Recomiendo:
0

El 11S, la Diada «crucial» y/o «definitiva» y la izquierda no nacionalista

Fuentes: Rebelión

Para Salvador Puig Antich, in memoriam, en el 40 aniversario de su asesinato.   Para acabar de perfilar mi punto de vista, en este plano general, diré que comparto también la reflexión de Bertolt Brecht, en «Diálogos de fugitivos», según la cual de todas las enfermedades sociales el nacionalismo político es la peor porque se […]

Para Salvador Puig Antich, in memoriam, en el 40 aniversario de su asesinato.

 

Para acabar de perfilar mi punto de vista, en este plano general, diré que comparto también la reflexión de Bertolt Brecht, en «Diálogos de fugitivos», según la cual de todas las enfermedades sociales el nacionalismo político es la peor porque se contagia a contrario. Es decir, acaba convirtiendo en nacionalistas (de la otra nacionalidad) a muchas personas que en principio no lo eran. Y aún peor que eso: se acaba llamando nacionalista (de otra nacionalidad) a toda persona que no comparta el nacionalismo político de la propia nacionalidad. Esa es una lógica perversa puesta en práctica en los últimos tiempos todos los días. O para ser más preciso: todos los días próximos a contiendas electorales en las que se presenta a los ciudadanos la situación como si sólo hubiera un eje único de discusión: el de pertenencia o identificación con la nacionalidad propia…

Donde aquel hombre [Lenin] decía «obreros», «partido revolucionario» etc, podríamos decir hoy trabajadores y ciudadanos en general, izquierda digna de tal nombre (o cosas parecidas: el nombre es lo de menos). Y nos saldrá esto: defensa, en Madrid, del derecho de las naciones a la autodeterminación (no por nacionalismo de ningún tipo sino por coherencia con el principio democrático) y defensa, en Barcelona, Bilbao, Santiago, etc, del principio federal, confederal, federativo, o como se quiera decir, en un sentido solidario. A partir de ahí quedan las concreciones (cómo se hace eso y cómo se articula) pero con ese punto de partida sabríamos al menos qué podemos discutir racionalmente.

Francisco Fernández Buey, «Nacionalismos»

