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EEUU: los ilícitos fondos secretos de los millonarios de extrema derecha para mantener vivo el miedo

Fuentes: Sin Permiso

Un fondo «libertario» [1] reservado sin ánimo de lucro, vinculado a Charles Koch, financió los esfuerzos destinados a crear miedo, según una extendida opinión, con el propósito de inclinar la elección presidencial en favor del senador John McCain en 2008. A día de hoy, de dónde procedía el dinero sigue siendo un misterio acaloradamente debatido. […]

Un fondo «libertario» [1] reservado sin ánimo de lucro, vinculado a Charles Koch, financió los esfuerzos destinados a crear miedo, según una extendida opinión, con el propósito de inclinar la elección presidencial en favor del senador John McCain en 2008. A día de hoy, de dónde procedía el dinero sigue siendo un misterio acaloradamente debatido.  

Siete semanas antes de las elecciones presidenciales de 2008, aproximadamente 100 diarios y revistas de los Estados Unidos, entre los que se contaban el New York Times, Wall Street Journal, Miami Herald, Philadelphia Inquirer, y St. Petersburg Times, distribuyeron millones de DVDs del documental «Obsession: Radical Islam’s War Against the West». [«Obsesión: La guerra radical del Islam contra Occidental»]. Los DVDs se encartaron en las ediciones dominicales.

En conjunto, incluyendo una campaña aparte de envíos directos por correo, 28 millones de DVDS inundaron los hogares de los votantes de estados clave por decidir.

Los periódicos desconocían quién subvencionaba esta campaña de propaganda masiva y a lo que parece no les importaba. Insertaron el DVD en sus dominios Pulitzer [2] con la misma naturalidad con la que habrían incluido una muestra de detergente sin espuma. La organización sin ánimo de lucro que aparecía en el envoltorio del DVD como entidad responsable de la película, Clarion Fund, Inc., carecía de historial conocido y tenía como dirección una oficina virtual en Nueva York sin presencia física ni empleados in situ. Los documentos entregados al IRS [Internal Revenue Service, el fisco norteamericana] para conseguir un estatus exento de impuestos muestran que el Clarion Fund exigía una reserva total por parte de los vendedores:

«En todo momento, ya sea mientras se preste servicio a Clarion o después, el Proveedor de Servicios mantendrá la reserva y no revelará ni hará uso, en su beneficio o en el de otros, de cualquier conocimiento, datos, material, documento u otra información de cualquier tipo relativa a Clarion, o a sus afiliados, directores, miembros, gestores, agentes, empleados u otros asociados, o que ese Proveedor de Servicios consiga de otro modo en el curso del suministro de servicios (colectivamente, la ‘Información Confidencial’.).»

El envoltorio del DVD era hábil, consiguiendo el visto bueno de los puntos de venta de los medios de primera fila enumerando 73 como parte de su red de distribución. La cubierta llevaba una banda roja que bramaba: «Más de 20 millones de espectadores la han visto en todo el mundo en las noticias de la CNN y la FOX». Se realzó el título de la película con la «O» de «Obsession» luciendo la media luna y estrella islámicas y la «N» representada por una tremenda arma automática puesta en vertical. El contenido de la película también era hábil. La primera mitad consiste en interminables escenas de terroristas suicidas y carnicerías humanas; la segunda intercala fragmentos de Hitler, las Juventudes Hitlerianas o analogías de Hitler intermitentemente con multitudes musulmanas y niños que blanden el puño en el aire clamando por la muerte de los occidentales. Una vez al principio y de nuevo al final, la película nos recuerda que no todos los musulmanes quieren aparentemente matarnos; a la mitad de la película, cuantifica el número de los que sí querrían (sin ningún sostén que apoye ese pálpito): la friolera de 100 a 150 millones, es decir, del 10 al 15% de 1.000 millones de musulmanes.

En un aspecto, sobre todo, recuerda una película de propaganda de estilo gubernamental: guarda silencio sobre los cientos de miles de civiles musulmanes, incluyendo mujeres y niños, muertos por bombas y acciones militares norteamericanas.

