En USA, con fondos federales, han probado vacunas contra el sida en niños huérfanos que estaban en hogares temporales esperando que los adoptaran, y sin brindarles la información correspondiente, lo que vuelve a exponer el problema ético de algunos investigadores en su afán de ganar fama y dinero. Un escándalo se desencadenó en USA luego […]
En USA, con fondos federales, han probado vacunas contra el sida en niños huérfanos que estaban en hogares temporales esperando que los adoptaran, y sin brindarles la información correspondiente, lo que vuelve a exponer el problema ético de algunos investigadores en su afán de ganar fama y dinero.
Un escándalo se desencadenó en USA luego de que la agencia The Associated Press revelara que durante las últimas 2 décadas investigadores financiados por el Gobierno probaron medicamentos para el sida en cientos de niños asignados a hogares temporales.
A menudo, a los menores no se les proporcionó la protección básica concedida por ley federal y exigida por algunos estados.
Las pruebas, financiadas por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), se generalizaron en mayor medida durante la década de 1990, cuando las agencias de colocación temporal de niños en familias adoptivas buscaban tratamientos aún no disponibles en el mercado para sus hijos infectados con el VIH.
En la práctica, se aseguró que los niños que esperaban ser adoptados, la mayoría pobres o provenientes de minorías, recibieran el cuidado de investigadores de talla mundial a cuenta del gobierno, disminuyendo su tasa de mortalidad y prolongando sus vidas.
Sin embargo, también se expuso a una población vulnerable a los riesgos de investigaciones médicas y a medicamentos que se sabía provocaban serios efectos secundarios en adultos.
La investigación fue realizada en por lo menos 7 estados -Illinois, Luisiana, Maryland, Nueva York, Carolina del Norte, Colorado y Texas- e incluyó más de 4 docenas de estudios diferentes.
Los menores eran desde recién nacidos hasta adolescentes, según entrevistas y registros federales.
Varios estudios relacionados con estos niños reportaron que los pacientes sufrieron efectos colaterales como erupciones, vómito y caída brusca en el nivel de glóbulos blancos en la sangre, vitales en el combate contra las infecciones.
En un estudio, los investigadores reportaron una tasa de muerte «perturbadoramente» más alta entre niños que consumieron mayores dosis de un medicamento.
El gobierno proporcionó protección especial para los niños en 1983.
Exigió que los investigadores y sus juntas supervisoras designaran defensores independientes para cualquiera de estos menores incluido en un estudio que involucraba más de un riesgo mínimo y no prometía beneficios directos.
Algunas agencias de colocación de niños exigieron protección sin importar los riesgos y beneficios.
Sin embargo, investigadores y agencias de adopción señalaron a AP que los menores a menudo no recibieron tales defensores, aun cuando instituciones de investigación prometían hacerlo.
Algunos funcionarios estiman que entre 5% y 10% de los 13.878 niños participantes en los estudios estaban en hogares adoptivos temporales.
Más de 2 docenas de niños adoptivos de Illinois siguen participando en estudios.
Algunos menores murieron durante la investigación, pero agencias estatales y municipales dijeron que no pudieron encontrar registros que atribuyan directamente alguna de las muertes a los tratamientos.