La izquierda transformadora en Catalunya, fuertemente hermanada con la izquierda del resto de España-Sefarad en la lucha antifranquista; la que, como quería Marcelino Camacho, no ha claudicado ni piensa claudicar; la que ha combatido y sigue combatiendo el intento de una nueva (y vieja) y casposa restauración borbónica; la que no ha dejado de oponerse a las políticas y planes neoliberales y antiobreros de los gobiernos de Rajoy, Mas y afines;, la que luchó y sigue luchando contra esta UE-euro de mercaderes y burócratas serviles que impiden la soberanía real de los pueblos; la que sigue admirando la figura y legado de aquel médico comprometido llamado Norman Bethune; la que siente la lucha de Gamonal y la de tantos otros pueblos, barrios y ciudades como suyas; la que forma y formó parte de mareas verdes y blancas; la que apoyó firmemente el 22M; esa que no ha gritado nunca en estos últimos 75 años un «Viva España» (no republicana) y sí, en cambio, en numerosas ocasiones, en momentos de persecución y opresión políticas, un «Visca Catalunya!»; la misma que ha condenado mil y una vez el rancio-españolismo y el uniformismo político-cultural; la que no mitifica la Constitución de 1978; la que no ignora con qué presiones y dictados militares se elaboraron algunos de sus artículos; la que sabe que sí es posible reformarla -cuando interesa… o cuando Frau Merkel o Mario Draghi ordenan y mandan- en una tarde y en apenas media noche; la izquierda que combatió con dignidad y contundencia aquel diseñado referéndum sobre nuestra permanencia en la alianza atlántica anexionista y criminal; la que ha abogado por una España-Sefarad diversa, que cuide, abone y propague la diversidad de sus lenguas y culturas; la que también ha criticado el uniformismo lingüístico y cultural que algunas fuerzas han querido y quieren imponer (clara o no tan claramente) en Euskadi y Catalunya, también ellas diversas; la que no puede sino enloquecer cultural, política, humanamente, fuertemente dolida, cuando lee en una entrevista con el maestro Josep Fontana que en la historia de Cataluña «nunca ha salido la gente a la calle más que para defender la democracia (¿Y Martínez Anido, y enero de 1939, y las concentraciones franquistas,…?), mientras que en la tradición de la historia española (¿de qué historia española estará olvidándose Fontana?) hay manifestaciones del tipo «¡Vivan las cadenas!» o contra Cataluña», manifestaciones que «se seguirán produciendo» y que aquí (de nuevo Cataluña) «las manifestaciones siempre han estado en favor de la democracia» porque la democracia forma parte «del ADN de nuestra identidad (sic)», ¡del ADN de la identidad catalana, una «identidad» que compartía la patronal que alquilaba pistoleros en los años veinte del pasado siglo para asesinar dirigentes obreros!; la izquierda, decía, que ha luchado en tiempos de represión y silencio, sin distinción de orígenes geográficos, por las libertades nacionales de los ciudadanos/as que han vivido en nacionalidades oprimidas; la izquierda que ha querido siempre hermanar sin uniformizar pueblos y naciones; la que ha hablado del derecho de autodeterminación en tiempos de opresión política y, a un tiempo, de la necesidad de solidaridad y hermandad entre todos los pueblos y, sobre todo, entre sus sectores más desfavorecidos; la izquierda que ha creído y cree posible (y necesario) la convivencia de pueblos diversos y más que próximos; la que hace suya, muy suya, la poesía de Rosalía de Castro, de Castelao, de Aresti, de Ferrater, de Espriu, de Lorca, Cernuda y Machado; esa izquierda que sigue pensando que el capital es el mal y que la actual economía es una versión no muy sofisticada de la CIA y que es más necesaria que nunca la lucha por la equidad y la justicia, esta izquierda que transita renovadamente por caminos de emancipación y solidaridad, ¿debe o no debe apoyar la movilización nacionalista de este 11 de septiembre en Cataluña? ¿Debe o no debe asistir a la manifestación independentista de Barcelona que promueve el 9N?¿Debe asistir por este último? ¿No es un evidente nyap la pregunta(s) formulada? ¿Las bases de activistas y votantes de ICV-EUiA, por ejemplo, coinciden con lo que está sosteniendo una parte sustantiva de la dirección y también otros portavoces como algunos representantes de Guanyem? ¿No están colaborando, de hecho, las organizaciones de tradición federalista en una trampa y falsedad inconmensurables? ¿No es evidente que detrás del dret a decidir (què, què, què…) subyace a las claras un proceso de (falsa) independencia basado en razones identitarias, más o menos disfrazadas, que apunta a un escenario de supuesta liberación social jamás descrito con detalle y que solo puede convencer a los ya convencidos, amparados a veces en razones próximas a las esgrimidas por la Liga del Norte, que en el fondo no es sino una lucha de élites por una nueva distribución no-democrática del poder? ¿Derecho a decidirlo todo afirman? ¿Todo? ¿Por qué empezamos y acabamos por una nación quimérica, sectariamente construida, una nación que expulsa a miles y miles de ciudadanos que no comulgan con religiones nacionalistas? ¿Ese es nuestro programa de la hora?

¿Y las desigualdades sociales crecientes en Cataluña, dónde se ubica la cuestión social en las actuales movilizaciones? ¿Y el crecimiento de estas desigualdades del que nos ha hablado hace pocos meses, casi en la clandestinidad informativa, el Centro de Estudios e Investigación Sindicales de Comisiones Obreras de Catalunya? ¿No ha crecido la pobreza más rápidamente aquí que en el promedio de la Unión Europea, alcanzando a una cuarta parte de la población catalana que se encuentra en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión social? ¿Acaso no es verdadero que no sólo el porcentaje de la pobreza ha aumentado, como ha señalado Vicenç Navarro, sino que la pobreza en sí se ha acentuado, es decir, las personas que viven en situación de pobreza en el país de Isidre Fainé es más pobre de lo que lo era antes? ¿No se está extendiendo aquí, y en otros lugares, la condición de trabajador/a pobre, sin posibilidad de vivir con dignidad? ¿Por qué en muchas categorías sociales Cataluña está a la cola de la Europa Social, situada en el grupo de los países y comunidades que tienen peores indicadores? ¿Con este gobierno, tan próximo al ideario y cosmovisión de los convocantes de este 11S, podemos y/o debemos ir a alguna parte? ¿No hay aquí, en Cataluña, una enorme concentración de la riqueza «en sectores muy minoritarios de la población que gozan de una gran influencia en la vida política del país»? ¿No hemos colegido las evidentes consecuencias del caso de Pujol, el ex honorable? ¿No es más que evidentes el programa de las élites políticas y sociales que han dirigido el país durante estos 35 años? ¿Es necesario recordar el permanente apoyo de ERC a esos gobiernos? ¿No es el caso que el porcentaje de la población en paro que vive en hogares donde todos los miembros activos de la familia están en el paro ha alcanzado el nivel del 42,3%.?

