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Partidarios y detractores del presidente se dieron cita en la 'zona cero'

El ‘duelo’ de las dos Américas

Fuentes: El Mundo

Vestían de negro, por aquello del luto, pero llevaban en sus camisetas un mensaje así de explícito: «¡Investigad el 11-S!». Unos sonreían a su paso y les animaban a seguir en la brecha; otros les despachaban con gestos destemplados: «¡Llevaos vuestra mierda a otra parte, pandilla de lunáticos!». La jornada del quinto aniversario del 11-S […]

Vestían de negro, por aquello del luto, pero llevaban en sus camisetas un mensaje así de explícito: «¡Investigad el 11-S!». Unos sonreían a su paso y les animaban a seguir en la brecha; otros les despachaban con gestos destemplados: «¡Llevaos vuestra mierda a otra parte, pandilla de lunáticos!». La jornada del quinto aniversario del 11-S acabó en un duelo dialéctico. La policía tuvo que levantar vallas entre las dos Américas para que la cosa no llegara a mayores. Mientras sonaban de fondo los nombres de las víctimas, una pancarta roja denunciaba a los pies de la zona cero: «El régimen de Bush planeó el 11-S».

En otra pancarta itinerante se leía: «US did it» (Estados Unidos lo hizo). La más elocuente proclamaba: «Nuestro Gobierno ha sido secuestrado por una banda de ‘gángsters’ despiadados. El 11-S es sólo el principio. Párales ahora».

Allí se detuvo el sargento de los marines Leon Madden, con su uniforme intachable, para que quedara constancia de su protesta: «Yo también sospecho que el Gobierno pudo estar detrás. He servido durante seis meses en Irak y al volver me he dado cuenta de muchas cosas. Mi compromiso con el Ejército está a punto de expirar. Estoy aquí para expresar mi opinión».

«¡Podrían detenerte por traición!», le espeta otro marine que sólo da su nombre, Peter. Lleva la cabeza rapada y una camiseta roja donde puede leerse: «Operación Libertad Iraquí». Entre la turba, también de uniforme, se abre paso el soldado Lennon Batista, del Ejército de Tierra: «Le ofrezco mis respetos, pero permítame que le diga que hace usted un flaco favor a su uniforme y a la nación». El sargento Madden tiembla en posición de firmes bajo la pancarta anti-Bush, pero allí se queda 20 minutos, posando para la posterioridad, capeando el vendaval de elogios («¡valiente!») e insultos («¡vergüenza»!).

Los aledaños de la zona cero fueron ayer el ágora de ese país dividido e «indivisible». Desde Arizona vino Jeanette Emory, 54 años, afiliada al grupo 9/11 Truth, repartiendo vídeos gratuitos de Loose Change, la película que cuestiona la verdad oficial del 11-S.

«Se gastaron cinco veces más dinero en investigar el caso Lewinsky que en investigar el 11-S», se lamenta Emory. «Hicieron todo lo posible por ocultar la verdad, pero los hechos están aflorando. Engañaron a la gente y engañaron sobre todo a los familiares de las víctimas. Por ellos estamos aquí, para que se abra una comisión verdaderamente independiente».

Los voluntarios de negro fueron bastante más visibles que los soldados del Comité de América Unida, representados por gente como Pamela Hall, que les hace frente con una pancarta casera: «Apoya nuestras tropas, apoya al país».

«Estamos en guerra con los fascistas islámicos, por más que esta gente quiera cerrar los ojos», se lamenta Pamela. «Están en este país, en Gran Bretaña, en España… Quieren hacerse con el poder y arrebatarnos nuestras libertades. La única manera de ganarles es llevar la guerra a donde están».

Ajeno a los combates dialécticos, Germano Riviera, 55 años, sefardí, agita en silencio «la bandera del honor», con los nombres grabados de todos los fallecidos el 11-S. «A éste lo encontré yo: Joseph Zacoli», recuerda. «Yo trabaja en una joyería, en John’s Street, y pasé cuatro días como voluntario de rescate. Mi esperanza era encontrar alguien con vida, pero sólo saqué cadáveres».

Unos tocan los tambores de la paz, otros hacen collares con palomas, otros se asoman a la fosa y no pueden contener las lágrimas. Antes de dejar la zona cero, una advertencia anónima, pegada a las farolas: «Llama a la gente que quieres y díselo, en memoria de los que lo hicieron el 11-S».