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El caso de Marzieh Hashem

El silencio de los corderos

Fuentes: Counterpunch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

 

 

Dibujo de Nathaniel St. Clair

A raíz de la protesta después del secuestro y asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, en un país extranjero y bajo la directiva de un príncipe heredero, se podría pensar que el límite para condenar la detención de un periodista estadounidense en los Estados Unidos sin cargos ni juicio sería bastante bajo. Desafortunadamente, ha demostrado ser casi insuperable.

Marzieh Hashemi, ciudadana estadounidense y presentadora de la estación de noticias de Irán en idioma inglés PressTV, estuvo detenida en estas circunstancias durante 10 días, poco después de su llegada al aeropuerto internacional de St. Louis Lambert el 12 de enero para trabajar en un documental sobre el movimiento Black Lives Matter. Finalmente fue liberada, también sin cargos, el miércoles 23 de enero.

Supuestamente Hashemi fue presunta testigo material en una investigación aún no especificada. Se vio obligada a quitarse el velo y le ofrecieron carne de cerdo para comer, ambos en contra de los principios de su religión, antes de ser trasladada a Washington, DC a un lugar desconocido.

La respuesta silenciosa de aquellas organizaciones cuyo propósito principal es defender las libertades de prensa y los derechos humanos y estar en contra la intolerancia religiosa fue bastante cuestionable.

El Comité para la Protección de los Periodistas «expresó preocupación» en su declaración sobre la situación, pero al mismo tiempo consideró necesario agregar que «Irán encarcela rutinariamente a los periodistas» como si fuera un pretexto para que Estados Unidos haga lo mismo.

El Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas (CAIR), la autoproclamada organización de defensa de los derechos civiles de los musulmanes en los Estados Unidos, pidió al Departamento de Justicia que simplemente «explique» por qué una ciudadana estadounidense que vive en Irán fue privada de sus derechos religiosos y del debido proceso. De hecho, el director ejecutivo nacional de CAIR pidió educadamente a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que «aclararan» el asunto solamente.

El encarcelamiento de Hashemi no se encontraba en la página de actividades de Reporteros sin Fronteras. Incluso la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos estaba aparentemente muda en el caso a pesar de su sobresaliente artículo «¿Sin cargos? ¿Sin juicios? No hay justicia» sobre la detención indefinida.

El FBI y los funcionarios federales confirmaron que Hasehemi no estaba acusada ni tenía algún cargo por delito, aunque se dice poco más. El hecho de que un testigo pueda ser retenido si se considera un riesgo de fuga, que no está dispuesto a responder a una citación o a declarar en un proceso penal de vital importancia se debate más adecuadamente en los círculos legales (no importa que la gran cantidad de expertos legales aparezcan rutinariamente en los diversos canales de noticias por cable de Estados Unidos en los que no se ha dicho nada sobre Hashemi, pero se tuvo tiempo de hablar extensamente sobre la prohibición de que Jim Acosta de la CNN, esté presente en las reuniones informativas de la Casa Blanca. Sin embargo, las circunstancias de la detención de Hashemi, que está empleada por un canal de televisión iraní y en el contexto de la retórica belicosa adoptada por el Secretario de Estado Mike Pompeo y el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton contra Irán, hizo su confinamiento más que sospechoso.

Independientemente de las ramificaciones legales y el precedente establecido, el silencio de los grupos y organizaciones con respecto a sus malos tratos y custodia abre un riesgo igualmente peligroso. Destaca el poco coraje que se necesita para condenar las atrocidades cometidas en el extranjero por gobiernos extranjeros, pero el maltrato a un periodista estadounidense en territorio nacional por parte de las autoridades estadounidenses quedará sin verificar.

Es esta respuesta hipócrita, tímida y a medias lo que requiere una «explicación» y una «aclaración» para todos nosotros.

Rannie Amiri es una comentarista independiente sobre asuntos de Medio Oriente .

Fuente: https://www.counterpunch.org/2019/01/25/silence-of-the-lambs-the-case-of-marzieh-hashemi/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.