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El 6 de diciembre de 1978 y la abstención

Fuentes: Rebelión

El 6 de diciembre de 1978 se aprobó la Constitución española, la misma que ha sido reformada en tres o cuatro ocasiones por motivos otánicos, por asuntos de la UE neoliberal o por «contentar» a los insaciables mercados del capital. Los grupos fascistas o neofascistas promovieron el NO en el referéndum (otros fuerzas que nada […]

El 6 de diciembre de 1978 se aprobó la Constitución española, la misma que ha sido reformada en tres o cuatro ocasiones por motivos otánicos, por asuntos de la UE neoliberal o por «contentar» a los insaciables mercados del capital.

Los grupos fascistas o neofascistas promovieron el NO en el referéndum (otros fuerzas que nada tuvieron que ver con las anterioes también coincidieron en ese punto). Un amplio colectivo de fuerzas políticas, sindicales y ciudadanas pensó que lo más razonable era apoyar el texto constitucional tras 40 años de dictadura franquista y con una extrema derecha que había asesinado y seguía asesinando.

Algunas fuerzas y colectivos de extrema izquierda promovieron la abstención. El que suscribe, por ejemplo, le pareció razonable tal posición.

¿Por qué la abstención? Porque se consideraba que la Monarquía borbónica no era de recibo, porque se creía que la Constitución daba al capitalismo o a la economía de mercado carta de naturaleza, porque la Iglesia católica adquiría un protagonismo que no admisible, porque se sabía de la intervención del Estado Mayor del Ejército en algunos artículos centrales del texto, porque era más que evidente que la denominada «cuestión territorial» estaba lejos de estar resuelta y la izquierda había defendido hasta hacía dos días y medio el derecho de autodeterminación y la unión fraternal de los pueblos. También por federalismo, porque no se rompía suficientemente con el fascismo,…

Había más razones. En ningún caso, no se estaba ciego ni se practicaba el izquierdismo alocado e insustantivo, se olvidó que la Constitución recogía derechos sociales y económicos muy importantes y que la correlación de fuerzas, punto sin duda esencial, era la que era, no la que quisiéramos que fuera o la que habíamos soñado durante décadas. Por lo demás, EEUU y Alemania estaban con el foco (militarista) dirigido hacia las tierras de Sefarad. La experiencia portuguesa era reciente y cercana.

Vale la pena no olvidar lo anterior porque cuando se habla de la cultura de la transición como un bloque homogéneo y sin apenas disidencias externas, nos olvidamos o parece que no recordemos suficientemente de algunas voces (equivocadas en algunos puntos y en más de diez actuaciones) que no merecen nuestro olvido.

Por justicia, por veracidad, también por memoria histórica.

Salvador López Arnal es nieto del cenetista asesinado en mayo de 1939 -delito: «rebelión militar»-: José Arnal Cerezuela.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.