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El amianto mata

Fuentes: Diario16

A lo largo de la historia se han ido sucediendo todo tipo de catástrofes y, lo más patético es que, según la civilización va avanzando las catástrofes van aumentando en cantidad, destrucción y desgracias. Por un lado, tenemos las catástrofes naturales que alteran de forma grave las condiciones de vida en un área geográfica concreta, […]

A lo largo de la historia se han ido sucediendo todo tipo de catástrofes y, lo más patético es que, según la civilización va avanzando las catástrofes van aumentando en cantidad, destrucción y desgracias.

Por un lado, tenemos las catástrofes naturales que alteran de forma grave las condiciones de vida en un área geográfica concreta, estos desastres, está suficientemente demostrado, van en aumento debido fundamentalmente al cambio climático, aunque algunos de los más recalcitrantes y poderosos gobernantes lo ignoren, y otros, sin ignorarlos, no tomen medidas preventivas necesarias que nos aseguren un futuro mejor.

Pero no me voy a referir en este articulo a los desastres naturales, sino a los antropogénicos, los desastres causados por el hombre como incendios, están ardiendo los pulmones del planeta, la Amazonia, África, Indonesia, Siberia, el desastre ecológico de Gran Canaria, aunque quiero hacer un especial hincapié en los desastres tecnológicos.

Es sabido que los seres humanos somos la única especie que somos los amos de nuestro entorno, no tenemos depredadores por encima de nosotros, somos poderosos, lo único que puede destruirnos son nuestras propias decisiones, nuestra especie solo puede desaparecer por culpa de nuestros propios actos.

Prueba de ello son los conflictos bélicos en los que el número de fallecidos es incalculable, en ellos normalmente «ha salido triunfador» el bando que tenía más recursos humanos y tecnológicos para matar, es cruel, que en el sector del armamento, es en el que mejor ha funcionado el I+D+I, su evolución ha sido espectacular y nunca se han escatimado recursos.

Ejemplos de la posibilidad de autodestrucción, en nuestra historia reciente, hay cientos posiblemente miles y desgraciadamente habrá más, las justificaciones de los gobernantes serán distintas y tampoco nos las creeremos, y con el tiempo las olvidaremos, el ser humano tiende a olvidar sus errores y nunca aprenderemos lo suficiente como para erradicar sus consecuencias.

Dos bombas nucleares, «solo dos», en Hiroshima y Nagasaki, causaron cerca de 246.000 víctimas, fue una lección para que el ser humano aprendiese de sus locuras, aunque parece que en vez de renunciar a esas armas de destrucción masiva, la guerra nuclear subyace en todas las conversaciones de paz.

Otro gran desastre tecnológico, donde se juntaron la tecnología con la mala praxis, es el accidente de Chernóbil, una avería evitable y un posterior incendio hicieron explosionar un reactor nuclear, lo que supuso consecuencias desastrosas que aun padecen en Ucrania, Bielorrusia y algunas provincias de Rusia, debido al oscurantismo Ruso es difícil calcular el número de fallecidos directos e indirectos, en la actualidad se contabilizan más de 20.000 muertos debido a la exposición de la radiación y se estima que la cifra ascenderá aproximadamente a 40.000 víctimas. Según su entonces máximo dirigente Mijaíl Gorbachov este desastre pudo ser el desencadenante del fin de la Unión Soviética

No puedo pasar por alto el desastre de Bhopal, una fuga de isocianato de metilo en una fábrica de plaguicidas, el socio mayoritario era la compañía estadounidense Unión Carbide, instalada en la India debido a que la mano de obra era y es muy barata y a que las medidas de seguridad eran y siguen siendo prácticamente inexistentes, participada además por el gobierno de la india, debido a un cúmulo de errores operativos, defectos de diseño, fallos en el sistema de mantenimiento y deficiente preparación del personal. Entre 6.000 y 8.000 personas murieron la primera semana tras el escape toxico y al menos otras 12.000 fallecieron posteriormente como consecuencia directa de la catástrofe.

En todas las catástrofes producidas por el hombre, suele aparecer irremediablemente el factor económico, el capital que es el motor que mueve el mundo y causante de muchas de nuestras desgracias

Las catástrofes y desgracias que he mencionado han sido y son ampliamente conocidas y por mucho que los gobiernos hayan intentado esconderlas y buscar siempre culpables en inexistentes fallos humanos, están ahí y su efecto sobre cientos de miles de personas es indiscutible.

El problema se agrava cuando la catástrofe sucede lentamente y se diluye en el tiempo, es silenciosa, los gobiernos lo esconden y produce más muertes que todos los desastres antes descritos.

Me refiero al AMIANTO

Remi Poppe, trabajador portuario, pintor y político holandés, dijo: «A excepción de la pólvora, el amianto es la sustancia más inmoral con la que se haya hecho trabajar a la gente».

¿Cuántas muertes puede causar y haber causado el amianto?

Según un esplendido trabajo de Paco Puche, experto en temas de amianto, en el mundo las cifras globales, indican que antes de 2018 han fallecido 3.866.134 y que fallecerán ente el 2018 y el 2040 otras 3.478.456 personas. Un total de 7.344.000 personas fallecidas por el amianto. Sin quitar importancia a los catástrofes anteriormente descritas, los muertos producidos en ellas, no llegan al 5% de los fallecidos por amianto.

En España, continua dicho estudio, han fallecido, antes del año 2018 más de 52.000 personas por las enfermedades derivadas del amianto, y morirán otras 48.000 hasta el año 2040, el amianto se cobrara en nuestro país cerca de 100.000 muertes.

Hay que destacar que las cifras oficiales de enfermedades profesionales son, han sido y serán absolutamente ridículas, comparadas con la crudeza de la situación, entre los años 1980 a 2003 se han reconocido 406 casos de enfermedades causadas por el amianto, contra los más de 13.000 que con toda seguridad hubiesen correspondido, lo que supone que más del 97% de los afectados están privados de sus derechos administrativos, esta alarmante cifra viene a demostrar, el nulo interés de las administraciones publicas por resolver este grave problema.

Ante el abandono por parte de los poderes públicos, los trabajadores afectados tienen que iniciar un largo camino, para que se reconozcan sus derechos primero contra el sistema de Seguridad Social, luego judicialmente contra la mutua de accidentes de trabajo, que suele recurrir las resoluciones de la Seguridad Social, y unos años más tarde, una vez conseguida la declaración de Enfermedad Profesional, iniciar una nueva reclamación judicial contra las empresas, que sabiendo los riesgos que conllevaba el trabajo con amianto, no tomaron las medidas de prevención necesarias para evitar semejante lacra social. Años y años de lucha, económicamente costosa, en los que muchos afectados fallecen sin ver una mínima compensación. Gracias a las asociaciones de afectados, unidos a equipos de juristas especializados en la materia, muchos casos están terminando en sentencias condenatorias a empresas y administraciones públicas.

  El último dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre trabajo con amianto y regeneración energética indica:

«El amianto sigue siendo la principal fuente de cáncer profesional en la UE. Según la Comisión Internacional de Medicina del Trabajo (CIMT), el amianto se cobra aproximadamente 88.000 vidas en Europa cada año, lo que representa el 55-85 % de los cánceres de pulmón en el trabajo. Las tasas de mortalidad seguirán aumentando hasta finales de los años 2020 y 2030.

«Los modelos actuales de registro de amianto y otras sustancias nocivas en los Estados miembros no son, por lo general, adecuados… Aunque muchos Estados miembros o regiones cuentan con registros de sustancias nocivas, a menudo son incompletos, no están a disposición del público y la mayoría no están actualizados. En algunos países (caso de España) ni siquiera existen«.

En España, suena a utopía, no solo no existen registros, sino que los casos se siguen ocultando, por ejemplo la posibilidad de múltiples afectados en TVE en sus instalaciones de Prado del Rey , donde no solamente había un proyectado deteriorado y friable de mortero y amianto en todas sus naves, si no que la mayoría de efectos especiales se realizaban con polvo y cartón de amianto, por lo que todos y digo todos los trabajadores han estado en situación de riesgo grave por la inhalación de fibras. Otro caso que puede tener consecuencias muy graves, es de la empresa Klein en Segovia, que fabricaba tuberías reforzadas con tela de amianto que se cortaba con tijeras de mano, donde han estado expuestos cientos de trabajadores. En ambos casos, a los que dedicaré mis próximos artículos, ya se han detectado casos de mesotelioma.

Es urgente que el legislador comience a hacer su trabajo y como primera, urgente y justa medida, cree un fondo de compensación para TODAS las víctimas del amianto, prometido por los últimos ministros de economía y trabajo, negociado con la oposición, aprobado por mayoría, pero que siempre queda en la carpeta de los olvidos.

Fuente: https://diario16.com/el-amianto-mata/