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Entrevista con Noam Chomsky

«El Partido Republicano tiene una máquina de difamación altamente eficiente que pondrá a trabajar cuando sea elegido el candidato demócrata»

Fuentes: El Espectador

Noam Chomsky es uno de los analistas más críticos de la política estadounidense. Autor de varios libros sobre las políticas de Estados Unidos en el mundo, este profesor norteamericano se califica como «un defensor de las causas perdidas». Desde su oficina del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el profesor emérito habló con El Espectador y […]

Noam Chomsky es uno de los analistas más críticos de la política estadounidense. Autor de varios libros sobre las políticas de Estados Unidos en el mundo, este profesor norteamericano se califica como «un defensor de las causas perdidas». Desde su oficina del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el profesor emérito habló con El Espectador y explicó por qué John McCain será el próximo presidente de EU, las razones por las que no se puede llevar a cabo el acuerdo humanitario en Colombia y el temor que despiertan en Washington los cambios que se están dando en América Latina.

El próximo mes de noviembre, George W. Bush deja la presidencia. ¿Cuál cree usted que será su legado?

Su legado será el de haber destruido cada cosa que toca. En los temas internacionales creó una increíble catástrofe en Irak y dañó la imagen de Estados Unidos en el mundo. Además, sus políticas domésticas, las más dañinas desde la Segunda Guerra Mundial, nos han llevado a un descalabro económico de enormes proporciones.

¿Es Bush, como dicen muchos analistas, el peor presidente en la historia de los Estados Unidos?

Sí, yo pensaría eso.

¿Cuál fue su peor acción?

Irak, sin duda. El país es la peor tragedia de este siglo. La invasión destrozó el país, es una catástrofe. Su estrategia, que tanto defiende, es crear una serie de «señores de la guerra» que controlan pequeños territorios pero que en el futuro terminarán en guerra los unos con los otros. Bush es un total desastre que ha conducido a un enorme incremento del terrorismo.

¿Cuándo cree que se acabe este desangre en Irak?

Pienso como John McCain, próximo presidente de Estados Unidos, quien asegura que esto tomará cien años. Los candidatos demócratas hablan de retirar tropas pero con muchas calificaciones y reservas. Además, si miramos lo que están haciendo el Gobierno y el Congreso el fin no estaría tan cerca: se están construyendo enormes bases en Irak, tal vez las más grandes del mundo, y eso no lo hacen para desmantelarlo después.

¿Pero para qué permanecer en Irak si la guerra se está perdiendo?

Irak no habría sido invadida si no fuera un gran premio, y eso es lo que es, ya que tiene las segundas reservas más grandes de petróleo en el mundo. Está en la mitad de los principales países productores de petróleo en el mundo. George Bush ha sido muy claro en afirmar que no habrá limitaciones a las acciones militares norteamericanas en Irak, mientras que sostiene que la economía iraquí debe estar abierta a la inversión extranjera, privilegiando las inversiones norteamericanas. Ha sido muy franco. Vamos a ver qué hace su sucesor.

A propósito de las elecciones, ¿a quién le teme más el electorado: a un negro o a una mujer en la Casa Blanca?

¿Qué tal un oficial militar, que es la tercera opción? Es muy difícil de decir. Mi especulación es que McCain probablemente ganará. La razón es que el Partido Republicano tiene una máquina de difamación altamente eficiente y muy profesional, que todavía no ha puesto a trabajar. Pero apenas uno de los dos candidatos sea elegido, pondrá en marcha estas estrategias, que serán muy efectivas.

¿Eso fue lo que pasó en las últimas elecciones, cuando todos apostaban a que Bush sería derrotado?

Sí. En las elecciones de 2004 había dos candidatos. Bush, que había evitado el servicio militar en Vietnam, y Kerry, que sí estuvo en el ejército, luchó en las zonas más peligrosas y ganó medallas de honor por valentía. ¿Cómo terminó la historia? Una vez los republicanos pusieron en marcha su maquinaria de difamación, Kerry fue retratado como el candidato menos patriótico y Bush fue retratado como un héroe militar.

¿Y dónde queda el fenómeno Obama? Muchos le apuestan a él como el próximo Presidente.

Cuando el Partido Republicano realice sus enormes operaciones de difamación, basadas en mentiras, veremos qué tan efectivo es.

¿Cómo funcionaría esto con Hillary Clinton?

Bueno, hay toda una maquinaria de odio hacia Clinton que ya está funcionando. Se habla de muchos crímenes durante la administración Clinton. Ella está en los rankings de las personas menos queridas en el país, como resultado de 10 años de villanización y mentiras. Es una maquinaria muy eficiente.

¿Cómo evalúa usted la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica?