Un posible vínculo con intereses del gobierno es el de Erik Werth. Werth trabajó con el Secretario del Tesoro Robert Rubin en la Casa Blanca de Clinton, donde se ocupó de un análisis de alto secreto de la seguridad de la Casa Blanca. También fue productor de bloques del programa Dateline de la NBC. En documentos presentados al IRS a fin de conseguir un estatus exento de impuestos para el Clarion Fund figura la dirección de correo electrónico de Werth. Se nombra a Werth como codirector y coproductor del posterior documental del Clarion Fund, «The Third Jihad» [«La tercera Yijad»]. La página en red del Fondo, RadicalIslam.org avisa de que hay todavía una tercera película en preparación, «Iraniam», que trata de Irán y las armas nucleares.

La reacción a este proselitismo propagandístico de medios de comunicación empresariales en los últimos días de una carrera presidencial en la que ya se estaba desprestigiando a un candidato por sus lazos musulmanes fue inmediata y áspera. Un redactor de Democratic Underground que utiliza el sobrenombre de MrMickeysMom agarró el teclado para dar salida a su espontánea reacción: «Vale – ¿Quién MÁS revolvió entre los anuncios del domingo y se puso hoy a ver este DVD? (…) Aquí están para avisarnos de la declaración de guerra a la cultura occidental y la destrucción del Cristianismo y el Judaísmo, justo a tiempo para las elecciones. De modo que esto es lo último, chicos. Este DVD arrasador es un paso más: el paso mayor, más audaz que yo haya podido ver para orquestar el miedo, el odio y para cambiar vuestro voto (…) Me cuenta que la Casa Blanca cambiará y se convertirá en la Casa Musulmana…que Norteamérica debe despertar y que se está estrangulando con ‘nuestra corrección política’ «.

Margaret Lewis, de Durham, Carolina del Norte, mandó disparada una carta a The News & Observer, de Durham: «¡No doy crédito al hecho de que me hayan enviado este videodisco de ‘Obsession’ en mi periódico para sembrar el odio y crear miedo! ¿Qué será lo siguiente que van a incluir? ¿Ropajes del KKK [Ku Klux Klan]?»

Hal Chase, de Hudson, escribió al St. Petersburg Times: «Mi mujer y yo quedamos asombrados al ver el CD titulado «Obsesión» metidito inocentemente entre los anuncios de nuestro periódico dominical. Esta propaganda llena de odio no es otra cosa que parte de la táctica de temor y difamación de los extremistas de derecha. Su esperanza reside en conseguir que los norteamericanos tengan miedo de cualquiera que no sea exactamente como ellos, y comprometer de ese modo el resultado de las elecciones de noviembre».

Unos 60 diarios aproximadamente se negaron a aceptar el DVD para su distribución, entre los que se contaban el Detroit Free Press, el Plain Dealer de Cleveland, el St. Louis Post-Dispatch y The News & Record de Greensboro, Carolina del Norte.

En ese momento, John Robinson, director de The News & Record, afirmó que el diario declinó distribuir el DVD porque «…creaba división y jugaba con los temores de la gente…Como he comentado en otras ocasiones respecto a ciertas decisiones relativas a las noticias, sólo porque puedas publicar algo no significa que debas hacerlo».

CounterPunch puede informar hoy de cuánto costó esta campaña de provocación racial e instigación al odio y de dónde salió el dinero, al menos nominalmente. Los 28 millones de DVDs, con un coste total de 15.676.181 dólares, los produjo Artist Direct Media, que fabrica CDs y DVDs en cantidades masivas con descuentos dependiendo de la cantidad. La compra entre los grandes medios del espacio para insertarlos en los dominicales costó la bonita suma de 719.436 dólares y la llevó a cabo NSA Media, una unidad del gigante pubicitario global, Interpublic Group, matriz de McCann-Erikson. Esa cifra parece decididamente liviana, de modo que debe haber otras fuentes de financiación que no han salido todavía a la luz. (NSA Media es una poderosa compradora de espacios publicitarios, que representa a varios de los mayores compradores de publicaciones y marcas de consumo del país, lo que podría ayudar a explicar por qué los periódicos más importantes hicieron tan pocas preguntas acerca de este proyecto tan impropio). La factura completa la pagó Donors Capital Fund, la superhermética organización «libertaria» sin ánimo de lucro. En 2008, el Clarion Fund se convirtió en el mayor beneficiario de Donors Capital Fund por un amplio margen, recibiendo 17.778.600 dólares. Esa suma constituía el 96% de todos los fondos recibidos por el Clarion en 2008 y nueve veces sus ingresos de 2007.

