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EE.UU: ¿Abrazo a la primavera árabe?

Fuentes: La pupila insomne

Entre los titulares de las principales agencias de prensa internacionales, uno de los de mayor impacto ha sido el anuncio por el director del FBI, Robert Mueller, y del Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder, de supuestas pruebas sobre la existencia de una conspiración impulsada desde Teherán para asesinar al embajador saudí en Washington […]

Entre los titulares de las principales agencias de prensa internacionales, uno de los de mayor impacto ha sido el anuncio por el director del FBI, Robert Mueller, y del Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder, de supuestas pruebas sobre la existencia de una conspiración impulsada desde Teherán para asesinar al embajador saudí en Washington y la posibilidad de realizar atentados contra las embajadas de Israel y Arabia Saudita en Buenos Aires que involucra a miembros del cártel mexicano Los Zetas. Barack Obama al referirse al tema subrayó: «…vamos a aplicar las sanciones más duras» para «aislar» a Irán por este plan terrorista». Pero muchos se han preguntado si será este complot un pretexto para arreciar las sanciones contra Irán.

La Casa Blanca envió de inmediato representantes a Moscú, Beijing y Ankara. No es casual. Es imprescindible potenciar el «frente diplomático» para presionar a China y Rusia – miembros permanentes del Consejo de Seguridad -quienes vetaron el pasado 4 de octubre un Proyecto de Resolución promovido por Reino Unido, Francia, Alemania y Portugal contra Siria. El 20 de septiembre en reunión con el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, Obama calificó a Turquía como «un gran aliado de la OTAN», y le agradeció «todo el trabajo en Afganistán» -tiene allí 1800 efectivos. La alianza entre Turquía e Israel es clave para destruir a Irán y Siria. Washington intenta limar asperezas entre ambos países, quienes habían mantenido relaciones cordiales hasta el asalto de la Flotilla de la Libertad por los israelíes que incluía tres barcos turcos. Ankara ha demostrado descontento por la dilación de su ingreso en la Unión Europea, el apoyo de la Casa Blanca al PEJAK – para muchos una creación de la CIA con la colaboración del Mossad – y a los separatistas kurdos – responsabilizados de la muerte reciente de más de 26 militares turcos. El presidente turco, Abdulla Gul, prometió una «venganza grande» y hace sólo unas horas el ejército de Turquía inició una ofensiva contra los rebeldes kurdos en el norte iraquí.

La inclusión de Argentina como escenario de los actos terroristas es significativa. Recordemos el ataque a la embajada de Israel en ese país el 17 de marzo de 1992 y la explosión de un coche bomba el 18 de julio de 1994 (1). El canciller brasileño Antonio Patriota señaló que en el anuncio de Washington «había lagunas», para el diario porteño Clarín «todo huele a podrido», mientras el líder sindical argentino Luís D’Elía señaló: «Washington quiere sabotear el diálogo abierto entre Irán y la Argentina». Las mayores críticas de EE.UU. apuntan al silencio del gobierno argentino, al desarrollo a finales de septiembre de la VII Comisión Mixta Irán-Venezuela y a las buenas relaciones de varios países latinoamericanos con Irán. Una de las expectativas de los centros de poder es un cambio de actitud de Brasil – miembro no permanente del Consejo de Seguridad – quien firmó el 17 de mayo del 2010 – junto a Turquía – la Declaración de Teherán, votó contra la resolución 19/29, se abstuvo al votar un proyecto de resolución contra Siria y mantiene excelentes relaciones con China, Rusia e Irán. El 11 de diciembre de 2009 Hillary Clinton sostuvo: «es realmente una mala idea que Bolivia establezca relaciones diplomáticas con Irán…Bolivia y Venezuela «deberían considerar las consecuencias que puede tener para ellos. Esperamos que lo piensen dos veces».

Arabia Saudita es la gran carta de Estados Unidos en el Medio Oriente. La actual vulnerabilidad israelí, evidenciada en la ofensiva contra el Líbano en 2006, en la operación contra Gaza en 2008 para aniquilar a Hezbolá y Hamás, y la inestabilidad interna del régimen sionista, exige un «agente local» de mayor empuje (2). El pasado año Estados Unidos reforzó el arsenal militar saudí con una venta de armamentos por 64 mil millones de dólares (3). La escalada militar de la monarquía es ascendente. El 14 de diciembre del 2009 un bombardeo de los sauditas al pueblo de Bani Maan causó la muerte de 70 civiles yemeníes. Las tropas saudíes intervinieron en Bahréin en el pasado mes de marzo – nación aliada de Arabia Saudita y gobernada por los sunitas – para frenar el empuje de las fuerzas prodemocráticas de tendencia chií. El rey Abdullah declaró: «La seguridad de Bahréin y Arabia Saudí es indivisible, ya que son dos cuerpos con un alma». La autorización del bombardeo por la Casa Blanca, según «Asian Times Online», estuvo condicionada al voto en la Liga Árabe para la creación de una zona de exclusión aérea en Libia (4).

