El triunfo electoral de Barack Obama, en la contienda presidencial de EEUU, tiene un significado muy importante para los diferentes sectores sociales que conforman el pueblo norteamericano, la elite dominante de ese país y para el mundo entero. Destacaría tres significados: En primer lugar, a partir de enero de 2009, la política exterior de Obama, […]
El triunfo electoral de Barack Obama, en la contienda presidencial de EEUU, tiene un significado muy importante para los diferentes sectores sociales que conforman el pueblo norteamericano, la elite dominante de ese país y para el mundo entero. Destacaría tres significados: En primer lugar, a partir de enero de 2009, la política exterior de Obama, sin cambiar los objetivos estratégicos de EEUU, descartará las iniciativas de los «halcones» militaristas e irresponsables del actual presidente Bush. En segundo lugar, el gobierno en Washington desarrollará un plan que garantice la recuperación de su economía, echando a los «neoliberales» mediocres de los pasillos del poder. Tanto lo primero como lo segundo tendrá un impacto significativo sobre los movimientos sociales de América latina. Los neoliberales, en toda la región, aliados ideológicos de Bush, tendrán que reexaminar sus posiciones.
Obama encontrará un continente dispuesto a negociar acuerdos económicos, siempre y cuando se respeten un conjunto de condiciones políticas que Bush (2001-2009) ignoró y Clinton (1993-2001) trató de pasar por alto. Entre las condiciones políticas se destaca el final del bloqueo de Cuba, el respeto de las instituciones democráticas (Venezuela, Bolivia y Ecuador) y la erradicación de la política militarista (Plan Colombia, Plan Mérida, IV Flota).
En tercer lugar, la Presidencia de Obama tendrá un impacto cultural que implicará enormes transformaciones en EEUU. El sólo hecho que llegue a la Casa Blanca un afro-norteamericano cuestiona la hegemonía del tipo ideal «anglo-sajón» (incluyendo la variante escocesa y holandesa) que proyecta una imagen fuerte en la tradición política norteamericana. La larga lista de Adams, Lincoln, Roosevelt, interrumpida por el católico-irlandés Kennedy, ahora es retada por el africano Obama.
La fractura es impresionante. En EEUU los católicos eran percibidos como viciosos, lujuriosos e idólatras. Igualmente, el «mainstream» anglo-sajón percibe lo africano como salvaje, traicionero y sometido (esclavo). Las percepciones han cambiado en el siglo XXI. El presidente de EEUU ahora se traslada al aeropuerto a recibir al Papa romano (cosa que no hace para ningún otro líder). ¿Qué efectos tendrá el legado de Obama sobre las percepciones del pueblo de EEUU con relación a Africa y los 40 millones de afro-americanos?
Hoy los negros en EEUU son una «minoría», es decir, diferentes e inferiores. ¿Se incorporarán al «mainstream» en el próximo futuro como lo hicieron hace pocas generaciones los irlandeses católicos, los ucranianos ortodoxos o los escandinavos luteranos?
Hay que recordar que en EEUU hay más de 40 millones de latinoamericanos y descendientes de latinoamericanos. Constituyen una «minoría» similar a los afro-norteamericanos. Son considerados diferentes e inferiores. Obviamente, esta concepción de «minoría» es una construcción muy hábilmente elaborada. Convence a negros y a latinoamericanos en EEUU que en realidad son diferentes e inferiores. Es la política del apartheid llevada a su nivel de máxima efectividad: Convierte a la l víctima en culpable por la sencilla razón de ser.
La Casa Blanca ha pasado por muchos altos y bajos en la historia de EEUU. Sin embargo, no cabe duda de que desde Franklin D. Roosevelt despachaba desde la Oficina Ovalada, es la oficina de mayor prestigio en ese país. Además, el presidente de EEUU ha adquirido, en la actualidad, poderes jamás soñados por los fundadores de la República norteamericana. Está en sus manos hacer la guerra contra «enemigos» que construye hábilmente manipulando los medios de comunicación. También ejecuta programas sociales diseñados para cooptar a millones de trabajadores y pequeños empresarios. El Presidente tiene poderes extraordinarios para orientar la economía, garantizando ganancias a los grandes empresarios norteamericanos y, de igual manera, del mundo entero.
Ese poder estará en manos de un afro-norteamericano a partir de enero de 2009. Todos los sectores sociales de EEUU y los habitantes del planeta estarán observando en forma cotidiana la figura de este político relativamente joven, carismático y audaz quien tomará las decisiones a nombre de la elite más poderosa del mundo. ¿Cambiará la imagen de los afro-norteamericanos en EEUU, construida por siglos de esclavitud, represión e injusticias?
Hay que analizar también el impacto que tendrá Obama sobre la política unilateral que introdujo Bush con sus guerras y sus políticas neoliberales extremas. El presidente electo dice que representa el cambio. Pronto sabremos si el discurso sobre el cambio tiene contenido o si se esfumará cuando ocupe la Casa Blanca.
– Marco A. Gandásegui, hijo, (Profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA)
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