R. Bueno, si mira las encuestas en la región, el disgusto frente a los Estados Unidos y sus políticas se ha incrementado notablemente durante los años de Bush. Tanto su administración, como los líderes políticos de ambos partidos, están profundamente preocupados por lo que se está desarrollando en Latinoamérica. Colombia es una excepción.

¿En qué falla esencialmente la estrategia estadounidense en América Latina?

EEUU dio por sentado durante mucho tiempo que dominaría y controlaría Latinoamérica: sus recursos, la inversión, sus gobiernos, entre otras. De hecho, un principio clave de la política de EU es que si «no se puede controlar Latinoamérica, ¿cómo se controlará el resto del mundo?». Pues bueno, Latinoamérica está fuera de control, por primera vez. Hay una tendencia hacia la integración de Latinoamérica: Banco de Sur, las reuniones de Cochabamba, donde los líderes de Latinoamérica discutieron una unión del tipo de la Unión Europea, y el Mercosur, entre otros. Estas jugadas son nuevas en la historia del continente.

¿Hacia dónde va Latinoamérica con todos estos cambios?

Por primera vez, la mayoría del continente está empezando a tomar cartas en sus graves problemas internos y estos desarrollos son muy preocupantes para Estados Unidos. En el pasado habían sido capaces de contenerlos con dos métodos: el primero era la violencia, y el otro, la estrangulación económica. Colombia es un buen ejemplo de la violencia: en 1962 Kennedy envió a Colombia una misión de fuerzas especiales para aconsejar a las Fuerzas Militares colombianas, y el consejo era que había que controlar a la población a través del terror paramilitar. Bueno, pues eso cambió la naturaleza de los militares colombianos. Y aunque Colombia ya era una sociedad violenta, no tengo qué explicar qué pasó desde entonces. El consejo fue tomado, con consecuencias horripilantes. Pero ya no es tan fácil utilizar la violencia para derrocar gobiernos e instalar dictaduras. La última vez que lo intentaron fue en Venezuela en 2002, pero no funcionó, en parte por la fuerte oposición efectuada en Latinoamérica.

Se ha especulado sobre la participación de Estados Unidos en el operativo que dio de baja a «Raúl Reyes». ¿Hay evidencias que confirmen esta hipótesis?

Se refiere al asesinato de Reyes… No tenemos evidencias, pero es una sospecha muy razonable. Recuerde cuándo y quién fue asesinado. Ellos mataron a una persona que era central en las negociaciones del intercambio de rehenes y quien era el más involucrado en una potencial negociación.

No se necesita un genio para entender qué significa eso: Colombia y Estados Unidos no quieren permitir el intercambio de rehenes, y no quieren la diplomacia y la negociación. El momento en que se da también es interesante, ya que el operativo se realiza inmediatamente antes de que se realizara una protesta contra el terror paramilitar en Colombia. Es difícil evitar conjeturar conclusiones partiendo de estos hechos.

¿Ve alguna posibilidad de que Íngrid Betancourt o los tres norteamericanos sean liberados?

Hay posibilidades, pero la muerte de Reyes las reduce significativamente. Presumo que fue planeada con este propósito, dado que las consecuencias son obvias. La persona a la que mataron era central para las negociaciones.

¿Por qué ha sido tan pasivo George Bush a la hora de buscar una salida negociada para liberar a los tres norteamericanos?

No ha sido pasivo. Ha sido activo en la medida en que se ha opuesto a ello. Su administración, como sus predecesores, han brindado una cantidad enorme de ayuda militar a Colombia, la segunda más grande en el mundo. Las negociaciones son vergonzosas para los Estados Unidos. A ellos les gustaría ver una solución militar, antes que una solución diplomática.

¿Cómo evalúa usted el papel de Chávez en las negociaciones?

Él estaba en el centro de la negociación. Hay mucho que se le podría criticar en términos de su estilo, pero el hecho es que estaba ocupando indudablemente el rol de iniciar las negociaciones. Tiene plenos contactos con las Farc y relaciones con Colombia, así que es el mediador más obvio. La gente puede controvertir frente a la manera en la que él llevó a cabo el proceso, pero su papel es incontrovertible.

Precisamente por su estilo, ¿no se convierte Chávez en un peligro regional?

Por supuesto que Venezuela es una amenaza, pero es una amenaza al modelo de desarrollo y, debido a sus jugadas, apuesta hacia la integración de la región. Brasil no considera a Venezuela una amenaza, de hecho tienen muy buenas relaciones.

Colombia, por el contrario, no tiene muy buenas relaciones con los vecinos. ¿No tiene que ver la relación especial con Estados Unidos?

Sí, pero sumado con sus propios problemas internos. No tengo que decirle que la historia violenta de Colombia se remonta cien años atrás.

¿Cómo evalúa usted la política exterior de Álvaro Uribe?

¿Política exterior?

Sí.

R. ¿En Colombia?

Sí.

La política exterior colombiana es, en su mayoría, dependiente del poder norteamericano.