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Ante las nuevas agresiones de EE.UU

Declaración de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba

Fuentes:

El imperio quiere aniquilar a la Nación cubana y lo proclama con insolente arrogancia. Intensifica la guerra económica, la subversión interna, la propaganda anticubana y las presiones sobre el resto del mundo con el objeto de crear las condiciones que pudieran conducir a su intervención militar directa para destruir la Revolución, poner fin a nuestra […]

El imperio quiere aniquilar a la Nación cubana y lo proclama con insolente arrogancia.

Intensifica la guerra económica, la subversión interna, la propaganda anticubana y las presiones sobre el resto del mundo con el objeto de crear las condiciones que pudieran conducir a su intervención militar directa para destruir la Revolución, poner fin a nuestra independencia y soberanía, y llevar a cabo la vieja quimera anexionista de apoderarse de Cuba.

Desde ayer el gobierno de Washington puso en vigor nuevas y brutales medidas contra el pueblo de Cuba y contra los cubanos residentes en Estados Unidos, definidas por sus autores como parte de un plan para provocar «el rápido fin» del Gobierno revolucionario.

Con ellas incrementan las injustas y discriminatorias restricciones impuestas a esos cubanos, el único grupo nacional respecto al cual el gobierno de Estados Unidos, en abierta violación de la Constitución de ese país, se arroga la facultad de determinar sobre las relaciones que puedan mantener con sus familiares y con su país de origen. Ya no se les concede ni siquiera la posibilidad de visitar Cuba una vez al año. Ahora sólo podrán hacerlo cada tres años, en caso de que reciban un permiso específico para ello, y sólo para estar en Cuba 14 días. Se les reduce severamente la cantidad de dinero que pueden gastar en Cuba o remesar a sus familiares. Visitas y remesas confinadas estrictamente a lo que la administración Bush describe como «familia inmediata», de la que excluye caprichosamente, entre otros, a tíos, primos y sobrinos. ¿Qué antecedente legal pueden citar las autoridades norteamericanas para semejante intrusión en la vida privada de las personas? ¿Dónde quedaron los «valores familiares» de que tanto alardean el actual Presidente y sus amigos? ¿Todavía se llama a sí mismo el señor Bush un «conservador compasivo»?

Quienes elaboraron estas medidas y los encargados de ejecutarlas han advertido que no habrá excepciones, que las aplicarán con alcance retroactivo y con todo rigor, bajo amenaza de las elevadas multas y las graves sanciones de prisión previstas para quienes incurran en violaciones a la política del bloqueo. Para los cubanos, en Estados Unidos, se ha creado una especie de apartheid.

Desde ayer también se han eliminado casi todas las licencias que, aunque sujetas a engorrosas regulaciones, autorizaban a algunos norteamericanos a visitar nuestro país, suprimiendo, incluso, la posibilidad de hacerlo aunque para ello no gastasen un solo centavo. Esto último prueba que, además del propósito de intensificar el bloqueo y dañar la economía cubana, las medidas buscan impedir el contacto directo con nuestra realidad a millones de norteamericanos que quieren ejercer un derecho reconocido durante tres años consecutivos y con amplia mayoría por el Congreso norteamericano. ¿A qué temen el señor Bush y la mafia ultrarreaccionaria que dictó esta irracional política?

El plan norteamericano tiene una arista particularmente cínica. Por una parte, coarta drásticamente a los cubanos residentes en Estados Unidos el envío de remesas a sus familiares en Cuba, y por la otra, autoriza e instiga a cualquiera a suministrar dinero y apoyo material a los grupúsculos de traidores que aquí actúan a sus órdenes. Al tiempo que despoja a Ios ciudadanos norteamericanos de su libertad para visitar Cuba, gasta recursos del presupuesto federal en promover viajes de personas de terceros países que vendrían con el declarado propósito de abastecer a esos mercenarios. A financiarlos y a dirigir otras acciones que procuran socavar la sociedad cubana, destinarán 59 millones de dólares en los próximos dos años. De ellos, 18 millones para transmisiones de radio y televisión desde un avión militar C-130, lo que constituye una irresponsable e ilegal provocación violatoria del Derecho y de las normas internacionales de la aviación y las telecomunicaciones.

