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El asesor de Obama para América Latina, el nieto de un politiquero hondureño golpista

Fuentes: Rebelión

Nieto homónimo de un politiquero hondureño retrogrado recordado por haber dado un apoyo firme a la feroz dictadura militar del coronel Oswaldo Lopez, el funcionario norteamericano Ricardo Zúñiga, nombrado por Barack Obama como Director de Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, manejó en La Habana las operaciones sucias de subversión y desestabilización de la Sección […]

Nieto homónimo de un politiquero hondureño retrogrado recordado por haber dado un apoyo firme a la feroz dictadura militar del coronel Oswaldo Lopez, el funcionario norteamericano Ricardo Zúñiga, nombrado por Barack Obama como Director de Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, manejó en La Habana las operaciones sucias de subversión y desestabilización de la Sección de Intereses norteamericana (SINA) antes de supervisarlas desde Washington.

 Zúñiga sustituye en el puesto a Dan Restrepo, de origen colombiano, catapultado de su sillón después del lamentable show de la Cumbre de las Américas donde Obama se desprestigió, a la vez por su incapacitad a enfrentarse a las aspiraciones de una América Latina emancipada como por las excentricidades lúbricas de sus ángeles de la guardia.

 Zúñiga, quien se convierte en el principal asesor en política latinoamericana ante el Presidente y su Consejo de Seguridad Nacional, es un norteamericano de origen hondureño, digno nieto del político Ricardo Zúniga Agustinus (QDDG), el hombre fuerte del Partido Nacional, arquitecto maquiavélico de la toma del poder por Oswaldo Lopez Arrellano (OLA) mediante un golpe militar diez días antes de elecciones presidenciales.

ANTICOMUNISTA FEROZ Y GRAN SOCIO DE LA UNITED FRUIT

 Anticomunista enfermizo, el abuelo Zúñiga estructuró el gobierno ilegítimo y lo controló totalmente hasta tal punto que sus amos yanquis se pusieron nervioso por el descontento que creó en las propias filas del ejercito hondureño. El régimen instaurado por Zuñiga y encabezado por el inepto OLA se consagró a hostigar todo aquel que mostrara alguna señal de izquierdismo.

 Zuñiga y su Partido Nacional que controlaba con guante de hierro, llevaron a sus partidarios en un delirio de «salvar Honduras del comunismo» con un «régimen de terror, odio y muerte», según un testigo de la época.

 Así fue como OLA se hizo presidente por primera vez el 3 de octubre de 1963 para quedarse en el poder hasta el 7 de junio de 1971 cuando permitió que se realizaran otras elecciones, Pero fue elegido quien lo molestaba y el 4 de diciembre de 1972, volvió a tomarse la «presidencia».

 A pesar de su afinidad con la United Fruit, OLA  y su fiel Zuñiga fueron expulsados del poder el 22 de abril de 1975 en un golpe militar liderado por el General Juan Alberto Melgar Castro, después de un escándalo provocado por EEUU y conocido como el «Bananagate».

 Candidato presidencial en 1981, el abuelo Zuñiga fue a parar en el gran cesto de la historia.

EN LA HABANA, ZUÑIGA NIETO ROMPE RECORDS DE INJERENCIA

 Ricardo Zúñiga nieto consolidó su carrera diplomática «durante una misión de los Estados Unidos en La Habana, Cuba, en donde fungió como asesor en derechos humanos», según el diario golpista hondureño La Prensa.

 La realidad es bien distinta y no tan limpia.

 Zuñiga trabajo en el bunker diplomático norteamericano del Malecón de La Habana, bajo la dirección del excéntrico James Cason – luego nombrado embajador en Paraguay donde se dedicó a cantar en guaraní, y ahora alcalde de Coral Gables, municipio de Miami donde acaba de ocurrir un atentado terrorista dirigido contra Cuba.

 En La Habana, Zuñiga que dirigía todo el sector subversión y financiamiento de «disidentes», en concordancia no solo con el Departamento de Estado, sino con la CIA y la mafia terrorista de Miami, rompió records en materia de injerencia.

 Tanto fue su falta de respecto hacia Cuba, su pueblo y su soberanía que llego a crear un ambiente de confrontación diaria, a fuerza de groseras provocaciones, con las autoridades revolucionarias de la Isla.

 En una comparecencia especial televisada, el 25 de abril de 2003, el líder cubano Fidel Castro designó a Zuñiga y a su jefe Cason, como principales  responsables  del incremento de las acciones agresivas registradas del gobierno de Estados Unidos contra Cuba.

 Fidel citó varios incidentes en los cuales el dúo Cason-Zuñiga se dedicó, descaradamente, a inventar un «partido» de oposición quién intentaría muy hipotéticamente derrocar al gobierno cubano.

 Entre los días 19 y 25 de enero del 2003, mencionó Fidel, James Cason y Ricardo Zúñiga durante seis días realizaron un recorrido por las provincias de Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, dedicándose al «abastecimiento material» de grupúsculos contrarrevolucionarios.

 Tales visitas a través del país a todo lo que parecía manifestar un cierto descontento, hizo de Zuñiga un verdadero vendedor itinerante de las ideas más retrogradas y anticubanas a una clientela en gran parte constituida de delincuentes antisociales en busca de una visa para los Estados Unidos con estancia subsidiada.

 Aleida Godinez, la Agente Vilma de la Seguridad del Estado, quién estuvo infiltrada en  este mismo periodo en la llamada «disidencia», se recuerda bien de «Ricky» Zuniega: «Es el prototipo del  yanqui, no importa si es hijo de Honduras, contrario a la opinión de su tía Elizabeth «Tita» Zúniga que dice que nunca olvida sus raíces, No tiene nada de latinoamericano».

 «A pesar de la candidez que trasluce en su expresión personal y en su afable trato es un enemigo acérrimo porque va allí, a la semilla,  a garantizar el éxito con sus manos».

 Al terminar su «misión humanitaria»· en Cuba, Zuñiga fue honrado por sus hazañas anticomunistas y nombrado como funcionario de la oficina de Cuba del Departamento de Estado que luego encabezo, donde pudo seguir dando libre curso a sus pulsiones derechistas.

 Finalmente fue nombrado jefe de la sección política de la embajada de Estados Unidos en Brasil – se pude adivinar a que se dedicó – antes de esta última promoción en la capital imperial donde su responsabilidad será brindar asesoría a la Casa Blanca sobre su política latinoamericana.