Un incendio en una plataforma petrolera en el Golfo de México, propiedad de Mariner Energy, volvió a poner a EE.UU. en alerta ante la posibilidad de un nuevo derrame en las mismas aguas del vertido de BP, el mayor de la historia del país. La plataforma accidentada hoy se encuentra al oeste de la Deepwater […]
Un incendio en una plataforma petrolera en el Golfo de México, propiedad de Mariner Energy, volvió a poner a EE.UU. en alerta ante la posibilidad de un nuevo derrame en las mismas aguas del vertido de BP, el mayor de la historia del país. La plataforma accidentada hoy se encuentra al oeste de la Deepwater Horizon, gestionada por BP, donde una explosión provocó en abril la muerte de once operarios y, tras su hundimiento dos días después, una fuga de petróleo en un pozo. En un principio, las autoridades informaron de la presencia de una mancha alargada de cerca de 1.600 metros, pero posteriormente rectificaron esta información. Un portavoz de la Guardia Costera de EE.UU., Peter Troedsson, dijo en una rueda de prensa televisada por CNN que la información inicial surgió de la propia empresa, pero que los barcos en la zona no han podido confirmar los restos de petróleo.
«No hemos podido visualizarlos y seguimos vigilando. Pero estamos listos para responder si cualquier mancha aparece visible o algo cambia», señaló desde Nueva Orleans (Luisiana).
Además, anunció que el fuego en las instalaciones fue extinguido y una investigación sigue en marcha para esclarecer los hechos.
Las trece personas que se encontraban en las instalaciones saltaron al agua tras producirse un fuego que aparentemente fue provocado por una explosión.
Los afectados fueron encontrados juntos con trajes especiales para protegerse de hipotermias y, posteriormente, fueron evacuados por el barco Crystal Clear a una plataforma cercana y después a un hospital en tierra firme.
Uno de ellos resultó herido, según dijo a CNN el portavoz de la Guardia Costera, Bill Colclough.
Esta plataforma, llamada Vermilion Oil Rig 380, está a unos 160 kilómetros al sur de la costa central de Luisiana. Su propietaria, Mariner Energy, es una empresa de gas y petróleo con sede en Houston (Texas).
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, informó en una rueda de prensa que el pozo de la plataforma de Mariner Energy «no está activo», algo que confirmó a CNN un portavoz de la empresa, Patrick Cassady.
En concreto, Cassady dijo que «no hay operaciones de perforación» en esa plataforma, de la que dependen siete pozos petrolíferos y que está a unos 100 metros sobre el agua.
La «poco profundidad» de las aguas sobre las que se encuentra fue también destacada por Gibbs, ya que la plataforma gestionada por BP estaba a unos 1.500 metros, uno de los principales obstáculos para las tareas para frenar el derrame.
«Me han informado de que la profundidad del agua es de unos 100 metros. Esta no es una instalación de aguas profundas», remarcó el portavoz gubernamental.
El Gobierno estadounidense está preparado para responder contra una posible contaminación de las aguas, con los recursos «listos» para actuar, dijo Gibbs.
El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, que ha seguido de cerca durante los últimos meses las tareas del limpieza del vertido de BP, compareció en una rueda de prensa para informar sobre las operaciones de emergencia.
Según manifestó, los trabajadores «pararon la producción» de petróleo, una acción que valoró como «un muy importante paso» para evitar catástrofes mayores.
La plataforma no estaba en esos momentos extrayendo petróleo o gas y las autoridades no han podido determinar las causas y circunstancias del incidente.
La Guardia Costera recibió las primeras informaciones de una explosión en la plataforma sobre las 14.30 GMT y desplazó al lugar nueve helicópteros de rescate procedentes de Nueva Orleans y Houston, una avioneta de Alabama y cuatro barcos.
Según la página electrónica de la empresa, Mariner Energy está entre las más grandes compañías independientes de gas y petróleo que operan en el Golfo de México y, a finales de 2009, participaba en más de 35 proyectos en aguas profundas, de los que operaba más de la mitad.
Tras conocerse el incidente, la cotización de sus acciones en la Bolsa de Nueva York cayeron un 5%, si bien poco antes del cierre retrocedían un 2,53 por ciento.
El incidente se produce en medio del debate sobre los riesgos de extraer petróleo en aguas profundas, unos peligros que han sido evaluados por el Congreso y el Gobierno desde que se produjo el derrame de BP.
La Casa Blanca emitió a finales de mayo una moratoria contra las perforaciones a raíz de ese vertido, pero un juez la declaró nula en junio.
Sin embargo, el Departamento del Interior impuso en julio una nueva moratoria, suspendiendo esas perforaciones petroleras hasta el 30 de noviembre.