Amenaza también con la posibilidad de usar con mayor arbitrariedad aquellos capítulos de la Ley Helms-Burton especialmente concebidos para castigar a empresarios de terceros países. En el famoso «entendimiento» que suscribió con la Unión Europea, la Administración norteamericana se había comprometido a buscar la eliminación de esos aspectos de la Ley, pero nunca lo intentó. Ahora Bush, sumando burla a la afrenta, amaga con instrumentarlos de forma aún más agresiva.

Enmascarado burdamente como «asistencia a una Cuba libre», el engendro de más de 450 páginas inundadas de odio, mentiras y fatigante retórica, detalla minuciosamente las medidas que impondría Washington si llegara a posesionarse de nuestro país. La sociedad cubana estaría completamente sometida a Estados Unidos, que dominaría, sin excepción, todas y cada una de sus actividades. Sería interminable una reseña abarcadora de tan desmesurado intervencionismo. Destaquemos sólo algunos aspectos del plan norteamericano que dan una idea del grado de servidumbre y explotación al qué intentaría someter a los cubanos.

§ Uno de los primeros pasos que debería emprender el llamado «gobierno de transición» sería la devolución de sus propiedades a los antiguos explotadores, incluyendo las viviendas y las tierras que ambiciona la mafia batistiana y anexionista. El proceso sería rápido y se realizaría bajo la dirección del gobierno de Estados Unidos, que establecería un mecanismo especial a esos fines. El infame texto anuncia específicamente el desahucio de quienes habitan viviendas reclamadas o no puedan pagar onerosos alquileres, y la vuelta del desalojo campesino, la disolución de las cooperativas agropecuarias y la reconstitución de los antiguos latifundios. Lo que ya estaba previsto en la Ley Helms-Burton, se expresa ahora en lenguaje aún más procaz.

§ Se privatizarían todas las ramas de la economía, que quedaría bajo la dirección de un Comité permanente del gobierno de Estados Unidos para la Reconstrucción Económica que se proponen constituir ya.

§ Se eliminarían los subsidios y los controles de precios a los bienes y servicios que recibe la población.

§ Se desmantelaría el régimen de seguridad y asistencia social y no se respetaría el pago de pensiones y jubilaciones.

§ Se restablecería la privatización en los servicios de salud y de educación.

Sería el regreso al capitalismo en su forma más brutal y bajo el yugo de un gobierno extranjero.

Las consecuencias para nuestro pueblo serían tan terribles, que el propio informe reconoce que «no sería fácil» realizar la «transición» y que ella enfrentaría un amplio rechazo en la sociedad cubana. Es por eso que subraya como «prioridad inmediata» la creación de fuerzas represivas que serían organizadas, entrenadas, equipadas y asesoradas por el gobierno de Estados Unidos.

Como prueba de que se proponen seriamente llevar a cabo su intervención y someter a Cuba a un régimen anexionista, el Presidente de Estados Unidos designaría, desde ahora, a un funcionario que se encargaría de coordinar todas sus medidas agresivas para derrocar a la Revolución y sería quien después dirigiría el gobierno interventor. Valeriano Weyler y Leonard Wood en una sola persona y un verdadero designio genocida.

Ciertamente les resultará imposible convertir en realidad sus siniestros planes.

Primero tendrían que invadir este país, ocuparlo militarmente y con posterioridad aplastar la resistencia de nuestro pueblo, y esto jamás podrán lograrlo. Estamos preparados y dispuestos a combatir hasta el último hombre y la última mujer para impedirlo. Si nos atacan, aquí encontrarán un pueblo unido, culto, dueño de una gloriosa historia de heroísmo, luchas y sacrificios por la libertad, que jamás renunciará a su independencia ni a sus ideales de justicia y solidaridad; que jamás renunciará a la obra hermosa, noble y profundamente humana que ha sabido edificar pese a las agresiones del imperio. Si nos atacan, aquí sufrirán su mayor y más vergonzosa derrota.

Enfrentaremos estas medidas y cualesquiera otras que puedan inventar nuestros enemigos. Resistiremos y lucharemos. Firmemente unidos alrededor de Fidel, Raúl y nuestro Partido, y bajo su sabia y consecuente dirección, seguiremos adelante hasta la victoria siempre.

Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba
La Habana, 1ro. de julio de 2004
«Año del 45º Aniversario del Triunfo de la Revolución»