Donald Trump no desaparecerá del escenario político nacional
“Miente, miente, miente, que algo quedará, mientras más grande sea una mentira más gente la creerá”. Esta idea fue afirmada por Joseph Goebbles en los años de la II Guerra Mundial cuando ejercía como Ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del gobierno hitlerista alemán. Tal parece que hoy la estamos viviendo, leyendo y oyendo producto de la propaganda diaria en sus tuits y declaraciones públicas del presidente estadounidense Donald Trump.
Miente, miente, miente que algo quedará, como mantuviera Goebbles ,“I WON” (GANÉ), “I CONCEDE NOTHING” (NO CONCEDO NADA), y así lo hace en sus tuits continuamente Donald Trump, mintiendo, mintiendo y mintiendo… mientras más grande sea una mentira más gente la creerá… Así ha sido hasta ahora en estos tiempos, que ya nos parecen interminables, después de los resultados evidentes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos el pasado 3 de noviembre.
No importa que Biden haya obtenido más de 79 millones de votos, 6 millones más votos más que Trump, (lo derrotó, hasta este momento, por 4 puntos porcentuales, 51% a 47%). No importa que Biden haya obtenido un determinante resultado de 306 votos electorales (compromisarios) contra 232 votos electorales que Trump obtuviera en ese vetusto y antidemocrático sistema que hace a un candidato presidente de la república cuando obtiene los 270 votos electorales requeridos por la Constitución federal. 306 votos electorales el mismo número de votos electorales con que Donald Trump ganó las pasadas elecciones presidenciales, a pesar de haber sido derrotado por 3 millones de votos –votos reales, los de los ciudadanos estadounidenses- por su contrincante demócrata Hillary Clinton.
A pesar que las cifras demuestran que Trump perdió las elecciones, a pesar de que los minuciosos recuentos de los votos emitidos confirman la derrota electoral de Trump, millones de personas en este país siguen creyendo a Trump, y lo más terrible aún, es que seguirán creyendo a Trump; como millones de alemanes siguieron creyendo y apoyando a Hitler, jefe de Goebbles, durante el régimen del III Reich.
Nada de esto es nuevo en las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Es así desde las elecciones presidenciales de 1824, tanto años en el pasado; aunque durante las últimas décadas ha existido un virtual consenso bipartidista – entre los partidos hegemónicos- el Republicano y el Demócrata- para no poner en riesgo el sistema político existente en Estados Unidos, no deslegitimarlo, como lo está haciendo de manera escandalosa Donald Trump.
¿Por qué lo está haciendo el señor Trump? ¿Por gusto? ¿Porque tiene un trastorno narcisista infantil de su personalidad como algunos afirman? Y si así fuere, además de ser por muchas otras razones que ha demostrado a todos durante sus cuatro años de desgobierno, específicamente durante el periodo de la pandemia que nos azota cuyas terribles consecuencias — más de 250 mil muertes y 11 millones de infectados, más de un millón de infectados en la última semana solamente—y que en gran medida son responsabilidad de las decisiones ineptas del desgobierno de Donald Trump, me lleva a preguntarme ¿cómo es posible que una persona como Trump haya llegado a ser presidente de este país?
Sabrá Dios porqué Trump está haciendo lo que hace. Pero propongo lo siguiente. Trump ha sido derrotado en su aspiración presidencial. Vamos a asumir que él, contra todos los pronósticos, está convencido que sería reelecto presidente, y que, trastornado, entonces, rumiando en su presente y su futuro, ya está alimentando sus posibilidades a la presidencia para dentro de cuatro años. A su favor tiene que son más de 73 millones de personas que votaron por él. Son muchos votos. Tantos que los dirigentes del partido republicano están aterrados a contradecirlo. No se atreven ni se atreverán.
Muchos son los peligros que amenazan a Trump durante los próximos meses y años en los tribunales de justicia por sus trampas relacionadas a sus finanzas. Esto probablemente sería así, si Trump no contribuyera más al caos que le dejará al nuevo presidente si se decidiera a utilizar el perdón presidencial –derecho constitucional ilimitado de tufo monárquico — para perdonarse a sí mismo de cualquier o todos los delitos posibles. Ningún presidente lo hecho anteriormente, ni Richard Nixon, aunque Trump lo podría hacer…
Su destitución de altos funcionarios del sector militar y de la inteligencia es muy preocupante. Siembra el temor y la desconfianza entre la población, lo cual es ciertamente su objetivo.
Fomentar el caos y la incertidumbre hasta más no poder para hacer la labor del nuevo presidente lo más difícil posible. Sus muchos recursos ante los tribunales para intentar complicar o, inclusive nulificar, los resultados electorales son muestras adicionales de esta intención maléfica.
Biden encuentra a un país dividido, un Congreso prácticamente en manos de los conservadores, y la presencia amenazadora de Donald Trump siempre mintiendo y enmarañando para fomentar la confusión, el desorden y el desbarajuste intentando establecer la ilegitimidad del nuevo gobierno.
Creando las condiciones óptimas para establecer el caos, para nutrir sus ambiciones e intereses. Donald Trump no desaparecerá del escenario político nacional, lo tendremos presente, mintiendo, mintiendo, mintiendo…
Andrés Gómez: director Areito digital