La monarquía wahabita no podría mantenerse en el poder sin el apoyo del gobierno estadounidense. Las ciudades de Qatif, Al-Awamiyah, Riad y Hofuf fueron escenario de protestas -aunque de baja intensidad- que arremetieron contra la corrupción de un régimen donde se asegura que cada integrante recibe como promedio 30 mil dólares al mes y donde el 39 % de los sauditas entre 20 y 24 años están desempleados. Irán fue responsabilizado de incentivar los disturbios, pues alrededor del 15 % de la población saudita es chiita. El rey Abdullah fue obligado a hacer concesiones. Fueron destinados 130.000 millones de dólares, de ellos 58 mil millones para ser invertidos en educación, salud y vivienda. Además, 35 mil millones dólares han sido asignados como compensación salarial a los pobladores de Bahréin. Fueron reforzadas las fuerzas de seguridad con la inclusión de 60 000 nuevos efectivos.

Los objetivos del eje Washington-Tel- Avid-Riad son claros. El desplazamiento imperial por el llamado «Triángulo petrolero» (5) cuyo objetivo inminente es desarticular la posibilidad de que se construya un eje Damasco-Ankara-Teherán. Si Estados Unidos lo logra, debilita la lucha por la causa del pueblo palestino en la zona, mantiene la guerra civil entre chiítas y sunitas, son bloqueados los espacios para la inserción rusa (6) y fortalece la posición de Arabia Saudita e Israel como «agentes locales». El pasado 2 de octubre en Estambul fue creado el Consejo Nacional de Transición (CNT) sirio, encabezado por una figura como Burhan Ghalion, quien rechazó la posibilidad de un diálogo con las autoridades al asegurar: «Nada de negociaciones con Bashar Al Asad, no hay acuerdos con el régimen despótico», para más adelante subrayar: «el CNT no pedirá asistencia militar a la OTAN».

Cuando en su discurso sobre las políticas para Oriente Medio y el Norte de África el pasado 10 de mayo el presidente de los Estados Unidos Barack Obama anunció su apoyo a la llamada Primavera Árabe y al tránsito a la «democracia», muchos quedaron confundidos -incluyendo a las monarquías del Golfo Pérsico -aún cuando fue claro en que la respuesta sería «de una manera que promueva nuestros valores y aumente nuestra seguridad», enfatizó en que Siria e Irán constituían sus objetivos inmediatos, al tiempo que anunció el Programa de Sociedades para el Comercio y la Inversión (Trade and Investment Partnership Initiative), para el Oriente Medio y el África del Norte encabezado por Estados Unidos y la Unión Europea. Y ya se sabe que cuando Washington habla de su seguridad, es de esperar algo más que «primaveras».

Notas: 1. Oscar Abudara Bini, Thierry Meyssan e Adrian Salbuchi lo describen como un acto de manipulación sionista para involucrar a Siria, Hezboláh e Irán.

2. Después de las desgastantes intervenciones militares en Afganistán e Irak el gobierno de Estados Unidos está en condiciones desventajosas para enfrentar una nueva guerra regular, pero para ello cuentan con sus «agentes locales» o «subdelegados»; es decir, gendarmes de los intereses del imperialismo estadounidense para los problemas de cada la región, como se autoproclama Australia en la «Doctrina Howard» y como asumen Arabia Saudita e Israel en el Medio Oriente.

3. En 2010 Arabia Saudita compró a Washington material de guerra por valor de 64 mil millones de dólares: 84 aviones F-15, 70 helicópteros de ataque Apache y 72 Black Hawk, 36 helicópteros ligeros y también bombas inteligentes.

4. Recordemos el emplazamiento en territorio saudí de aviones radar AWACS cuando la «crisis de los rehenes» en 1979 y de tropas estadounidenses para defender su territorio cuando el gobierno de Saddam Hussein amenazó con invadir Arabia Saudita después de ocupar Kuwait. El territorio saudita fue una de las principales bases para atacar Afganistán, y aunque en un inicio ese país opuso resistencia, para arremeter contra Irak en el 2003.

5. El Triángulo Petrolero incluye Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico. Los países que lo integran son: Arabia Saudita, Irán, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar, Bahréin, Kuwait, Ucrania, Turquía, Rumania, Bulgaria, Rusia, Kazajastán, Turkmenistán. Por el territorio iraní pasa el 40 % de la producción gasífera mundial, eso lo convierte en el eje del Triángulo Petrolero. 6. Desde el punto de vista político, el presidente Dimitri Medvedev ha manifestado hace poco -en Damasco y Ankara- ser partidario de la reconciliación política entre los grupos palestinos Al Fatah y Hamas, y ha respaldado el acercamiento entre Irán, Siria y Turquía. En lo económico Rusia ha intensificado el comercio con Turquía, para lo cual ha eliminado el requisito de visas para los ciudadanos turcos.

Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/10/21/ee-uu-%c2%bfabrazo-a-la-primavera-arabe/