Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Washington se ha convertido en un matadero en estos días, mientras políticos de todo el espectro político acuchillan el presupuesto. Someten a la cirugía docenas de programas sociales que suministran alimentos a mujeres y niños de bajos ingresos, ayuda energética a gente que no puede pagar sus cuentas de calefacción y atención sanitaria en los centros comunitarios.
En su redil de lujo, mientras tanto, el cerdo sagrado engorda y engorda. Para que la bestia descanse, nuestros políticos dan al monstruoso ser periódicos masajes manuales, como hacen los japoneses con sus legendarias terneras para los cortes estilo Kobe. Como resultado, el cerdo sagrado está bien «pertrechado» de grasa. Es un cerdo contento y feliz, y cuando excede el tamaño de su guarida, el gobierno simplemente le construye otra más grande y cada vez más lujosa. Pero en cuanto alguien, cualquiera, se acerca al redil con un implemento afilado, suenan las sirenas y se detiene al atacante.
El cerdo Pentágono está fuera de todo límite. Hemos diseñado toda una religión alrededor de su intocabilidad. Cuando el gobierno de EE.UU. casi tuvo que cerrar por el presupuesto de 2011, ambos partidos se pusieron de acuerdo para eximir al Pentágono de una congelación de los gastos y en realidad agregaron 5.000 millones de dólares al presupuesto base del año anterior. Para el presupuesto de 2012, el Pentágono también encara un viaje gratis, ya que se calcula que su presupuesto base aumentará un 15% hasta 2016.
El presidente Obama aparentemente rompió el tabú durante su discurso de la semana pasada sobre la crisis presupuestaria en la Universidad George Washington. Acercándose al sagrado cerdo Pentágono con un objeto afilado a la espalda, el presidente prometió recortar 400.000 millones de dólares en gastos de seguridad nacional. Las campanas de alarma sonaron cuando Obama profirió su amenaza. Sacó el implemento agudo que llevaba en su espalda para revelar… una lima de uñas.
En realidad el cerdo no tiene ningún motivo para preocuparse. El presidente, sabéis, ya prometió recortar esa suma durante un período de 12 años. «Estos recortes propuestos procederían de un presupuesto general de seguridad nacional de aproximadamente 1 billón [millón de millones] de dólares al año, lo que [también] incluye porciones de los presupuestos de Seguridad Interior, del Departamento de Estado, de los servicios de inteligencia, y otros», escribo en un artículo de opinión en el Christian Science Monitor. «Por lo tanto, el presente solo propone en efecto un recorte de un 3%, lo que significa que no afecta demasiado al Pentágono». Hay que comparar la propuesta de reducción anual de 33.000 millones con los 70 millones de dólares desperdiciados por el Pentágono de los que informa la Oficina de Contraloría del Gobierno.
EE.UU. es el mayor culpable de los gastos militares globales. El Instituto de Investigación Internacional de la Paz de Estocolmo anunció la semana pasada que el mundo estableció un nuevo y terrible récord: 1,63 billones de dólares en gastos militares globales. Como escribo en un artículo editorial en OtherWords, es el decimotercer año seguido en el que aumentan los gastos militares globales, y «EE.UU. fue responsable con un 94% del aumento global en gastos militares en 2010». En total EE.UU. es responsable de casi la mitad de todos los gastos militares globales. Nuestro cerdo sagrado es mayor que cualquier otro puerco engordado que ande por ahí.
Es imperativo, por lo tanto, que EE.UU. muestre el camino al enviar al cerdo a la tajadera. Incluso hay alguna evidencia de que el cerdo está dispuesto a arrastrarse hacia el cuchillo, por lo menos según un reciente ensayo escrito por dos miembros anónimos del Estado Mayor Conjunto. Argumentan que en lugar de dólares militares, la primera prioridad en la inversión estadounidense debería ser «capital intelectual y una infraestructura sustentable en la educación, la salud y los servicios sociales para asegurar el continuo desarrollo y crecimiento de la juventud de EE.UU.»
Por lo tanto el reciente discurso del presidente Obama fue un comienzo. Pero el presidente llegó un día demasiado tarde y con decenas de miles de millones de dólares de menos.
El día antes del discurso del presidente tuvo lugar el Día Global de Acción contra los Gastos Militares. El 12 de abril, gente de todo el mundo expresó su exasperación ante la cantidad de dinero que estamos desperdiciando en financiamiento militar. La gama de acciones fue inspiradora. Menciono solo un pequeño ejemplo.
La Fundación por la Paz en Barcelona produjo este breve y poderoso vídeo sobre los gastos militares en comparación con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los activistas distribuyeron volantes en estaciones del subterráneo en Medellín, Colombia. En Atenas, los manifestantes erigieron atractivos letreros e invitaron a los pasantes a indicar dónde gastarían el dinero del gobierno. La ONG japonesa Peace Boat atracó en las Filipinas, donde sobrevivientes de la bomba atómica realizaron eventos sobre los costes de la guerra con grupos locales. El movimiento australiano contra las bases produjo un vídeo sobre numerosos ciudadanos hablando con una sola voz. Frente a las oficinas de la ONU en Ginebra, el Buró Internacional por la Paz pensó creativamente con esta representación visual de las prioridades en los gastos mundiales. En Londres, la Campaña contra el Comercio de Armas, escenificó una muerte masiva sobre la escalinata del edificio del Tesoro. En el valle Lehigh en Pensilvania, los activistas hicieron una marcha por la paz en una comunidad devastada por los recortes en los gastos sociales. En Corvallis, Oregón, los Veteranos por la Paz se establecieron frente a la biblioteca, donde las horas de atención se han reducido por falta de financiamiento, y pidieron a la gente que indicara sus propias prioridades presupuestarias.
Y en Washington DC la lluvia se detuvo y salió el sol precisamente durante una hora que pasamos frente a la Casa Blanca, con poetas, toma de fotografías, y presentación de hechos. ¿Escuchó el presidente nuestro mensaje y decidió romper el tabú de hablar sobre recortes en los gastos militares el día siguiente? Tal vez nuestras súplicas fueron suficientemente poderosas como para persuadir a los dioses del tiempo. Y el alto representante de la ONU para asuntos de desarme publicó una declaración de apoyo.
En todo caso, el Escuchante en Jefe ha prometido repetidamente que prestará atención a lo que ocurre. Nuestra tarea es aumentar el volumen de nuestras demandas.
¡Que conozcan al cerdo sagrado!
Fuente: http://www.fpif.org/articles/
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