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América Latina no quiere más Bush

El porcentaje con opiniones negativas sobre EEUU se duplicó en los tres últimos años

Fuentes: IPS

«Fuera Bush» es una frase frecuente en marchas callejeras, carteles y pintadas por toda América Latina. Hoy, con elecciones presidenciales estadounidenses en puerta, la consigna se hace deseo mayoritario de políticos, intelectuales e incluso gobernantes de la región

Desde la asunción de Bush en 2001, el porcentaje de personas con opiniones negativas sobre Estados Unidos en América Latina y el Caribe se duplicó en los últimos tres años entre los encuestados por la empresa Latinbarómetro, con sede en Chile.

En una encuesta mundial de la firma Toronto Globe Scan y la estadounidense Universidad de Maryland sobre la elección del 2 de noviembre, 42,5 por ciento de los consultados en nueve países latinoamericanos se inclinaron por John Kerry, del Partido Demócrata, y sólo 19 por ciento por la reelección de Bush, del Partido Republicano.

Un antecedente del rechazo a la figura de Bush se registró en marzo, cuando miles de manifestantes de la región se volcaron a las calles de América Latina para expresar repudio a ese mandatario y su invasión a Iraq, que ese mes cumplió un año.

Un triunfo de Kerry no cambiará mucho las políticas actuales de Washington hacia la región, alegan algunos observadores, y otros temen incluso que éstas empeoren.

«Cualquier cosa es mejor que Bush. Pensamos que Bush es un fanático, un fundamentalista, que cree que habla con Dios. Es un peligro y hemos sentido el mordisco en carne propia», dijo a IPS en Venezuela el historiador Samuel Moncada, cercano al gobierno del presidente Hugo Chávez.

La relación entre Caracas y Washington ha sido muy áspera desde la asunción de Bush, a quien Chávez acusa de confabulaciones para derrocarlo y llegó a calificar públicamente de «pendejo».

El presidente de Venezuela ha expresado abiertamente su deseo de que Kerry derrote a la «extrema derecha republicana», apartándose de las formas propias de la diplomacia que predominan entre los gobiernos de la región.

En Argentina puede percibirse, de todos modos, una preferencia gubernamental por Kerry, expresada en la asistencia de la senadora Cristina Fernández, esposa del presidente Néstor Kirchner, a la convención del Partido Demócrata que definió formalmente su postulación.

De todos modos, el canciller argentino Rafael Bielsa opinó que en la actualidad su país «no es prioritario para Estados Unidos».

En Cuba, donde el gobierno de Fidel Castro considera a Bush un tirano mundial, el presidente de la Asamblea del Poder Popular, Ricardo Alarcón, sostuvo que su país no espera cambios en la política estadounidense, gane quien gane las elecciones de noviembre.

Kerry «habla de mantener el bloqueo y la presión (contra Cuba), la misma posición aunque con una retórica quizás menos agresiva» que Bush, alegó.

Bush y su adversario han coincidido en que el bloqueo debe mantenerse hasta que caiga Castro.

En cuanto al impacto que pueda tener la elección en América Latina, Alarcón señaló que no lo sabe, «porque es un tema totalmente ausente del debate en Estados Unidos».

Washington está demasiado inmerso en la «guerra contra el terrorismo» lanzada por Bush «para estarse preocupando por países que después de todo nunca les han interesado», afirmó.

Esteban Morales, del Centro de Estudios sobre Estados Unidos, dependiente de la Universidad de La Habana, opinó que si Cuba ha sobrevivido al gobierno de Bush, «que se propuso recrudecer al máximo su agresividad, en un futuro, suceda lo que suceda, lo único que podrá esperar dicha política es caer en una crisis definitiva».

La legisladora brasileña María José da Conceiçao, vicepresidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, dijo a IPS que prefiere a Kerry porque el Partido Demócrata es «más abierto en derechos humanos y ambiente», lo que favorece la democracia en todas partes, incluso en América Latina.

