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Del «sueño americano» a la «pesadilla americana»

Fuentes: Movimiento Indígena Alterno

El caso de Jerónimo Martínez Ramírez, para quien el Fiscal de Madera California EEUU ha pedido la pena capital

 

Cruz Chiquita, Copala, Oaxaca, 20 de octubre de 2014. Seis años han transcurrido desde que Jerónimo Martínez Ramírez, con el seudónimo de Agustín entre los triquis, dejara su comunidad Cruz Chiquita, Copala, a su esposa Victoria Hernández Flores y sus tres hijos, en busca del «sueño americano». Solo un año, duró el sueño para convertirse en una amarga pesadilla que puede terminar con la ejecución de Jerónimo Martínez Ramírez en una cárcel de Madera California, Estados Unidos. Según su esposa Victoria, poco después de haber llegado a los Estados Unidos comenzó a enviarle dinero que habían acordado iba a ser destinado a la educación de sus hijos. Un hombre hogareño y atado a su comunidad, a solo un año de trabajo arduo en los campos agrícolas de Greenfield California, ya hacía planes para regresar con su familia. La tarde del 25 de mayo de 2010 llamó a su esposa para decirle que la esperara en la semana siguiente. El anhelado día nunca llegó, en la tarde del 30 de ese mismo mes, su esposa Victoria recibió una llamada desde una cárcel de Madera California, era de su esposo Jerónimo, quien le contó que estaba en la cárcel y que lo habían acusado de haber matado a dos paisanos suyos de nombres: Delfino Martínez y Fidel García, el primero de ellos, de la misma comunidad de Jerónimo; el otro, de Unión de los Ángeles, Copala. A

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A Jerónimo se le procesó por homicidio múltiple en un tribunal de Estados Unidos. En su acusación, el fiscal del Contado de California, Michael R. Keitz, solicitó la pena de muerte para Jerónimo, que de no haber sido por la estrategia legal desplegada por su defensa, entre ellos la licenciada Dhyana Fernández, ya hubiera culminado su proceso y posiblemente hubiera sido sentenciado con la pena capital. En diciembre de 2012 a partir de dos informes psicológicos que la defensa ofreció, la Corte del Estado de California declaró que Jerónimo Martínez no se encontraba apto mentalmente para continuar en el juicio por lo que ordenó suspender el procedimiento e internarlo en el Atascadero State Hospitals, hasta resolver en definitiva sobre su estado mental podrá definirse si vuelve al proceso y se le sentencia con la pena capital, o se le da un tratamiento distinto a la cárcel. De hecho, quien fuera su defensora, Dhyana Fernández, dijo que: «este fin de mes (octubre, 2014) va a tener una audiencia para saber su estado psicológico y si está apto para continuar en el proceso instruido en su contra, mientras tanto seguirá internado en un hospital y no en la cárcel.»

Por otro lado, durante nuestra investigación nos dimos cuenta que existe muy poca información sobre el caso de Jerónimo Martínez en los archivos de los gobiernos federal y estatal, así como en organismos de defensa de derechos humanos del país. De igual manera, la familia de Jerónimo se encuentra en el total olvido, pues a la fecha, refiere la esposa que no ha recibido siquiera una llamada de la gente de gobierno, ella solo ha tenido que sacar adelante a sus tres hijos tejiendo huipiles para luego venderlos entre su propia gente triqui.

Destaca también que desde la misma «teoría del caso» construida por la defensa, la licenciada Dhyana Fernández, hizo un viaje en 2012 a México para tratar de recabar un informe sobre la condición sociocultural y política del pueblo de pertenencia de Jerónimo Martínez a fin de lograr algún atenuante que pudiera favorecer al imputado en la sentencia, sin embargo, al entrevistarse con el titular del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante, Rufino Domínguez, éste solo se concretó a decirle que no existían las condiciones de seguridad para ingresar a la comunidad de Cruz Chiquita, de donde es originario Jerónimo Martínez, por lo que la defensora regresó a los Estados sin el informe.

VICTORIA HERNÁNDEZ FLORES

VICTORIA HERNÁNDEZ FLORES

También llama la atención que en sus primeras declaraciones, Jerónimo Martínez dijo que había encontrado, un día antes, los cuerpos ya sin vida de Delfino Martínez y Fidel García en el interior de la casa donde alquilaban, es decir, el viernes 28 de mayo. Declaración que hizo solo para cubrir su crimen según el fiscal del Condado, a lo que uno se pregunta, quién que maquine un homicidio o que esté cuerdo, mata tranquilamente a dos personas en la noche anterior, se va a trabajar y luego regresa para avisarle al dueño de la casa que había dos personas muertas en su cuarto de alquiler. Asimismo, en un primer contacto que tuvimos con Jerónimo hace un par de años nos dijo que no alcanzaba recordaba bien lo que había sucedido, pero ahora afirma que él fue quien cometió los asesinatos. En fin para no caer en el juego de las especulaciones, esperemos que las autoridades mexicanas competentes y organismos de derechos humanos retomen el caso de Jerónimo emprendiendo una serie de acciones y medidas consulares que ayuden a nuestro connacional salvar la pena capital y, en el mejor de los casos, que se compruebe su inocencia.

Fuente: http://movimientoindigenalterno.wordpress.com/2014/10/20/del-sueno-americano-a-la-pesadilla-americana-el-caso-de-jeronimo-martinez-ramirez/