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Hiede a catástrofe

El bajón de Kerry

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Hasta los que me dicen que van a votar por Kerry tratan de subrayar que el individuo no les gusta. JoAnn Wsypijewski, del equipo de CounterPunch, que desfiló contra Bush el domingo en Nueva York, llamó para decirme que aunque no le gusta Kerry, pero va a votar por él: «Ahora sé con certeza que va a perder».

«¿Cómo lo sabes?»

«Había tal vez unas 450.000 personas en las calles de Manhattan, todas contra Bush y tal vez vi a unas diez con letreros de Kerry/Edwards. Tal vez dos con pancartas de Nader/Camejo. La gente no relaciona el odio a Bush con el voto por Kerry.»

En parte puede tener que ver con todo el frenesí de Bush-el-monstruo, que ha llenado las librerías de folletos histéricos que presentan al presidente como un cruce entre Calígula y Nerón, sin contar con la ventaja del toque de violín de este último.

El problema en este caso es que Bush, a pesar de ser un tipo algo extraño y limitado, no es Calígula o Nerón, aunque se parece en algo al repelente Domiciano y además, a diferencia de los emperadores romanos, tiene una mujer atractiva que, hasta ahora por lo menos, no lo ha envenenado. Tampoco ha tratado, que sepamos, de envenenarlo, aunque es una asesina del volante como descubrió, al precio de su vida, su antiguo amigo en ese cruce solitario de carreteras al borde de Midland. Para muchos que están acostumbrados a perfiles de personalidad como los que aparecen en anuncios para hipotecas, Bush parece un tipo muy sincero que te ofrece unos préstamos a 4 por ciento sin pagos extraordinarios. Apuesto a que probablemente ganará los debates con Kerry, no sólo en estilo y comportamiento sino porque Kerry le ha hecho la vida tan fácil, como lo han demostrado los últimos sondeos que indicaron que Bush va avanzando, incluso antes de la convención republicana.

Algunos de esos sondeos fueron realizados cuando los titulares nos contaban que bajo Bush más gente había caído en la pobreza, más chicos pasaron hambre, y ahora 45 millones no tienen seguro de salud. Podría pensarse que fue un regalo para Kerry, pero no fue así.

El motivo principal puede sólo ser la desgraciada decisión de Kerry y sus consejeros de otorgar a su historial bélico en Vietnam el papel estrella en la convención demócrata en Boston, seguido de cerca por su demente e innecesaria decisión a mediados de agosto de anunciar a través de Jamie Rubin, su portavoz para la política exterior, que hubiera ido a la guerra contra Sadam Husein incluso si la amenaza de las ADM era falsa.

El insufrible Jamie Rubin, principal agente de prensa del Departamento de Estado en los años Clinton, declaró al Washington Post que «sabiendo lo que sabe hoy» sobre la falta de armas químicas, biológicas o nucleares en Irak, Kerry hubiera votado a pesar de todo para autorizar la guerra y que «es muy probable» que ya hubiera lanzado un ataque militar para derrocar a Husein si fuese presidente. (Previamente, Kerry había dicho solamente, con su típica franqueza, que ‘podría’ haber hecho la guerra a pesar de todo.)

En agosto, cuando las fuerzas de EE.UU. estaban involucradas en duros combates en Nayaf, y las víctimas estadounidenses aumentaban inexorablemente hacia las 1.000., Rubin pidió excusas al Washington Post por su expresión «muy probable». De un modo más filosófico explicó que no ‘se podía saber si Kerry hubiera hecho la guerra. «Bush se lanzó a la guerra de manera equivocada», dijo Rubin. «Lo que no sabemos es lo que hubiera sucedido si un presidente lo hubiese hecho de manera correcta»‘

¿Cuán estúpido hay que ser para renunciar a las ADM No-Existentes como un arma para golpear a Bush?

Fue el momento, supongo, en el que mucha gente a la que no le gusta la guerra perdió interés por Kerry, como lo deben haber comprendido Kerry y sus consejeros ya que enviaron a James Rubin a declarar que se había equivocado, lo que sólo reforzó la reputación de Kerry como un especialista de la voltereta.

¿Tiene la candidatura de Kerry el hedor de la catástrofe? Pudiera pensarse que las noticias sobre la economía podrían llevarlo a la victoria, pero la cosa comienza a oler mal. Tal vez sólo la CIA, una agencia que lucha por sobrevivir, puede salvarlo, con algo como una sorpresa de octubre.

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Alexander Cockburn es co-editor de «Dime’s Worth of Difference: Beyond the Lesser of Two Evils».

http://www.counterpunch.org/cockburn09012004.html