Además, un Bush reelegido saldría «más reforzado de las elecciones y más belicista, avanzando en la prepotencia», arguyó.

«La gran mayoría de los parlamentarios brasileños, incluyendo muchos conservadores, prefiere a Kerry, es anti Bush», aseguró Da Conceiçao, del gobernante Partido de los Trabajadores.

De todos modos, «la política externa de los demócratas no es muy distinta de la de los republicanos, y en comercio exterior son incluso más proteccionista», apuntó.

El diplomático mexicano Adolfo Aguilar, ex representante de su país ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, consideró difícil y aun inconveniente tomar partido, pues ninguno de los grandes partidos estadounidenses tiene una visión a largo plazo y consistente sobre América Latina.

En escasas declaraciones sobre estrategia en relación con América Latina, tanto Bush como Kerry han sido bastante generales.

Bush promete continuar impulsando el libre comercio en y con la región, bajo un modelo resistido en países como Brasil, Argentina y Venezuela, donde los gobiernos dicen que Washington no tiene en cuenta las diferencias de desarrollo que existen en el continente americano.

Kerry acusa a Bush de llevar una política «monotemática» de libre comercio hacia los vecinos del sur, y ha prometido evaluar los tratados que se negocian en la materia «para asegurar que den beneficios, creen empleos e incluyan fuertes protecciones laborales y para el ambiente».

También sostiene que hay que devolver a la mesa de negociación el acuerdo de libre comercio de Estados Unidos con Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, firmado en mayo pero aún pendiente de aprobación legislativa por parte de los socios.

El candidato demócrata asegura que haría lo mismo con el Area de Libre Comercio de las Americas, un proyecto de 34 países impulsado por Washington y que se aspira a poner en marcha en 2005

Como presidente, ayudaré a construir una nueva y más amplia «Comunidad de las Américas (…) donde los vecinos cuiden a sus vecinos», proclamó.

«En lugar de ser un buen vecino, el presidente (Bush) ha ignorado una gran variedad de enfermedades, incluyendo las crisis políticas y financieras», como las que han vivido los últimos años Argentina, Bolivia, Haití y Venezuela, acusó Kerry.

El promete, en cambio, crear un «Consejo para la Democracia» que ayude a la Organización de Estados Americanos a «resolver las crisis antes de que el orden se vea amenazado y la sangre sea derramada»; y asegura que financiará programas para promover la democracia en América Latina.

Matías Machado, experto mexicano en comercio internacional, dijo a IPS que las posiciones de Kerry y su equipo sobre comercio parecen ser altamente proteccionistas, aunque «habrá que ver cómo aterrizan si llega a la presidencia».

El analista chileno Eduardo Moraga sostuvo que un triunfo de Kerry afectaría a todos los países que comercian con Estados Unidos, pues se revisarían minuciosamente todos los acuerdos firmados por Bush.

No se prevé, sin embargo, que eso afecte el tratado que Santiago tiene vigente con Washington.

José Morandé, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, adujo que ese instrumento es uno de los pocos gestos realizados por Estados Unidos hacia América Latina durante el gobierno de Bush, y que Kerry «no va a comprar un problema» con la región cuestionándolo.

John Edwards, el candidato a la vicepresidencia que acompaña a Kerry, ha sido como parlamentario un opositor acérrimo a la firma de acuerdos comerciales con América Latina, con el argumento de que no son sustentables y restan empleos en su país.

Edwards hizo campaña contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que desde 1994 está vigente entre Canadá, Estados Unidos y México, votó contra de acuerdos de preferencias comerciales con países de América Central, el Caribe y la zona andina, y también se opuso al libre comercio con Chile.

* Con aportes de Gustavo González (Chile), Patricia Grogg (Cuba), Humberto Márquez (Venezuela), Mario Osava (Brasil) y Marcela Valente (Argentina).