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¿Dónde está la ira?

Fuentes: Progreso Semanal

Como no aprenderemos las lecciones que debiéramos saber acerca del 1 %, muchos de nosotros dependemos del cine y la TV para poder formarnos una idea de quiénes jodieron nuestra economía por medio de imágenes y sonido. En [I]Arbitrage,[/I] vemos la manera en que Hollywood concibe una gramática cinematográfica con la cual podemos analizar la […]

Como no aprenderemos las lecciones que debiéramos saber acerca del 1 %, muchos de nosotros dependemos del cine y la TV para poder formarnos una idea de quiénes jodieron nuestra economía por medio de imágenes y sonido. En [I]Arbitrage,[/I] vemos la manera en que Hollywood concibe una gramática cinematográfica con la cual podemos analizar la naturaleza de la gente que provocó la crisis financiera.

Nicholas Jarecki ha dirigido un filme acerca de un hombre que pudiera ser el modelo del tipo de los pertenecientes al 1% que ayudaron a destruir la economía norteamericana. Robert Miller (Richard Gere) hubiera podido protagonizar [I]Wall Street[/I] de Oliver Stone. Este billonario, ejecutivo de un fondo de capital de riesgo, hizo una mala inversión en una tentadora mina rusa de cobre que prometía enormes ganancias; luego obligó a su contador a falsificar los libros de su compañía para encubrir las inmensas pérdidas de su operación aventurera.

No hay problema alguno; sencillamente venderá la compañía, recuperará la pérdida y hasta tendrá ganancia, de manera de poder retirarse a disfrutar de su vida perfecta: una gran esposa (Susan Sarandon), dos hijos ya adultos y nietos, una amante por la cual siente una pasión lujuriosa, y el reconocimiento de la élite por sus donaciones caritativas. Todo lo que necesita es pasar una falsa auditoría, de manera que pueda vender la compañía que acaba de poner en peligro. Y eso también lo tiene resuelto, como luego descubrirá su hija.

Pero se forma la debacle. De viaje con su concubina a un romántico fin de semana en las montañas, se queda dormido mientras conduce. Ella muere. Él decide huir y para hacerlo implica a un joven negro (Nate Parker), quien está en deuda con él por favores que le hizo a su padre, su antiguo chofer, para que lo lleve a lugar seguro. Entra en escena la policía.

¿Servirá de testigo en su contra el joven negro (la policía descubrió la llamada telefónica que Miller le hizo desde una gasolinera cercana) y destruirá la imagen de Miller y su aparentemente feliz familia? ¿Podrá la policía -que trata de implicar al joven como presión para hacerlo hablar- detener al criminal financiero por homicidio, no por tejemanejes económicos?

El filme se desarrolla sin esfuerzo como un [I]thriller [/I]y una alegoría. No es fácil mantener la atención del espectador cuando se trata de complicados asuntos financieros, pero Jarecki logra mantener el [I]tempo [/I]y el suspenso. [I]Arbitrage [/I]cuenta la historia, al estilo de Hollywood, del infierno moral en el que opera el sistema financiero norteamericano; también el contexto del drama policíaco en el que los grandes banqueros no son arrestados por violar el sistema que gobiernan: la economía del país.

[I]Arbitrage [/I]debiera indignar al espectador al mostrarnos la realidad detrás del discurso habitual acerca de Wall Street y las constantes referencias noticiosas sobre los promedios industriales Dow Jones. Detrás de esa tonta habladuría vemos que existe una compleja red de actividades legalmente dudosas y una total ausencia de ética. Miller, honrado por el [I]establishment[/I] debido a su trabajo caritativo, es un criminal sin conciencia. Solo piensa en sí mismo mientras lleva su aura de «buen tipo de la comunidad».

Lo que el arbitrajista Miller hizo en el filme es similar a lo que hicieron otros banqueros o inversionistas que tomaron malas decisiones con el dinero de otra gente y provocaron la crisis económica. La hija de Miller (Brit Marling), trabajadora de su oficina, también se ve implicada al enterarse sin darse cuenta de sus fechorías especulativas, pero ella y su madre lo encubren porque, como demuestra el filme, el dinero puede inducir a la gente a convertirse en estúpidos morales.

La prestancia y confianza de Miller lo ayudan a mantener una fachada de normalidad, mientras baraja a su amante, meganegocios y su feliz familia.

Pero inflar a su compañía se convierte en un problema porque no puede obtener una reunión con el comprador potencial. Es más, sus problemas financieros y el empeño en reunirse con el comprador para cerrar el negocio lo hacen incumplir su palabra de asistir a la inauguración de la galería de arte de su amante. Para calmar su ira, le propone el romántico fin de semana que desemboca en el fatal accidente.

El detective Bryer (Tim Roth), un policía neoyorkino avasallador y desaliñado, soluciona el caso -en su mente- y para atrapar a Miller trata de forzar al joven negro. Bryer arrincona al arbitrajista y el hombre que supuestamente quiere comprar la compañía de Miller se vuelve elusivo. La tensión crece.

Lo que emerge es el retrato hollywoodense de un villano moderno. El personaje de Gere ya no se parece al millonario que representó en [I]Pretty woman. [/I]En [I]Arbitrage,[/I] representa a la maldad moderna, un hombre convincente dispuesto a hacer lo que sea necesario para ayudarse a sí mismo -en los negocios y en la lujuria- pero sin conciencia social o sentido de la responsabilidad.

Esta fachada de un patriarca filantrópico que engaña a su esposa con la misma naturalidad con que cena con su familia, emerge en la pantalla como el retrato realista de un delincuente que pudiera destrozar la economía mundial y pensar solo en salvarse a sí mismo mientras el mundo se destruye a su alrededor. Realismo al estilo de Hollywood. ¿Justicia? No hay en el guión de [I]Arbitrage [/I]ni en la visión de la economía o del sistema judicial norteamericanos. El fiscal general Eric Holder ha ordenado infructuosos ataques a los que poseen licencia para distribuir mariguana, contra el excandidato presidencial John Edwards, procesado sin éxito debido a problemas con sus fondos de campaña y de amantes, y contra el exlanzador de los Yankees Roger Clemens por usar esteroides, pero no ha acusado a ninguno de los banqueros criminales que destruyeron el sistema. ¿Obligará un filme acerca de la cobardía gubernamental hacia Wall Street al fiscal general a arrestar a un banquero inversionista-arbitrajista realmente malo? Esperen sentados.

Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/eeuu/6015-donde-esta-la-ira