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Duras críticas de las organizaciones sociales al embajador norteamericano en la ONU, John Bolton

Fuentes: IPS

El gobierno de Estados Unidos debe controlar al embajador en la ONU, John Bolton, y adoptar un enfoque más conciliador en el conflicto por el presupuesto del foro mundial, según una coalición de organizaciones de la sociedad civil. Estas instituciones, entre las que figuran la filial estadounidense de Amnistía Internacional, la humanitaria Oxfam y Citizens […]

El gobierno de Estados Unidos debe controlar al embajador en la ONU, John Bolton, y adoptar un enfoque más conciliador en el conflicto por el presupuesto del foro mundial, según una coalición de organizaciones de la sociedad civil.

Estas instituciones, entre las que figuran la filial estadounidense de Amnistía Internacional, la humanitaria Oxfam y Citizens for Global Solutions, enviaron una carta a la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, para pedirle que sofrene a Bolton.

El funcionario amenazó con retener fondos de su país para la ONU (Organización de las Naciones Unidas) e impedir que el foro implemente su presupuesto para 2006-2007, a menos que primero aplique las propuestas de reforma presentadas por el gobierno de George W. Bush.

Esta apuesta sobre el aporte estadounidense a la ONU, que representa 22 por ciento del presupuesto operativo del foro mundial, resulta contraproducente para los intereses de Washington, según los firmantes de la carta, entre los que también se encuentran Center for American Progress, Friends Committee on National Legislation, Refugees International y el Open Society Policy Center.

«Las tácticas de negociación de Estados Unidos parecen debilitar la oportunidad de completar negociaciones e implementar reformas más asequibles pero igualmente importantes», escribieron las organizaciones no gubernamentales en su carta enviada a Rice.

Entre las reformas intermedias, estas instituciones mencionaron «reemplazar la Comisión de Derechos Humanos por un Consejo de Derechos Humanos y crear una Comisión para la Construcción de la Paz».

«Las estrategias que amenazan con desbaratar o demorar el presupuesto bienal, como la sugerencia del embajador Bolton de adoptar uno provisional por tres meses, podrían ir contra los esfuerzos de reforma y la capacidad de la ONU para actividades críticas en curso, como mantener la paz, facilitar elecciones en Medio Oriente o misiones de alivio (para afectados) por terremotos», indica la carta.

El texto se hizo eco de las preocupaciones de altos funcionarios de la ONU, según los cuales una demora en la aprobación del presupuesto –que debe estar pronto a fines de este mes– causará enojo a la mayoría de los países, en particular los 132 países en desarrollo del Grupo de los 77 (G-77).

Pero una demora también dificultará el cumplimiento de las responsabilidades de la ONU, advirtieron los funcionarios.

«Es una situación muy seria», dijo al diario estadounidense The New York Times secretario general asistente de la ONU Warren Sach, luego de que Bolton amenazara por primera vez con dejar sin efecto el consenso sobre el presupuesto alcanzado el mes pasado.

«La situación es frágil y crea problemas reales en términos de capacidad operativa de la organización», sostuvo Sach.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, advirtió la semana pasada que si el presupuesto no es aprobado para fin de mes, el foro mundial afrontará «una seria crisis financiera».

La carta de las organizaciones no gubernamentales a Rice es conocida en medio de crecientes tensiones entre Bolton y la Secretaría General de la ONU sobre una variedad de asuntos.

El miércoles, Bolton atacó duramente declaraciones de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Louise Arbour, según las cuales los esfuerzos globales para prohibir la tortura se habían vuelto «una víctima de la denominada ‘guerra contra el terrorismo'».

Arbour, una ex jueza de la Corte Suprema de Justicia de Canadá, no se refirió explícitamente a Estados Unidos o a informes según los que ese país usó tortura o tratos inhumanos contra sospechosos de terrorismo.

Pero Bolton dijo a la prensa que era «ilegítimo e inapropiado» que una funcionaria civil internacional criticara «la conducta en la que estamos comprometidos en la guerra contra el terror, sin más evidencia que lo que lee en los periódicos».

