Traducido para Rebelión por Germán Leyens
La venta de armas solía ser un negocio despiadado. Con una política en la que no se hacían preguntas, ha conducido en el pasado a la venta de armas para apoyar conflictos africanos, llevando a que Angola, Somalia, la República Centroafricana, y la República Democrática del Congo estén inundados de rifles semiautomáticos AK-47 y muy poco más.
Actualmente los fabricantes de armas de alta tecnología gozan de ventas récord. El Informe de Ayuda Militar del Departamento de Estado declaró que aprobó embarques de armas por 44.280 millones de dólares a 173 naciones en el último año fiscal. Entre los más controvertidos se encuentran los planes del Departamento de Defensa de vender a Arabia Saudí 6.800 millones de dólares y a los Emiratos Árabes Unidos 4.000 millones en armamento de alta tecnología, incluyendo misiles crucero lanzados desde el aire y municiones de precisión. El problema es ¿quién ha preguntado a dónde llegarán finalmente esas armas?
Boeing Co. (BA) y Raytheon Co. (RTN) recibieron un mensaje de apoyo del gobierno de Obama para cerrar los tratos con esos dos cercanos aliados en Medio Oriente.
Este negocio histórico representará las primeras ventas estadounidenses de nuevas armas Raytheon y Boeing que pueden ser lanzadas a distancia desde cazas F-15 saudíes y F-16 de los E.A.U. Pero solo es una parte de la lista de compras militares de Arabia Saudí.
El reino saudí también está comprando el Expanded-Response Standoff Land Attack Missile de Boeing y el Joint Standoff Weapon de Raytheon, que pueden alcanzar instalaciones de defensa antiaérea y de radar desde fuera del alcance de los sistemas antiaéreos del enemigo. La Armada Real Saudí está adquiriendo misiles Boeing, un derivado del misil Harpoon contra barcos, que pueden ser lanzados desde más de 250 kilómetros de un objetivo y ser redirigidos en vuelo. ¿Con un pedido tan grande debería cuestionar EE.UU. la necesidad para este arsenal militar?
El trato fue cerrado primero por el secretario de Defensa Chuck Hagel en abril y dentro de este mes el Congreso decidirá si será aprobado. Ante la preocupación del Congreso por la creación y seguridad de puestos de trabajo, hasta ahora ha habido poco debate sobre la ética de las ventas de armas y si el país que compra armas podrá venderlas a otros países que están involucrados en conflictos.
EE.UU. vende armas a Arabia Saudí, ¿pero quién compra armas saudíes?
Arabia Saudí fue el décimo importador de armas por su tamaño del mundo en 2008-2012, y se espera que esto cambie hasta 2017, cuando estará entre los cinco mayores si los pedidos pendientes son completados. Con este aumento del poder de fuego algunos comentaristas consideran nerviosamente la influencia de Arabia Saudí en la guerra civil siria y también sus tensas relaciones con Irán.
Durante el verano, Arabia Saudí comenzó a enviar fusiles a Jordania, y a realizar entrenamiento militar, en apoyo a grupos rebeldes dirigidos por los saudíes que cruzan la frontera hacia el sur de Siria. El papel de Jordania como conducto para armas saudíes ha tenido un efecto adverso en su población. La creciente cantidad de fusiles que circula en Jordania contribuye a más conflictos con los campos de refugiados y las regiones en las que se encuentran.
Aprovechando plenamente la tensión, los rebeldes sirios operan utilizando el campo de refugiados Zaatari en Jordania para reclutar combatientes. Los campos de entrenamiento de los rebeldes han puesto a los funcionarios jordanos y de la ONU que dirigen el campo en una posición delicada. Preocupada de aumentar aún más las tensiones con el gobierno en Siria, Jordania ha tratado de ocultar su apoyo a los rebeldes, desmintiendo oficialmente que tenga lugar en su suelo algún entrenamiento de combatientes contra Asad, aunque tanto funcionarios jordanos como estadounidenses han reconocido que existe.
La influencia de Arabia Saudí en el paisaje político en Medio Oriente es considerable. Ayudó a derrocar al primer ministro egipcio Mursi, y actualmente suministra entrenamiento al gobierno militar interino. Ante la nerviosidad que ya existe en el mundo sobre los resultados de los conflictos sirio y egipcio, ¿debería EE.UU. realizar un negocio de armas por 10.800 millones de dólares con Arabia Saudí?
