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El «centro» en las Lab -Transitions

Fuentes: Kaos en la red

Las transiciones de laboratorio son obras del «centro». Más exacto: Los extremos las prepararan, pero el «centro» político es quien recoge la mejor cosecha. Si la izquierda es diversa, y por ello puede hablarse de «izquierdas»; y lo es también la derecha, de modo que es correcto referirse a las «derechas», casi nunca podemos encontrar […]

Las transiciones de laboratorio son obras del «centro». Más exacto: Los extremos las prepararan, pero el «centro» político es quien recoge la mejor cosecha.

Si la izquierda es diversa, y por ello puede hablarse de «izquierdas»; y lo es también la derecha, de modo que es correcto referirse a las «derechas», casi nunca podemos encontrar el plural del «centro» (centros) porque él es uno-amorfo. Diferente pero indiferenciable.

El «centro» es absorbente e inclusivo, pero puntual: es «el agujero negro» de la política. Grave y aglutinador; atrayente y atractivo.

Es por eso que el «centro» es el gran protagonista de las transiciones a la democracia, para lo que goza de una gran movilidad política. También, de una ancha versatilidad contractual.

Para lograr lo anterior el «centro» debe carecer de una ideología. Y sobre todo carece de eso que tanto la izquierda como la derecha denominan «principios».

Siempre hay una forma de facilitar las cosas; al menos lingüísticamente. Por eso lo que las orillas políticas llaman «traicionar principios» el centro lo nombra «emanciparse de dogmas», de prejuicios, de rezagos. Des-esclerosarse.

Lo que generalmente se considera «ideología de centro» es en verdad cualquier variante del eclecticismo. La social democracia, la democracia cristiana, el eurocomunismo, el castro-reformismo, el ciber-anticastrismo, etc., no son, efectivamente, dogmas; sino algo intelectualmente menor: agregados de dogmas. Una manta fabricada con retazos, parches y remiendos.

Plejanov identificaba a ese eclecticismo centrista con el «ibsenismo»; y Trotsky y Lenin con el «bujarinismo». En una época histórica donde el «centro» no tenía ideología, pero sí imaginación.

Durante las Lab-Transitions una de las fuentes más ordinarias en la formación del «centro» es el desprendimiento de los extremos.

En la transición española, así como en esta época cubana de reformas raulistas, el centro se conforma a través de los procesos de «moderación», deserción, desprendimiento, corrimiento o «traición» que se registran en las orillas ideológicas de izquierda y de derecha. Es decir, del castrismo tradicional o «fidelismo»; y del anticastrismo clásico.

En la transición española, que es más legible porque se trata de un proceso históricamente consumado, el «centro» se nutrió de una cadena de alienaciones: De Juan Carlos I respecto a Juan de Borbón Conde de Barcelona; de Suárez y Fraga respecto a Franco; de Santiago Carrillo respecto al comunismo y el republicanismo; de Felipe González respecto al obrerismo… Etc.

¿De dónde sale el «centro» cubano actual? Pues de alienaciones desde el Partido Comunista de Cuba, de la Unión de Jóvenes Comunistas, de la Fundación Nacional Cubano Americana, de la Brigada de Asalto 2506… Etc.

Una vez conformado (en o fuera del poder), el «centro» afronta por lo menos dos tipos de tensiones:

1-Las tensiones que se dan a su interior por las fuerzas que lo conforman. Disueltas (uniformizadas) políticamente pero recelosas y activas en la reconstrucción y limpieza del pasado histórico.

2-Las tensiones que tiene ese «centro» con las orillas o «extremos». Con los militantes que persisten en sus posiciones de «izquierdas» y «derechas».

Un evento curioso: Aunque el «centro» está espacial y políticamente más cerca de cada orilla que las orillas entre sí, ocasionalmente la izquierda y la derecha suelen guardarse más respeto mutuo que hacia dicho «centro».

Al cual por cierto acabarán aplastando; no en la transición a la democracia, pero sí en la democracia misma; ya madura y establecida. Porque como dijo un viejo amigo de Adolfo Suárez: cuando hubo libertad y la izquierda y la derecha no necesitaron disfrazarse de «centro» para sobrevivir, entonces se mostraron como eran y se deshicieron de nosotros (del «centro»). Ya no nos necesitaban.

Aunque el objetivo de este apunte no es particularizar en la situación cubana actual, una mirada ligera nos arroja como agrupaciones de «centro» a:

Cuba Study Group

-OnCuba

-Progreso Semanal

-#Cubanow

-Espacio Laical

-Partido Demócrata Cristiano

-Movimiento Democracia

(…)

Cualquiera puede preguntar, yo mismo me lo pregunto: ¿por qué en lugar de Partidos Políticos aparecen en esa pequeña lista tantas instituciones vinculadas con el periodismo? La razones son simples: por época, por inmadurez y por «señas de identidad». Porque lo que llamamos hoy «política cubana» es un exhibicionismo muy alejado de las cuestiones relacionadas con la toma o ejercicio del poder. Es algo más cercano a las tácticas publicitarias y propagandísticas de los verdaderos poderes en juego.

El «centro» cubano, en franca expansión en época de reformas raulistas, ha llegado (recuerden que por ahora en el tema cubano «política es edición») a medios de comunicación de la orilla izquierda como Granma, Cubadebate y Trabajadores. Teóricamente, se supone que estas publicaciones no serían zonas de confluencia centrista, pero como dije anteriormente, en las Lab-Transitions el centro tiene mucha versatilidad y capacidad para absorber partículas que se desprenden de las ideologías con contornos.