,0786 por Faustino Eguberri para VIENTO SUR