Traducido por Silvia Arana para Rebelión
La masacre colectiva en Nueva Orleáns y la explosión del vehículo Cybertruck en Las Vegas se corresponden con un modelo preocupante que se repite entre los militares y veteranos de guerra de EE.UU.
Los dos hombres que realizaron los aparentes ataques terroristas el primero de enero -en Nueva Orleáns murieron 15 personas atropelladas por una camioneta en la celebración del Año Nuevo y en Las Vegas estalló un vehículo Tesla Cybertruck frente al Hotel Trump- tenían formación militar, informó el Pentágono.
En Estados Unidos, de 1990 a 2010, por año unas siete personas con experiencia militar cometieron crímenes extremistas. Desde 2011, ese número se incrementó a 45 por año, según datos de un nuevo informe compartido con The Intercept por Michael Jensen, director de investigaciones del National Consortium for the Study of Terrorism and Responses to Terrorism (START) de la Universidad de Maryland.
El servicio en las Fuerzas Armadas es también el factor individual que con mayor fuerza predice que una persona será «responsable de muerte a nivel masivo», drásticamente por encima de enfermedades mentales, según otro estudio realizado por los investigadores sobre muertes violentas masivas.
Desde 1990 hasta 2023, 730 individuos con experiencia militar en las Fuerzas Armadas estadounidenses cometieron actos criminales motivados por causas políticas, económicas, sociales o religiosas, según los datos del nuevo informe de START. De 1990 a 2022, conspiraciones violentas que lograron sus objetivos, cuyos perpetradores tenían conexiones con las Fuerzas Armadas de EE.UU. causaron 314 muertes y 1.978 lesiones -una parte significativa de estas cifras provienen de la bomba en el Edificio Federal Murrah.
En los ataques recientes, el FBI identificó a Shamsud-Din Jabbar (42 años) como el hombre que embistió con su camioneta a un grupo que celebraba el Año Nuevo en la calle Bourbon de Nueva Orleáns, el miércoles de mañana. Mató a, al menos, 15 personas e hirió a 35 más.
El Ejército de EE.UU. dijo que Jabbar fue especialista de recursos humanos y de tecnología de la información en esa institución, entre 2007 y 2020. Fue enviado a Afganistán desde febrero de 2009 hasta enero de 2010. Jabbar, quien tenía el grado de sargento hacia el fin de su carrera en el ejército, actuó «motivado» por la organización terrorista Estado Islámico, señaló Joe Biden en su discurso del miércoles por la noche. Agregó que en videos publicados en redes sociales antes del ataque, Jabbar habría indicado que sentía un «deseo de matar». El FBI dio que ellos no creían que el asesino había actuado solo y que la investigación seguía abierta.
Las agencias continúan investigando si el ataque terrorista en Nueva Orleáns está conectado con la explosión del Cybertruck en Las Vegas, en el que murió el atacante, Matthew Livelsberger y fueron heridos siete transeúntes. El Ejército de EE.UU. le dijo a The Intercept que el sargento mayor Livelsberger estuvo en servicio activo en el Ejército desde enero de 2006 hasta marzo de 2011, después prestó servicio en la Guardia Nacional desde marzo de 2011 hasta julio de 2012, y luego en la Reserva del Ejército desde julio de 2012 hasta diciembre del mismo año. Ese mismo mes, volvió al Ejército, como soldado de Operaciones Especiales del Ejército. Fue asignado en un Comando de Operaciones Especiales y seguía en servicio, aunque con licencia, en el momento de su muerte.
Durante el periodo de 1990 a 2022, 170 personas con experiencia en las Fuerzas Armadas estadounidenses, fueron responsables de 144 ataques terroristas que causaron múltiples muertes en Estados Unidos, dice el informe de START basado en el banco de datos de Perfiles de Radicalización de Individuos (PIRUS, por sus siglas en inglés), que incluye información sobre más de 3.000 personas que planearon ataques extremistas dentro del país. Estos militares y veteranos representan aproximadamente un cuarto de todas las personas que planearon ataques extremistas violentos con muertes masivas durante este periodo, superando su representación en la población de EE.UU.
Jensen y sus colegas llegaron a la conclusión de que, aunque el personal militar y los veteranos no son más propensos que la población en general a radicalizarse a un grado de violencia, cuando se radicalizan «pueden ser más propensos a planificar y cometer crímenes violentos con víctimas masivas y, por tanto, tienen un impacto enorme en la seguridad pública».
Los investigadores también determinaron que los individuos registrados «en PIRUS, con experiencia militar tienen 2,41 veces más probabilidades de ser clasificados como perpetradores de violencia con víctimas a nivel masivo que las personas sin experiencia militar». Esto significa que el servicio en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos representa el principal factor para predecir que una persona hará un atentado terrorista con víctimas a nivel masivo, por encima de tener problemas de salud mental, ser un delincuente solitario o tener antecedentes delictivos previos a la radicalización.
La mayoría de los responsables de crímenes en escala masiva con experiencia en las Fuerzas Armadas de EE.UU. registrados en PIRUS (73.5 %) estaban asociados con grupos o movimientos de extrema derecha del país. Aproximadamente un 15 % (24 personas) estaban motivados o conectados con grupos extremistas musulmanes en el extranjero, como Al Qaeda y afiliados a esta (9 personas) o el Estado Islámico o ISIS (13 individuos).
Fuentes de los organismos de seguridad confirmaron a medios locales que el Tesla Cybertruck usado como explosivo fue alquilado en Turo, el mismo servicio de alquiler de vehículos que fue usado para el ataque en Nueva Orleáns. Jabbar usó la aplicación Turo para alquilar la camioneta (pick up) Ford empleada en el ataque.
Tanto Livelsberger como Jabbar pasaron tiempo en la base militar anteriormente conocida como Fort Bragg y ahora llamada Fort Liberty, una enorme guarnición del Ejército en Carolina del Norte que alberga a diversas unidades de Operaciones Especiales de esta fuerza. Sin embargo, parece que no compartieron tareas en dicha base militar.
Fort Liberty es una base militar con una historia excepcionalmente preocupante. Por ejemplo, uno de los hallazgos de la investigación dice que 109 soldados que estuvieron en esa base murieron entre 2020 y 2021. 96 % de esas muertes ocurrieron en el país. Menos de 20 % fueron por causas naturales. El resto de los fallecimientos de soldados fueron evitables: muertes misteriosas o sin explicación, homicidios y docenas de muerte por sobredosis.
Un 76 % de los 170 criminales con experiencia militar y cuyas acciones cobraron víctimas masivas que están registrados en PIRUS prestaron servicio en el Ejército. Estos soldados y veteranos representan más de la mitad (52.4 %) de todos los individuos afiliados al Ejército en los datos recogidos; esto es la razón (ratio) más alta de víctimas masivas con respecto a crímenes no masivos para una rama de las Fuerzas Armadas. En comparación, 32 % de los individuos representados en el banco de datos para la Marina fueron responsables de muertes masivas.
«El Ejército es una vasta organización con todo tipo de personas y todo tipo de entrenamiento y experiencias», advierte Joel A. Dvoskin, un psicólogo clínico y forense con especialidad en comportamientos violentos, quien advirtió sobre los riesgos de sacar conclusiones sobre la relación entre los ataques y la experiencia militar de los atacantes. Señaló que los datos solo deberían ser usados con fines útiles, como facilitar la transición de la vida militar a la vida civil.
Fuente: https://theintercept.com/2025/01/02/military-veterans-extremism-attack-new-orleans-vegas/
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