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¡Derechos!… La madre de todas las causas

Fuentes: Rebelión

«tuvieron que salir de su pueblo en Palestina con lo puesto» Las reivindicaciones de los derechos, acaban siendo el eje central de las causas, cualquier causa para ser justa ha de tenerlos como bandera del porqué de la misma. Esto se aplica a las más elementales cuestiones de derechos individuales o colectivos, tengan el carácter […]

«tuvieron que salir de su pueblo en Palestina con lo puesto»

Las reivindicaciones de los derechos, acaban siendo el eje central de las causas, cualquier causa para ser justa ha de tenerlos como bandera del porqué de la misma. Esto se aplica a las más elementales cuestiones de derechos individuales o colectivos, tengan el carácter que tengan, porque son los que pueden trasmitir fórmulas sencillas de entender al otro, y por lo tanto tenerle empatía.

Todas las personas entienden los derechos como propios en término y en práctica, lo que nos es fácil de visualizar, sin necesidad de que la causa sea nuestra. Esta percepción de los derechos comunes al ser humano, nos acerca a poder comprender ciertas cuestiones ocultas bajo mantos de confusiones, creados a propósito para usurpar derechos, prácticas de abusos, esclavitud, maltrato… etc.

No había alcanzado todavía los 8 años cuando escuché en casa de un compañero de clase a su abuelo decir, que él y su familia, tuvieron que salir de su pueblo en Palestina con lo puesto. Una frase que nunca dejé de escuchar a lo largo de mis años de niñez y de adolescente. Una frase que me marcó lo que hoy conozco; como sentido común de las cosas basadas en los derechos.

Los individuos nacemos con derechos ya adquiridos por naturaleza; respiramos el aire que nos rodea, comemos lo que la tierra nos da, habitamos en comunidades, somos parte de un cosmos que no alcanza a conocer nuestra más afinada imaginación, somos una partícula de una atmósfera bien orquestada para que podamos vivir. Vivir en derecho, es todo lo que necesitamos para que seamos energía positiva en esta maquinaria llamada Naturaleza.

Si mi percepción del sentido común de los derechos fue, desde aquella frase de aquel abuelo palestino, atrapado en ella, me siento con el deber de defenderlos. Por lo tanto no puedo dejar de insistir, en que la mejor defensa de la causa palestina son los derechos naturales de su pueblo, porque son la madre de esta justa causa. Los demás ingredientes añadidos, en términos políticos o nacionales, simplemente son reivindicaciones que se engloban en aspiraciones en el derecho internacional, pero nunca sustituirán los derechos humanos de los palestinos, ya que estos son la base de todos ellos.

La retórica política se ha convertido en discusiones bizantinas y en obstáculos para alcanzar derechos, lo que ha perjudicado a muchas causas, entre ellas la palestina. Hoy escuchamos o leemos tanto de este mal que nos inunda, artículos o comunicados, que solo lo digieren los que los escriben o los imparten en clases entre discípulos empapados de filosofía envolvente, que da incesantes vueltas en sus cabezas en un circuito cerrado, convirtiéndose en canción de un triste verano, que no les deja escuchar otras melodías.

En definitiva, para llegar a más gente y que haya empatía hacia la causa del pueblo palestino, hemos de basarnos en sus derechos fundamentales como seres humanos y por lo tanto reclamar sus derechos inalienables como: derecho al retorno a sus casas y tierras, derecho a decidir su futuro, derecho a su memoria histórica… etc. El simple hecho de alcanzar estos derechos, el Estado infame llamado «Israel» tendrá que convivir con una nueva realidad, que le será imposible seguir siendo un Estado de apartheid, tal y como lo es en estos momentos o en los planes que los sionistas quieren implantar para consolidarlo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.