¿La culpa es de España, toda la culpa es de España, de «Madrid»? ¿Cataluña no ha sido acaso una de las nacionalidades y/o regiones que más recortes ha implementado siendo, como es, que el nivel de su riqueza económica per cápita es superior al del promedio de la UE-15 y, en cambio su gasto público social per cápita, como no deja de enseñarnos el profesor Navarro, es solo el 73% del gasto promedio de la UE-15? ¿Algunas de las causas de este crecimiento de las desigualdades, las que tiene menos visibilidad mediática, no señalan a la naturaleza de clase de las políticas públicas llevadas a cabo tanto por la Generalitat como por el Parlament? ¿Dónde se ubican social, geográficamente los signos y símbolos independentistas? ¿Debe o no debe escandalizarse esta izquierda que no quiere renunciar a sus principios más básicos cuando lee que el Centro de Estudios Jordi Pujol, el gran defraudador y manipulador, tramita su disolución porque ve «muy difícil seguir recibiendo fondos»? ¿Cuántos fondos han llenado sus cuentas? ¿Para darnos lecciones poliéticas sobre honestidad, veracidad y coherencia?

¿Debe o no debe formar parte esta izquierda de esa uve «soberanista» planificada y diseñada, entre otras fuerzas, por ANC y el Omnium cultural-nacional(isa)? ¿Han visto alguna patita social a estas fuerzas independentistas? ¿No es más que evidente la Cataluña uniformista cultural y lingüísticamente que anuncian? ¿V de variedad y diversidad cultural? ¿V de voluntad sesgada de un pueblo mal informado e intoxicado desde medios públicos y privados de información? ¿V de vergüenza ante tanta y tanta corrupción? ¿V de vindicación de derechos sociales liquidados y enterrados? ¿V de victoria? ¿Qué victoria? ¿Quiénes son los derrotados? ¿V de votar? ¿Qué, quiénes, para qué? ¿No es razonable tener muy en cuenta el análisis de un gran historiador internacionalista catalán cuando afirma que «l’onada independentista se sustenta sobre una mirada esbiaixada del passat, sobre mitges veritats i mentides a propòsit, és un procés que busca marcar les diferències i mirar sobre l’espatlla als altres pobles d’Espanya»? ¿Ein volk, venim del nord, venim del sud, sin distinciones de clases ni finalidades, todos a una? ¿Todos y todas? ¿A qué una? ¿Al lado del ex molt honorable, al lado de Mas, junto al hijo político del GDM, al lado de fuerzas que desconocen y desprecian la España republicana, al lado de separadores incorregibles como Junqueras y sus amiguitos incapaces de entender el alma y sentimientos de millones y millones de conciudadanos? ¿Qué pinta la izquierda transformadora en un lugar como ése? ¿Cabe ubicar una barretina en el legado político-cultural del Noi del Sucre, de Salvador Seguí (¡si mi abuelo asesinado levantara la cabeza!), transformarlo en un anarco independentista como hacen David Compayon, Francesc Matas Salla y, Josep Ferrer Llop en un reciente artículo, al tiempo que se aboga por un Sí/Sí que «permita y asegure la ruptura política, de forma unitaria, democrática, pan ibérica y pan europea? ¿Ruptura política con quien? ¿Con los otros pueblos de España-Sefarad? ¿Con ellos hay que romper? ¿De forma unitaria, democrática, panibérica, paneuropea? ¿Pero de qué están hablando? ¿Por qué no hablamos de construir una frontera que nos separe de las élites barcelonesas de Pedralbes y de otras catas y tramas del país y nos una, en cambio, al resto de movimientos sociales en lucha? ¿No es un honor pertenecer al país de países de León Felipe, Ibárruri, Alberti, Sánchez Ferlosio, Salvador Espriu, Martí i Pol o Rosa Chacel?

¿Difícil la tarea de esta izquierda? ¿Pero la política bien entendida, según nos ha recordado recientemente una revolucionaria chilena, la compañera de Miguel Enríquez, no era todo aquello que no se inclina frente a lo que parece imposible sin serlo? ¿La hermandad, la solidaridad, el apoyo mutuo, son imposibles? ¿Quién puede afirmar una cosa así?

