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Túnez

El cobarde y los gloriosos

Fuentes: Liberation

Traducido para Rebelión por Susana Merino

¡Desde hace veintitrés años Túnez estaba gobernada por un cobarde! Efectivamente, el grotesco sucesor del gran Bourguiba, policía en jefe de uno de los regímenes más feroces de la región, no era más que un miedoso que cuando el pueblo se rebeló tuvo que irse con la cola entre las piernas. ¡Viva Túnez libre! Con usual prudencia -¿vamos hacia la democracia, la anarquía o a otra dictadura?- podemos permitirnos, durante al menos una hora, estallar la alegría. Privado de sus sicarios, el tirano se desmoronó como una estatua de arena. Este régimen era de pacotilla y todos los que lo apoyaron en nombre de una «realpolitik» de imbéciles deberán explicar ahora por qué lo que consideraban un baluarte contra el islamismo se ha derrumbado como un castillo de naipes. Se huele un perfume a 1830 en esta caída de un fantoche derribado por imberbes, en una revolución a la francesa en el corazón del Maghreb, con tres gloriosos golpes desencadenados por Internet y por los militantes de los derechos humanos, un Carlos X de cabellos teñidos que se montó en un avión como antes se hacía en calesa.

Las lecciones de este histórico acontecimiento irán apareciendo poco a poco. Pero desde ya puede advertirse que el mundo árabe no se halla forzosamente condenado a un siniestro cara a cara entre fanatismo islámico y corruptas dictaduras; que el supuesto realismo de los que sostienen a los tiranos sólo persigue ciegos intereses, que las tierras del Islam pueden acoger los valores de la libertad, que la democracia que se considera en crisis, que se juzga falsa o deteriorada, que se dice solo patrimonio de los occidentales, puede inspirar todavía sacrificios y que habrá siempre en Túnez, como en Pekin o en Varsovia, hombres dispuestos a morir por la libertad.

Fuente: http://www.liberation.fr/monde/01012313875-le-lache-et-les-glorieux

rCR