En respuesta, un portavoz de Annan –quien en las últimas semanas manifestó una creciente exasperación hacia Bolton– dijo el jueves a la prensa que su jefe coincidía con los comentarios de Arbour, quien no sería «impresionada o intimidada» por el enviado de Estados Unidos.

El lunes, Bolton había criticado públicamente la decisión de la Secretaría de destituir a la alta funcionaria electoral de la ONU, Carina Perelli, por acoso sexual, 10 días antes de las elecciones de la semana próxima en Iraq, y en cuya organización participó la técnica.

«Cuando la jefa de la oficina responsable del rol de la ONU en elecciones» es despedida, «uno siente la necesidad de preguntar qué efecto tendrá eso en Iraq», dijo.

La semana pasada, Bolton solicitó a Annan que postergara un viaje a Asia para participar en las negociaciones presupuestales. El secretario general dijo a la prensa que el enviado de Estados Unidos no dirige su agenda, aunque de todos modos aplazó su viaje.

Esta clase de enfrentamientos fueron pronosticados por los muchos críticos de Bolton cuando el presidente Goerge W. Bush propuso su nombramiento a comienzos de este año.

Su actitud de choque –a la que algunos consideran intimidante–, combinada con su nacionalismo radical y su hostilidad hacia las instituciones multilaterales, en particular la ONU, persuadieron a la mayoría de los senadores estadounidenses de que no era la persona adecuada para el cargo.

Como resultado, Bolton es el primer embajador de Estados Unidos ante la ONU que no logró ser confirmado por el Senado.

Rice había rechazado la sugerencia del vicepresidente Dick Cheney de que Bolton fuera su subsecretario, y luego prometió públicamente revisar con cuidado su desempeño en la ONU.

No obstante, muchos observadores creen que el embajador está mucho más inclinado a responder a Cheney, tal como lo hizo en su calidad de subsecretario de Estado para el Control de Armas y la Seguridad Internacional durante el primer periodo del gobierno de Bush.

En ese contexto, la controversia sobre el presupuesto de la ONU y las crecientes tensiones entre Bolton y la Secretaría General de la ONU plantean una pregunta clave: ¿Rice aprueba la política y las tácticas de Bolton?

«El Departamento de Estado (cancillería estadounidense) tenía objetivos muy razonables sobre la reforma de la ONU este año, hasta que Bolton apareció en escena», dijo Don Kraus, vicepresidente ejecutivo de Citizens for Global Solutions. «Necesitamos que Rice juegue un papel más efectivo en esto», afirmó.

Al mismo tiempo, fuerzas de derecha en el Congreso se alinean detrás de la demanda de aprobar reformas exhaustivas en la ONU antes de aprobar el presupuesto para los próximos dos años.

«Si la ONU no actúa, anticipamos que el Congreso (legislativo) se involucrará cada vez más en este tema», dijo un portavoz del líder de la mayoría oficialista en el Senado, Bill Frist, al periódico The Washington Times el jueves.

Este año la Cámara de Representantes aprobó un proyecto según el cual Washington retendría la mitad de sus cuotas a menos que la ONU implementara 46 reformas específicas.

Mientras que no hay chance de que esa legislación sea aprobada antes de fin de año, observadores del accionar en el Congreso esperan una campaña mayor por parte de los republicanos de ambas cámaras para sancionar algo similar en 2006, particularmente si el diferendo entre Estados Unidos y el G-77 sigue sin resolverse.

El G-77, que cuando está unificado controla la mayoría de votos en la Asamblea General de la ONU –órgano que, en última instancia, está a cargo de aprobar el presupuesto– aprobó varias reformas respaldadas por Washington, incluida la creación de un nuevo Consejo de Derechos Humanos y de Comisión para la Construcción de la Paz.

Eso vuelve a la intransigente postura de Bolton mucho más frustrante para los activistas que defienden la reforma. «Amenazar el consenso es arriesgarse a poner fuera del alcance al fruto que está en una rama baja «, dijo Kraus a IPS.

Kraus señaló que la posición de Bolton incluso había causado enojo a los aliados más cercanos de Washington, incluida Gran Bretaña, que solicitó que el propuesto presupuesto de 3.600 millones de dólares sea aprobado este mes.