¿Funciona el Tratado sobre el Comercio de Armas de las Naciones Unidas?
El Tratado sobre el Comercio de Armas de las Naciones Unidas ha estado presionando por más transparencia y mayor rendición de cuentas en ventas de armas por gobiernos. El secretario de Estado John Kerry desafió las objeciones del Congreso y firmó el tratado en Nueva York.
El tratado establece estándares para el comercio global en armas convencionales, con el objetivo de impedir que tales armas sean vendidas a los que las utilizarían para cometer genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. A pesar de las buenas intenciones de este tratado, EE.UU. sigue suministrando armas a Siria e Iraq.
Desde 2006, Iraq ha caído en el desorden social y económico, y fuerzas de al Qaida dominan ciertas regiones.
Matt Olsen, director del Centro Nacional de Contraterrorismo, habló en la audiencia del Comité del Senado sobre amenazas de terrorismo contra EE.UU. Advirtió de la creciente amenaza que plantea al Qaida en Iraq, destacando el aumento de la cantidad de ataques durante este año.
«El grupo aprovecha crecientemente el ambiente permisivo de la seguridad en Iraq, para recolectar fondos, planificar y entrenar para ataques», dijo Olsen.
No obstante el Pentágono trata de asegurar un baluarte militar para contener la guerra civil siria utilizando Iraq como base. Propuso enviar 2.700 millones de dólares en armas a Iraq, a pesar de que el país se encuentra al borde de la guerra civil.
«Este potencial dará a Iraq la capacidad de contribuir a defensas aéreas regionales, reducirá su vulnerabilidad a ataques aéreos y también realzará la interoperabilidad entre el gobierno de Iraq, EE.UU., y otros aliados», dijo el Pentágono en una declaración.
Defensores de los derechos humanos están presionando por controles más estrictos de la venta de armas, y también para que EE.UU. se ajuste a las leyes sobre el comercio con países que practican abusos de los derechos humanos o genocidio.
La Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado cita lo siguiente sobre India: «Los problemas más significativos de derechos humanos son abusos de la policía y las fuerzas de seguridad, incluyendo asesinatos extrajudiciales, tortura y violaciones; corrupción generalizada a todos los niveles del gobierno; y violencia separatista, insurgente y social. Otros problemas de derechos humanos incluyen desapariciones, malas condiciones carcelarias que a menudo ponen vidas en peligro, arrestos y detenciones arbitrarias, y largas detenciones preventivas.»
Pero a pesar de todo EE.UU. permite ventas de armas a India. Según la ley, los exportadores de armas no tienen que ajustarse a la evaluación de los derechos humanos del Departamento de Estado. En su lugar, las compañías pueden optar por utilizar la «Ley Leahy», titulada por el senador Patrick Leahy (demócrata de Vermont), que fue aprobada en 1997 y prohíbe la ayuda estadounidense a específicas unidades militares y policiales que son consideradas responsables de abusos de los derechos humanos.
Pero esta ley solo cubre ventas directas de gobierno a gobierno supervisadas por el Pentágono, y permite ventas de exportación comerciales que no tienen que ver con el Departamento de Defensa, aprobadas por el Departamento de Estado. Por lo tanto, este año el Departamento de Defensa vendió 34.800 millones de dólares en ventas directas de gobierno a gobierno cubiertas por la Ley Leahy, pero 44.280 millones de dólares en ventas autorizadas por el Departamento de Estado no están cubiertas.
Adotei Akwei, director de los esfuerzos de relaciones con el gobierno de Amnistía Internacional, dijo: «En todos esos países, se necesita un proceso mucho más riguroso para descubrir a dónde van esas armas y cómo están siendo utilizadas. A pesar de que el Departamento de Estado de EE.UU. identifica problemas, vemos una y otra vez que estas ventas tienen lugar. Hay muchos ejemplos de desconexión entre la identificación de los abusos y las ventas.»
Jo Erickson es periodista investigativa y productora de Mint Press especializada en la justicia criminal y social así como en política. Trabajó como Productora de Noticias y Temas de Actualidad de la BBC e informó sobre asuntos africanos y derechos humanos. Ha publicado en The Guardian, The Daily Mirror y varias publicaciones británicas. Ha trabajado como periodista encubierta y filmó documentales para la BBC denunciando crimen y terrorismo. Para contactos: [email protected]