Donor’s Capital Fund es una «organización de apoyo» de Donors Trust, una organización hermana sin fines lucrativos. Ambas están comprometidas con la meta de resolver las necesidades de bienestar social con fondos privados en lugar de recurrir a soluciones gubernamentales: quieren un Estado pequeño. (Teniendo en cuenta que hay 43 millones de norteamericanos que viven por debajo del umbral de pobreza, resulta fascinante que estos tipos destinaran 17 millones de dólares no a aliviar el hambre sino a empaquetar DVDs. Que coman plástico, tal vez sea eso).

Las sombras de Charles Koch se ciernen sobre Donors Capital y Donors Trust. Dos beneficiarios que recibieron repetidas y apreciables subvenciones de Donors Capital figuran entre las favoritas de las fundaciones de Koch: la George Mason University Foundation y el Institute for Humane Studies. Otro vínculo es el de Claire Kittle. Un proyecto de Donor’s Trust es Talent Market.org, una oficina de cazatalentos para buscar personal a las organizaciones sin ánimo de lucro que sea gente «correcta» [3]. Kittle trabaja como directora ejecutiva de Talent Market y era la anterior responsable del programa de liderazgo y desarrollo de talentos [Program Officer for Leadership and Talent Development] de la Charles G. Koch Charitable Foundation [Fundación Caritativa Charles G. Koch]. Tenemos también a Whitney Ball, presidente tanto de Donors Capital Fund como de Donors Trust. Ball fue uno de los invitados estrella en el festejo secreto de Aspen, sólo para invitados, que organizó Charles Koch en junio de este año, tal como informó ThinkProgress.org. En la lista de invitados de la celebración de Koch figuraba también Stephen Moore, miembro de la junta editorial del Wall Street Journal. Moore es director del Donors Capital Fund. Y poniendo el broche final de tan estrechos lazos está Lauren Vander Heyden, que trabaja como coordinadora de servicios a los clientes [Client Services Coordinator] en Donors Trust. La señora Vander Heyden trabajó anteriormente como coordinadora de subvenciones y analista política de la Charles G. Koch Charitable Foundation.

Los consejeros legales de los Koch declinaron responder a dos correos electrónicos enviados con una semana de plazo que intentaban clarificar la relación de los Koch con Donors Capital y Donors Trust.

Lo que no queda claro es quién es el donante subyacente dentro de Donors Capital que hizo posible esa ingente suma. ¿Se trató de un esfuerzo conjunto por parte de opulentos donantes para impulsar las aspiraciones presidenciales del senador McCain? ¿Fue un único islamófobo? Mientras los DVDs llegaban hasta los hogares entremetidos en los periódicos, el Clarion Fund anunciaba su respaldo a McCain como presidente en su página en red, una infracción legal en el caso de una organización sin fines lucrativos del tipo 501 (c) (3). Cuando los medios lo airearon, retiró rápidamente ese respaldo. Lo que es seguro que el o los donantes tenían todas las razones del mundo para creer que nunca serían descubiertos. La organización aconseja a sus donantes en su espacio en red: «Al contrario de lo que sucede con las fundaciones privadas, las donaciones de su cuenta seguirán siendo tan anónimas como usted desee».

