El flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está descubriendo ahora que la prensa de su país omite informaciones y no divulga con amplitud situaciones de relevancia. Según afirmó el Presidente en Estados Unidos han sucedido hechos que él considera no recibieron la atención de los medios, tales como el ataque a una discoteca en […]
El flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está descubriendo ahora que la prensa de su país omite informaciones y no divulga con amplitud situaciones de relevancia.
Según afirmó el Presidente en Estados Unidos han sucedido hechos que él considera no recibieron la atención de los medios, tales como el ataque a una discoteca en Orlando; el atropello masivo en Niza, Francia; el ataque contra un mercadillo navideño en Berlín , Alemania, donde murieron 12 personas; o el tiroteo en San Bernardino , California, en diciembre de 2015 cometido por el estadounidense Syed Rizwan Farook.
Por ese motivo, la Casa Blanca publicó el 06/02/2017 una lista con 78 ataques que afirman fueron «ejecutados o inspirados» por el grupo Estado Islámico (ISIS por su sigla en inglés) , quejándose de que no recibieron suficiente atención de los medios de comunicación estadounidenses.
Para el nuevo Presidente esas omisiones o la poca divulgación, son actos muy deshonestos al no querer divulgar lo que realmente sucede, pero los asesores de Trump debería informarle que durante casi 60 años esa misma prensa yanqui, ocultó todas las acciones y hechos terroristas que Estados Unidos llevó a cabo contra el pueblo cubano.
¿Sabrá el nuevo Presidente y sus nuevos ministros que no pertenecen al sistema político tradicional, que el primer acto terrorista contras Cuba, organizado por su país a través de la CIA, fue la voladura del buque francés La Coubre, el 4 de marzo de 1960, donde murieron despedazados por la metralla 101 obreros portuarios y resultaron heridas otras 200 personas?
¿Qué gran divulgación hizo la prensa yanqui sobre ese acto criminal? Ninguna. Para colmo casi 60 años después la información continúa clasificada, incluso por la agencia francesa de seguro.
¿Cómo reflejó la gran prensa norteamericana los actos terroristas contra los principales centros comerciales habaneros, escuelas, teatros y cines, o de la denuncia de sus autores, entre ellos Carlos Alberto Montaner, hoy residente en Estados Unidos haciendo el papel de analista político? Sencillamente esos hechos no le fueron informados al pueblo norteamericano.
Menos aún fueron publicadas las noticias de los asesinatos de campesinos, niños y maestros alfabetizadores a manos de los contrarrevolucionarios armados y financiados por la CIA en los macizos montañosos de Cuba, a pesar de que los memorandos están hoy desclasificados y publicados, como es el caso del informe elaborado el Coronel Jack Hawkins, jefe de la Sección de personal paramilitar en el Centro de Operaciones de la Fuerza de Tarea de la CIA, en la denominada como «Operación Cubana«.
En ese reporte el Coronel yanqui afirma sin pudor que:
«Durante el período comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos, se colocaron más de 200 bombas. Se descarrilaron 6 trenes, se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba durante una semana, como resultado de un ataque sorpresivo desde el mar. Se provocaron más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluyendo 21 viviendas de comunistas y 800 incendios en plantaciones de caña«.
[…] «Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares e infiltraron y sacaron a un gran número de personal«.
«Algunas de las armas entregadas se utilizaron para pertrechar parcialmente a 400 guerrilleros [léase: bandidos] que operaron durante un tiempo considerable en el Escambray, (zona montañosa) provincia Las Villas. La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera…»
Probablemente ni el propio Donald Trump conozca de estas terribles historias sufridas por el pueblo de Cuba, como es la dolorosa muerte de 101 niños en 1981, producto de la introducción en la Isla del Dengue Hemorrágico por agentes de la CIA, cuya primera epidemia afectó a 344 mil 203 personas.
Son muchas las muertes y destrucciones causadas por la política criminal instrumentadas por 9 administraciones yanquis, sin que se dijera una sola palabra en la gran prensa estadounidenses.
Actos mucho más tenebrosos que el ocurrido en Berlín o en la discoteca de Orlando, fue la voladura en pleno vuelo del avión cubano ocurrida al despegar de Barbados en 1976, donde murieron 73 personas inocentes y sus autores se pasearon por Miami gracias al respaldo de la congresista Ileana Ros-Lehtinen, entre ellos Luis Posada Carriles, autor además de las explosiones en varios hoteles habaneros en 1997.
De esos hechos son contadas las noticias publicadas y el gran público de Estados Unidos los desconoce.
Sin embargo, para difamar el proceso revolucionario no se pierde un espacio en la TV y la prensa, divulgando noticias falsas en apoyo a una «disidencia» que la propia misión diplomática de Estados Unidos en La Habana, afirma que no tiene respaldo popular y solo están interesados en obtener dinero para vivir sin trabajar.
Si realmente Trump desea valorar la política hacia Cuba, lo primero que debería hacer es conocer los planes terroristas que sus antecesores ejecutaron, sin dejarse engañar, solicitando que le sean entregados sus textos originales para saber la verdad y como su prensa tampoco cumplió con el sagrado deber de infórmale correctamente al pueblo.
Preciso fue José Martí cuando expresó:
«Ladrones del altar son esos comerciantes de opinión…»
*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano .