Durante la mañana del 10 de julio (08), una silla vacía frente a una mesa con su nombre anunciaba la negativa de Karl Rove de presentarse a testificar frente al subcomité de Justicia del Parlamento y el inicio – si los demócratas se deciden – de una orden judicial que podría llevarlo a cárcel. Conocido […]
Durante la mañana del 10 de julio (08), una silla vacía frente a una mesa con su nombre anunciaba la negativa de Karl Rove de presentarse a testificar frente al subcomité de Justicia del Parlamento y el inicio – si los demócratas se deciden – de una orden judicial que podría llevarlo a cárcel.
Conocido como el niño prodigio, el cerebro de Bush, el Presidente de-facto, o el arquitecto (como su jefe solía llamarlo), renunció a la Casa Blanca en Agosto del 2007. Sin embargo su presencia aun se siente en los pasillos de los tribunales de Washington.
El hombre que llevó a Bush al gobierno del Estado de Texas y al triunfo de sus dos periodos presidenciales, esta acusado -entre otros crímenes – de influenciar la decisión de fiscales del gobierno de Bush para enjuiciar a demócratas en cargos públicos incluido Don Siegelman ex gobernador demócrata del Estado de Alabama. Cuando fue llamado en mayo para comparecer sobre estos casos Rove también se negó a hacerlo.
Siegelman fue condenado el año pasado a siete años de prisión por aceptar y ocultar la entrega de dineros para su campaña y para comenzar un juego de lotería estatal. Fue liberado en marzo de este año cuando su apelación fue aceptada, Siegelman ha dicho que los cargos fueron una movida política por parte de «operativos republicanos.»
La Casa Blanca ha insistido en lo que llaman «privilegios de la presidencia» para condonar el desacato de variados funcionarios del régimen a comparecer públicamente frente al Parlamento. Rove ha dicho que testificaría pero bajos sus condiciones: en privado, sin toma notas ni juramento.
Karl Rove y Lewis Libby, ex consejero del vise presidente Dick Cheney, fueron los que revelaron la identidad de la agente de la CIA Valerie Palme en el 2003, como vendetta política en contra de su marido el diplomático y crítico del régimen Joseph Wilson. El fiscal a cargo del caso confirmo que Rove divulgó y confirmó la identidad de Palme a dos periodistas, Robert Novack y Matthew Cooper. En tiempos «normales» desenmascarar a un agente secreto de la CIA es un delito federal castigado severamente.
No es la primera vez que el desafiante tejano desacata una orden de comparecencia congresional. También se escapo de declarar en el caso del uso indebido de la Casa Blanca de cuentas de correo electrónico en asuntos del Comité Nacional de Partido Republicano. Además, el Comité de Supervisión de la Cámara Baja, The House Oversight Committee, se encuentran investigando si Rove infringió la Ley Hatch que prohíbe a empleados del gobierno usar recursos federales para acciones políticas.
En una asonada política republicana de increíbles proporciones Rove tuvo más de cien reuniones en oficinas del gobierno federal para crear una red de distribución de recursos federales para la elección de candidatos republicanos.
Después de esta nueva negativa las cosas le podrían resultar diferentes a Rove – dicen los optimistas – el Comité de Justicia del Parlamento tendría los fundamentos para aplicar cargos de desobediencia y enviar a Rove a la cárcel. Echar a andar el proceso para respetar la ley y demostrar que el Parlamento aun tiene músculos descansaría finalmente en su Presidenta, la demócrata Nancy Pelosi.