Con anterioridad a esta sofisticada y cara campaña de los medios en el tramo final de las elecciones, «Obsession» era parte de la gira universitaria de 2007 encabezada por un izquierdoso pasado a la derecha radical, David Horowitz (quien mejoró espectacularmente su tramo fiscal descubriendo que la mayor amenaza al futuro de Norteamérica residía en el Islam radical, justo antes de que el país descubriese que la mayor amenaza al futuro de Norteamérica la constituían los terroristas de casa armados de algoritmos y ordenadores de alta velocidad de los parqués de Wall Street). Mientras Horowitz tenía a un cuarta parte del país contemplando las variantes del bigote de Hitler, los cimientos de la infraestructura financiera de Norteamérica explotaban justo ante nuestras narices). Horowitz se suma a las filas cada vez más abultadas de expertos y académicos que se ganan muy bien la vida gracias a organizaciones subvencionadas sin fines lucrativos mientras claman contra el Estado del bienestar. Su sueldo en Freedom Center eran unos dulces 480.162 dólares en 2008, según la declaración de impuestos más reciente de la que disponemos en red. Los salarios y prestaciones totales del Centro representaban el 40% de los ingresos en 2008.

A lo largo del otoño de 2007 y después en 2008, Horowitz promovió este programa de «Alerta sobre islamo-fascismo» (Islamo-Fascism Awareness) en más de un centenar de campus universitarios, poniendo a su disposición la posibilidad de ver la película «Obsession». Su Freedom Center estableció un programa y una página en la red con el nombre de Proyecto de Alerta sobre Terrorismo (Terrorism Awareness Project), que enlazaba con grupos de estudiantes conservadores en los campus.

¿Existía un nexo entre el dinamismo de Horowitz a la hora de promover la película y que ésta fuera luego financiada por una entidad «libertaria» superopulenta? Lo que sabemos seguro es que la extrema derecha ha reunido una maquinaria entrelazada de 6.000 millones de dólares entre grupos de expertos, cabilderos, comités de acción política, grupos tapadera de falsos movimientos de base o «astroturfs» [4], aduladores de los medios de comunicación, cátedras bien dotadas, tapaderas políticas con base en los estados, y ahora hasta una oficina centralizada de cazatalentos; todo para dejarnos con la intuición de que la verdadera amenaza para las clases medias y pobres de Norteamérica es la dominación empresarial.

NOTAS T.: [1] Hemos traducido libertarian como «libertario», poniendo no obstante el término entre comillas, pues es bien sabido que en Europa y entre la izquierda la palabra es sinónimo de «anarquista» o «ácrata», en tanto que en los Estados Unidos y entre la derecha se refiere a la forma de individualismo propietario extremo que reniega (aparentemente) de cualquier intervención del Estado. [2] Utilizado como sinónimo de excelencia periodística: recuérdese que Pulitzer es el nombre que reciben los premios periodísticos más prestigiosos de los Estados Unidos. [3] En el original, «right», o sea tanto gente «correcta» como de derechas. [4] Aunque los hemos traducido, los términos originales utilizados por Martens son bien reconocibles para el lector avezado: «think-tank» para «grupos de expertos», «lobbyists» para «cabilderos» o representantes de «grupos de presión» o «PACs» (Political Action Comittees) para «comités de acción política». Menos difundido y cada vez más importante es el término «astroturf» que, según Wikipedia, «designa un término utilizado en campañas de relaciones públicas en el ámbito de la propaganda electoral y los anuncios comerciales que pretende dar una impresión de espontaneidad, fruto de un comportamiento con base social. El nombre se debe a AstroTurf, una conocida marca estadounidense de césped artificial, y el significado del término inglés grassroots, cuya traducción literal sería «raíces del césped» pero cuyo significado es «de raíz», auténtico o, como hemos traducido más arriba, «con base social». La comparación con el césped artificial indicaría esa falsa base que se arroga el astroturfing.» Así, un ejemplo de verdadero césped artificial AstroTurf sería el que cubre el estadio Santiago Bernabeu del Real Madrid. Y otro de auténtico astroturfing político, es decir de pseudomovimiento social tapadera de poderosos intereses económicos lo constituiría en buena medida, aunque no completamente, el Tea Party norteamericano.

Pam Martens trabajó en Wall Street durante 21 años; no tiene intereses, ni a corto ni a largo plazo, en ninguna de las empresas mencionadas en este artículo, salvo los que el Tesoro norteamericano le ha impuesto sin su consentimiento, como al resto de sus compatriotas norteamericanos, con sus planes de rescate. Escribe regularmente sobre cuestiones de interés público desde New Hampshire.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3702