Una encuesta de la BBC arrojó que Estados Unidos es la «mayor amenaza a la paz mundial». BBC resumió la encuesta: «Personas en países europeos y musulmanes consideran la política norteamericana en Irak como una amenaza mayor a la paz mundial que el programa nuclear de Irán». (15 de junio de 2006. http://news.bbc.co.uk/2/hi/5077984.stm) Este pobre […]
Una encuesta de la BBC arrojó que Estados Unidos es la «mayor amenaza a la paz mundial». BBC resumió la encuesta: «Personas en países europeos y musulmanes consideran la política norteamericana en Irak como una amenaza mayor a la paz mundial que el programa nuclear de Irán». (15 de junio de 2006. http://news.bbc.co.uk/2/hi/5077984.stm)
Este pobre desempeño contrasta con la imagen que el Departamento de Estado tiene de nuestro país como el principal defensor de los derechos humanos en el mundo. ¿Leen los funcionarios del Departamento estas encuestas? ¿O los periódicos de EE.UU.?
Una noticia de primera plana en la edición del 20 de marzo de The New York Times cita a la oficina del alcalde Bloomberg acerca de un crecimiento del 34% de personas que viven en las calles de la ciudad. El Departamento de Estado acababa de derrochar el dinero de los contribuyentes para financiar un informe que presentara a Cuba de manera sombría -una proeza que ha repetido en vano durante décadas.
¿Por que no comparan las temperaturas invernales en Nueva York con las de La Habana para demostrar dónde sufren más los sin casa? El reporte del 11 de marzo de 2010 (Cuba del Buró de la Democracia, «Derechos humanos y fuerza de trabajo, Informes por Países acerca de Prácticas de Derechos Humanos 2009») omite toda referencia a los sin casa en Cuba -y de los «desafortunados» en Estados Unidos. http://www.state.gov/g/drl/rls/hrrpt/2009/wha/136108.htm.
En Cuba, los derechos humanos incluyen el derecho a la vivienda. En nuestro país, los que carecen de techos «reciben su merecido» o se convierten en objeto de lástima, burla o abuso. El gobierno de Cuba no ofrece un sistema pluripartidista, ni abundantes y variados periódicos. Sin embargo, bajo las leyes de Estados Unidos, los ciudadanos norteamericanos no tienen el derecho a la vivienda, alimentos, servicios médicos ni una tercera edad decente. (Estos derechos humanos están inscritos en el Convenio de la ONU acerca de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que puede que algún día el Senado de EE.UU. ratifique.)
Treinta y ocho mil personas viven en refugios de Nueva York, además de los 3 111 que duermen en las calles. Algunos de estos callejeros aseguran que temen pasar la noche en los refugios y se sienten más seguros combatiendo contra el frío que contra criminales, locos o ambos. En 1964, cuando estuve en el Hospital de San Francisco como trabajador social, traté de enviar a un anciano sin medios de vida al asilo de la ciudad. Se negó.
«He estado allí», dije. «Está limpio y la comida es decente». «Yo también he estado allí. La última vez me violaron y me robaron. No voy a regresar». Conté su historia a trabajadores sociales de más experiencia. «Esas cosas suceden», me dijo uno. «La vida sin dinero no es fácil».
El artículo del Times asegura que Nueva York tiene una persona sin casa por cada 2 688 neoyorquinos, en comparación con Los Ángeles que tiene 1 de cada 154 -cerca de 20 000 sin hogar, sin contar a los que se encuentran en refugios. Unos 3,5 millones de residentes (más del 1% de l población), incluyendo a 1,35 millones de niños, han estado sin hogar durante largos períodos de tiempo.
Adicionalmente, un estudio de la Conferencia de Alcaldes Norteamericanos realizado en 2001 en 27 grandes ciudades «mostró que los refugios para los sin casa rechazaron a 37% de individuos por falta de capacidad». (http://www.washprofile.org/en/node/2295)
El Departamento de Asuntos de los Veteranos «estima que 107 000 veteranos están sin hogar en cualquier noche. En el curso de un año, aproximadamente el doble experimenta la falta de un hogar». Casi 56% de los veteranos sin hogar son afro-norteamericanos o hispanos, a pesar de que son 12,8%y 15,4% de la población, respectivamente. ¿Hay dinero para atacar los derechos humanos en Cuba, pero no para los sin hogar de EE.UU.? (http://www.nchv.org/background.cfm
El Congreso asigna $1 billón de dólares para los militares -pero poco para los veteranos que realmente lo necesitan. Mientras tanto, unos 1,5 millones de otros veteranos se enfrentan al peligro de quedar sin hogar debido a la pobreza, falta de redes de apoyo y desesperadas condiciones de vida debido a viviendas abarrotadas o en mal estado. (http://www.nchv.org/background.cfm)
Compárense las cifras de los sin hogar en EE.UU. con la población total de Cuba, 11 millones, con una población de menos de 100 personas sin hogar. ¿Por que el Departamento de Estado debe preocuparse tanto por los disidentes cubanos (un porcentaje significativo de ellos agentes de la Seguridad del Estado de Cuba) e ignorar a los niños norteamericanos hambrientos y sin casa? (No contemos el número de niños muertos «accidentalmente» en las guerras de Irak y Afganistán, o los cientos de miles de niños masacrados por las bombas de EE.UU. en Viet Nam y Corea.)
La retorcida política de enfocarse en los deficientes derechos de procedimiento en Cuba mientras se ignora nuestra evidente ausencia de derechos sustantivos ha caracterizado a todas las administraciones durante treinta años. Gastar dinero en guerras destructivas que no podemos ganar, pero no para necesidades básicas, sin las cuales pereceremos como civilización.
Arizona, como muchos estados que sufren debido a la reducción de ingresos, recortó el Programa de Seguro de Salud para Niños. Cuarenta y siete mil niños -todos pobres, por supuesto- no tienen cobertura médica.
En California, algunos maestros de enseñanza primaria sufragan de su bolsillo los suministros para sus aulas; ambos sistemas universitarios de California, que durante décadas fueron reconocidos por su excelencia, han comenzado a despedir a profesores. Algunos condados de California hasta han recortado el presupuesto para pruebas de detección de VIH.
El Presiden te Obama se unió al Congreso en busca de la reforma del seguro de salud, un paso positivo. Ahora dejen de derrochar dinero en ataques farisaicos a los derechos humanos de otros, mientras nuestra casa necesita una urgente reparación; como alimento y viviendas para millones.
El gobierno chileno concedió a Saul Landau el Premio Bernardo O’Higgins de los derechos humanos.