¿Puedo citar a Churchill? No se asusten, la cita es breve: «¡No rendirse nunca! ¡No rendirse nunca! Nunca, nunca, nunca. Jamás, por grande o pequeño, por grandioso o por insignificante que sea. No rendirse nunca, salvo a nuestras convicciones sobre el honor y la buena voluntad». Traduzcamos honor por dignidad, solidaridad, camaradería entre pueblos… y no nos rindamos nunca. ¿Por qué? Con las palabras que el gran Dalton Tumbo escribió para ser dichas por Graco (Charles Laughton) tras ser besado impulsivamente por Varinia (Simmons): «Mi querida joven, estoy un tanto asombrado. Ya ves, nunca he recibido amor. Y, naturalmente, me disgusta descubrir en un momento tan tardío de mi vida que el don del amor.. consiste en dar libertad». De eso se trata. De alcanzar la libertad, de todos, de todas, sobre todo de los más necesitados de ella, en unión con todos los pueblos y ciudadanos que hemos compartido décadas y décadas de lucha y tareas en común, sabedores, como querían los jóvenes Marx y Engels, que «el libre desarrollo de cada uno debe convertirse en la condición para el libre desenvolvimiento de todos».

¡Acudamos a la concentración barcelonesa en honor de Salvador Allende y la Unidad Popular chilena el próximo 11 de septiembre! ¡Chile siempre en el corazón! ¡Viva la hermandad de los pueblos! ¡Nunca al lado y al servicio de los separadores y destructores de un demos común y solidario!

PS: Una carta que podía leerse en otro 11S, un 11 de septiembre con otra orientación social y espíritu de hermandad., que formara una cadena que uniese con vindicaciones sociales y políticas el Parlament con la plaza de Sant Jaume, la ex plaza de la República. La carta la escribió Federico García Lorca a sus padres, el 7 de octubre de 1935, un día después de impartir la «Conferencia y recital de poesía» en el Ateneu Enciclopèdic Popular de Barcelona (En la mañana del 6 de octubre de 1935, cuentan las crónicas, «el teatro Barcelona, donde va a celebrarse el recital lorquiano, registra un lleno imponente». En los Ateneos Libertarios se habían agotado las localidades, y a las once de la mañana, «ante las puertas del teatro se agolpa el público que no ha conseguido entrada». Los organizadores decidieron colocar unos altavoces en el vestíbulo para retransmitir el recital al exterior).

«Ayer di una lectura de versos para todos los Ateneos Obreros de Cataluña, y se celebró en el teatro Barcelona. Había un público inmenso que llenaba el teatro y luego toda la Rambla de Cataluña estaba lleno de público que oía por altavoces, pues el acto se radió. Fue una cosa emocionante el recogimiento de los obreros, el entusiasmo, la buena fe y el cariño enorme que me demostraron. Fue una cosa tan verdadera este contacto mío con el pueblo auténtico que me emocioné hasta el punto que me costó mucho trabajo empezar a hablar, pues tenía un nudo en la garganta. Con una intuición magnífica subrayaron los poemas, pero cuando leí el «Romance de la Guardia Civil» se puso en pié todo el teatro gritando «¡Viva el poeta del pueblo!». Después, tuve que resistir más de hora y media un desfile de gentes dándome la mano, viejas obreras, mecánicos, niños, estudiantes, menestrales. Es el acto más hermoso que yo he tenido en mi vida. (…). Estoy contento y quisiera que vosotros hubierais visto aquello (…). Desde luego, hoy en España no se puede ser neutral. Muchos abrazos a todos.

Besos y ya sabéis cómo os quiere vuestro hijo.»

¿Con la tradición, con el legado, con el ejemplo de poetas, de compañeros así queremos romper? ¿Queremos establecer una frontera entre lo que significa la vida y la muerte del poeta granadino y nosotros? ¿Esa ha sido alguna vez la finalidad de la izquierda? ¿No deseamos acaso, como quería el poeta en Nueva York, que la Tierra dé sus frutos para todos y todas? ¿No queremos, gritando, exigiendo, hacia Roma, hacia el gobierno de la Generalitat, hacia el gobierno de Madrid, el pan nuestro de cada día, /flor de aliso y perenne ternura desgranada, /porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra/ que da sus frutos para todos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.